Respiraciones

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Me despierto sobresaltado al oír los pitidos de la alarma, con una mano todavía medio dormida intento apagar el despertador, para mi frustración tardo bastante y acabo haciendo uso de las dos manos. Me levanto a regañadientes al encontrarme de frente con la rutina de la semana y me visto como de habitual; un camisa, unos pantalones de pana y zapatos de vestir gastados.

En la cocina no encuentro a María por ningún lado, por lo que miro el reloj de la pared para comprobar si sigue en casa, el reloj marca una hora temprana por lo que debe estar arriba, comienzo a desayunar y enciendo la tele.

Justo cuando el café acaba de hacerse, el programa que estaba viendo se corta para dar paso a las noticias. Observo con atención la pantalla pues la reportera de la pantalla parece agitada, es entonces cuando me fijo en lo que la rodea. 

Es mi parque, el parque del lago, donde esta mis muñecas de ojos verdes. El lago está rodeado de coches de policía y hay un largo cordón policial.

Mi corazón comienza a latir rápidamente, no, pienso, no puede ser, oh no por favor, me entran ganas de reír histéricamente, de romper algo, pero no me lo puedo permitir porque María baja por las escaleras. Es entonces cuando finjo estabilidad y aclaro mi mente para escuchar la noticia.

La reportera habla de cómo se ha encontrado el cadáver, al parecer unos ingleses borrachos se metieron en el lago y vieron en las profundidades a la niña. Observo como María se estremece y comienza a hablar, no puedo evitar que se me desenfoque la vista y no llego a procesar que es lo que me está diciendo.

Esto no tendría que estar ocurriendo así, no, el lago se tenía que congelar y nadie descubriría su cadáver hasta el verano, cuando ya habría cumplido gran parte de mi misión y quizá ya ni me encontraría aquí.

María deja de hablar y se despide de mí con un beso. No he escuchado nada de lo que me ha dicho ¿Y si me ha dicho algo importante?, bueno no importa, eso ahora no importa. Porque han descubierto su cadáver, pueden descubrir como llegué a ella.

El estomago me pesa y tengo ganas de vomitar, pero aun así decido ir al trabajo, no puedo levantar sospechas.

Cuando voy a apagar la televisión un policía sale hablando de como el cadáver está pegado por la mano a una muñeca idéntica de porcelana, explica como es evidente que esto podría ser la firma de un asesino en serie, pero que se tendrán que cometer dos asesinatos más, idénticos a este, para ser considerado un asesino en serie.

Un asesino en serie dice, si supiese, tan solo si supiese. Comienzo a reír nerviosamente y acabo por romper la taza del café al estrellarla contra el suelo.





En el trabajo, como era de esperar, me hacen cubrir la noticia del asesinato de mi muñeca, pero antes de salir para entrevistar a los padres, Enrique se me acerca.
-Buenas noticias Lucas, tu reportaje ha sido un bombazo, ha sido acogido por el público muy bien, al margen de las diferencias de opiniones hemos vendido mucho, incluso un par de psicólogos quieren hacer un estudio de lo que escribiste.-me da una palmada en la espalda y prosigue -por lo que he pensado que te interesaría saber que quiero darte una columna semanal en cuento a la mente y la psicología se refiere, sé que no eres un experto, y probablemente no has estudiado nada al respecto, pero tus opiniones son buenas, discutibles supongo, pero buenas, y al publico parece gustarle.

Asiento y le doy las gracias, por un lado es una buena oportunidad para hacerle a la gente entender por qué están ocurriendo todas estas cosas, pero no puedo evitar molestarme ante que Enrique haya dicho que son discutibles mis ideas y que no todo el público está de acuerdo conmigo. 

Me dirijo a la dirección que tengo apuntada en una hoja de papel, es la mansión de los padres de mi muñeca, los cuales conozco de unos días en la playa. Los padres de Victoria y yo nos conocemos de una vez que llevé a María a la playa. Ellos estaban allí también, y cuando se les voló la sombrilla yo se la recogí y devolví, es entonces cuando vi a la niña y decidí hacerme amigo de los padres.

Llego a la casa llena de reporteros de periódicos y televisión y decido llamarles al móvil, utilizando así mi "amistad" con ellos aun más. Isabel, la madre contesta al móvil, y tras unos segundos de conversación falsa en la que finjo interesarme por ella y reconfortarla me permite hacerle una entrevista, aunque tendrá que ser sin su marido.



Una vez en la mansión comienzo a hacerle preguntas rutinarias, al rato se desmorona y comienza a llorar diciendo que no puede hacerlo, finjo sentir compasión hacia ella y al rato me marcho. Cuando salgo por la puerta, Daniel, su hijo mayor esta en el jardín tirando fuera a los reporteros y curiosos con agresividad. Decido andar más rápido.


En el periódico le enseño a Enrique la poca información que tengo, decide que no es mucho y se la da a un compañero para que haga un articulo estándar, me deja irme antes a casa porque a partir de ahora, todos los miércoles haré mi columna semanal para el periódico de los jueves.




Mientras estoy en el coche, sin ninguna distracción, me encuentro a solas con mis agresivos pensamientos, los cuales parecen estar en estado de pánico y shock al recordarme que ahora que han descubierto el cadáver podrían ir a por mí en cualquier momento. Es en este estado irracional en el que me encuentro que hace que me dirija al colegio de Amparo. 

Tengo que acabar el trabajo más rápido, mi mente me apremia, por lo que en un intento desesperado de hacerlo, una vez en la puerta del colegio llamo por el teléfono al colegio para decirle que soy el padre de Amparo y que por razones familiares la niña debe esperar en la puerta del colegio a que la recoja. No sé si es por el sonido desesperado de mi voz, o porque la secretaria del colegio es tonta, pero me dice que así se hará, y al poco rato Amparo aparece en la puerta del colegio sola.

-Hola Amparo, cariño- Amparo viene corriendo hacia mí al reconocerme 

-Hola- me responde con una sonrisa.

-He venido a llevarte a casa, porque la mamá no puede llevarte- le digo dulcemente

-¿Y mi papá?

-Está trabajando.

Asiente y comienza a andar a mi lado, se mete en el coche y acelero con fuerza.

Como es de esperar, la niña no se da cuenta de que no la estoy llevando a casa, si no a una pequeña casa de madera, antiguamente destinada a la caza. 

Aparco el coche al llegar al lugar, y saco a Amparo del coche, la cual comienza a hacerme preguntas, que ignoro. 

Para de andar por la que la cojo en brazos y comienzo a llevarla a la fuerza a la casa. La niña ve que está ocurriendo algo malo, y se pone a patalear y chillar, no me importa, nadie la va a oír. 

Una vez en la casa, todo ocurre muy rápido, la dejo en la mesa, agarro una bolsa de plástico y se la pongo en la cabeza. La niña se resiste, pero yo soy el doble de fuerte, Tiro de la bolsa hacia atrás, se le pega en la cara y se le hace más difícil de respirar. Luego cierro una mano mía en torno a su blanco cuello y aprieto.

-No es nada personal-le digo- es solo lo que eres, lo siento, tengo que arreglarlo.

Y con esto aprieto mi mano fuerte hasta que la niña deja de respirar, es entonces cuando compruebo su pulso, el cual no encuentro. Como mi mano estaba encima del plástico de la bolsa no tengo que preocuparme de mucho, dejo a la niña en la mesa y subo al piso de arriba. 

Entro en la tercera habitación, y observo los estantes llenos de muñecas de porcelanas calvas, desnudas y con las cuencas de los ojos vacías. Cojo una muñeca y salgo de la habitación para entrar en la de al lado. La habitación está llena de pelo para muñecas y ojos de colores, cojo una peluca marrón, lisa y corta y unos ojos del color de los de Amparo. Tras esto busco el pegamento y comienzo a montar la muñeca.

Cuando acabo, visto a la muñeca con un vestido azul. Bajo al piso de abajo donde se encuentra Amparo. La desnudo y la visto con el mismo vestido azul, quemo la ropa del uniforma y por ultimo pego la mano de Amparo a la de la muñeca.

Llevo a Amparo al coche, y abandono el lugar para conducirme a un parque vacío. Observo que no haya nadie en los alrededores y dejo el cadáver de Amparo en uno de los columpios del parque.

Ya han encontrado el primer cadáver, no pienso tener miedo, no me voy a esconder, lo hago por una buena razón. Voy a ser fuerte. 

Y con estos pensamientos abandono el lugar y el cadáver y me dirijo a casa...

La muñeca de porcelanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora