Capitulo 18

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Margaret

-Esto es sin dudas un problema, él quiere adelantar la fecha de matrimonio y tú, definitivamente quieres atrasarla- Concluyó mi amiga, cuando acabó de leer la misiva.

-Eso lo sé Isadora, pero es un grave problema, no tengo tiempo de pensar en nada para que no ocurra esta desagradable unión- Y era cierto, me repuganaba siquiera pensar en Lord Emercy y yo, casados- Cada vez que me envía una carta yo siento esa extraña sensación tan poco grata que me provoca su presencia.

-Está claro que será complicado. Pues... dile a tu tía- Sugiere ella.
Yo álzo una ceja, mi tía no sería de mucha ayuda en una situación así, sería uno de mis últimos pundonorosos recursos.

-¿Acaso te olvidas que ella está encantada con Lord Henry? ¿Olvidas que no apoya las ideas que tengo y que aunque sé que me quiere, en este caso me echaría hacía el lobo?- No podía pedirle ayuda a mi tía y eso era definitivo y que quedase demostrado que, el lobo era claramente, Lord Henry.

-Eso es cierto... ¿por qué este repentino apuro por el matrimonio?¿tú le dijiste algo sobre eso?- Me pregunta Isadora. Pero por supuesto que no. Lo que menos quiero es casarme con ese hombre y no querría adelantar nada, ni darle razones para hacerlo.

-No lo hice, jamás lo haría pues es lo que menos quiero. Pero en eso tienes razón, ¡¿Qué sucedió para que quiera casarse de repente?! O mucho mejor, ¿qué motivos tiene?- Me pregunté en voz alta.

Puse mi dedo índice sobre mi barbilla.

-Pero no me has contado sobre tu cena con Jhon Gladow- ¡Eso era cierto! No le había mencionado nada.

-Bueno... la verdad es que no sé, cenamos, desde el primer momento que lo ví en la tertulia me desconcertó lo apuesto que era,pero yo permanecí muy segura. En la cena no pasó mucho, me contó algunas cosas y yo también lo hice, nada concreto en realidad. Él se irá en un barco en varios días, pero volverá, claro, y no sé que pasará cuando eso pase-Expliqué, miré a mi amiga y como ella no contestaba, decidí continuar.

-Y creo que... siento algo por él-Concluí ruborizándome.
Isadora me sonrió.

-Eso es el amor amiga- Dijo sonríendo,¿eso era? ¿podía ser amor?

Pero yo no podía enamorarme, estaba comprometida, aunque no me gustara mi prometido...
¡Al diablo! Si lo amaba, lo amaba. Henry no tenía nada que ver con esto, él no me agradaba en lo más mínimo y no podía intervenir.

En fin, como se decía, "En la virtud se encuentra el poder de amar".
Y Henry podía irse al infierno.

***
Adrianne

Días después de la muerte de mi hija, lloré desconsoladamente. Podrían haberse sacado mis lagrimales con tanta facilidad...
Tan solo me quedaba en la casa atestiguada de recuerdos breves.
La sepulté en un pequeño cementerio viejo y ruinoso, donde descendía la gente pobre y de clase media. Aunque claro, hasta había cementerios de acuerdo a la clase y hasta morir conllevaba la lucha de esas clases. Indecorosa, por cierto.

Por esos días, había estado pensando que si Henry hubiera reconocido a Marie como su hija, quizá ella podría haber sido enterrada en el cementerio exclusivo donde eran enterrados los miembros de familias ricas e importantes. Cada Mansión tenía uno. Henry también lo tenía, por supuesto; era una especie de panteón ubicado justo al lado del jardín, había pasado muchas veces por allí, para protejer las sepulturas, se levantaba una especie de muro de piedra con detalles de bronce y plata dándole un toque de sofisticación aunque dudaba que los muertos las necesitasen. Allí había majestuosas estatuas de ángeles salvadores y lápidas de piedra, siempre adornadas por las flores más bonitas y coloridas, en aquél sitio se había enterrado a Lady y Lord Emercy, los padres de Henry, como así sus tíos, abuelos y algunos primos, todos pertenecientes a la misma familia, al mismo linaje, por tener el mismo apellido.

Entre Amores y Corsarios // Serie Lodwig #3Where stories live. Discover now