Clausura-Repugnancia V

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-Le voy a matar- dice Jorge, mientras su rostro se torna pálido y muestra una expresión de derrota

-¿A quién?- me limito a decir yo. No siento pena alguna por él. Él representa la rigidez de la sociedad, justicia inflexible. No hay espacio para moralidad o justicia ‘poética’ en su pequeña, inflexible mente.

-Anthony-

Un gran favor sin duda alguna. Pero eres un cobarde

Como ve que no le digo nada, toma esto como una iniciativa para seguir hablando.-El muy gilipollas espió las cuentas de Eric Douglass sin ninguna orden de permiso para hacerlo. ¡No tenemos ningún permiso para espiar ninguna de las cuentas que el muy cabrón espió! ¡Y ahora quieren ver el permiso y no lo tenemos y esto puede costarle muy caro a este caso! Lo último que nos queda para evitar la viniente catástrofe es que Clarissa Gallagher coopere, de esta forma se puede decir que ella nos dio el permiso para ver sus cuentas y nos contó el resto de la historia, ya que de seguro que Anne Douglass habrá sido manipulada por su marido para no decir nada, por mucho que estuviese obsesionada con su hija…-

Anastasia aparece de pronto a mi lado, junto con Anthony. Jorge no tarda en arrastrarle a su despacho y me quedo con Anastasia a solas.

-Te noto algo tenso- me menciona como de pasada, aunque sus palabras han sido vocalizadas de forma tensa y lenta como para ser casuales.

No sé qué es lo que me intenta decir, ni porque sus palabras me ponen todavía más nervioso de lo que me encuentro, pero impulsado por la necesidad de recuperar la pérdida del control algo en mi se enciende. Todo el enfado reprimido, tensión y miedos salen a relucir en mi rostro. ¿Cómo lo sé?, por la forma en la que mi mandíbula se tensa y la necesidad de apretar su garganta reflejada en mis cerrados puños.

Avanzo hasta posicionarme delante de ella. Me inclino cerca suyo, quitándole el poco espacio de confort que le queda. Mi rostro muy cerca del suyo. Ahora miedo y tensión en sus ojos y hombros. Le sonrió mostrándole mis dientes, con seguridad.

-¿Qué es lo que quieres de mi, Anastasia?

Su piel olivácea se ve manchada por maquillaje y sudor.

Tú me repugnas.

Su boca tiembla hasta que una dudosa sonrisa se forma. –Bueno soy psicóloga, tengo cierta atracción, mejor dicho, curiosidad por la gente- Algo se forma en mi garganta, pánico, angustia.

Estoy enfermo. Soy débil.

Intento camuflar la ansiedad de mi ser extendiendo todavía más mi sonrisa.- ¿Sientes curiosidad por mi?- Me inclino hacia su oreja.- ¿En qué nivel medico?

Anastasia se ríe y sube sus manos por mi pecho.

Una sensación de repugnancia me invade ante su tacto. Repulsión se extiende a modo de estremecimiento por mi cuerpo por lo que agarro sus manos y se las sujeto juntas.

Repulsión y pánico se instalan en mi estomago y garganta. Se me cierran los pulmones y no puedo respirar, me alejo de Anastasia que me mira inquisitivamente.

Le dirijo una mirada feroz.

La curiosidad mató al gato Anastasia.

Anastasia aparta su mirada y yo le doy la espalda.

Me duelen los pulmones, no hay aire. No hay aire.

Débil. Débil.

-¿Y qué le pasa al especial este?- Anthony se acerca a Anastasia y le mira como si hubiese dicho algo digno de admiración o risa.

La muñeca de porcelanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora