Punto y final.

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Jueves.

(Ruth)

Ayer Eric casi muere. Puto Jacobo, que coño hace metiéndose en su vida. Lo odia ahora mismo, no entiendo el por qué de que se oponga tanto, así como tampoco entiende el por qué de que Eric no haya hecho nada, es decir, ni siquiera se le encaró, lo cual no es habitual en él. No se han visto desde el incidente, pero ahora Jacobo está sentado justo enfrente suya, esperando a que alguno de ellos diga la primera palabra. Y es Jaco.

- Es que no lo entiendo. ¿¡Cómo ha podido pasar!? ¡Os odiabais!

- Pero ya no, creo que está bastante claro.  - responde la chica bordemente.

- Deberías acabar con eso, ese chico no es para ti. - ella rueda los ojos.

- No me da la gana. Le quiero. Es el amor de mi vida.

- No puedes quererlo. A veces las personas no llegamos a tener al amor de nuestras vidas. A veces se necesitan sacrificar cosas para poder tener otras. Estás en una encrucijada, y todo iría bien si tus padres no se enteraran, pero lo harán. Tarde o temprano lo harán. Y por eso necesitas decidir cuales son tus prioridades: o el chico de enfrente, o a tus padres. - lo dice muy serio.

- ¿Y qué tal si elijo que te vayas a la mierda? Cada vez te pareces más a mamá... - dice con desdén la chica.

Jacobo se levanta enfadado y se pasa las manos por el pelo frenéticamente. 

- ¡Que terca eres joder! - grita. - Me largo, me voy a dar una vuelta a ver si me olvido de esta mierda. ¡Solo problemas! ¡Vengo a ver a mi puta hermana y me encuentro con eso! ¡Otra vez no, joder!

Sale de la habitación dando un portazo, y de allí a unos minutos, escucha la puerta principal cerrarse con un fuerte portazo también. Por qué todo tiene que ser tan complicado, joder...

(Eric)

Esta en el salón de casa de sus padres, que no se encuentran dado que han ido a ver a los hermanos de mi madre, no volverán en un par de semanas. No para de darle vueltas a lo que ha pasado hoy, se siente fatal. Le duele la cara debido a los bofetones que Jacobo le dio, menos mal que Jaco no era una persona dada a tener peleas... Su timbre suena sobresaltándolo. Se levanta y baja las escaleras de dos en dos, camina hacia la puerta y la abre. Se sorprende al ver a Jacobo delante de su casa. Se adentra sin el chico le de permiso y se sienta en una butaca de su casa.

- Siéntate. - ordena Jacobo, Eric acata las ordenes.

- ¿Qué quieres? - pregunta el chico.

- Que dejes a mi hermana.

- Ya... ten por seguro que lo haré. - responde con ironía.

- Hazlo, o se lo contaré a mis padres, y a los tuyos. A tu madre le dará igual, pero no sé que opinará tu padre.

Eric abre lo ojos como platos, lo está amenazando. Jaco prosigue con su discurso.

- Si en el fondo sabes que es lo mejor. Para los dos. Si de verdad la quieres como dices, déjala. No es para ti. Es una chica buena, dulce, estudiosa, pura e inocente, y tú... tú eres un Durán. No es que no debáis estar juntos, es que no podéis. Es un suicidio, os matarán cuando se enteren, y créeme, aunque yo no se lo diga, se enterarán, y no quiero saber que le harían a Ruth si se enteraran...

- Y, ¿por qué no intentas convencerla a ella, y no a mí? A ella la conoces mejor, no sabes como soy yo.

- Eres como tu hermana Emma. No te hagas el tonto, sé que sabes que estuvimos juntos durante nuestra adolescencia, pero ahora no estamos hablando de eso. - se frota los ojos, nervioso y enfurecido. - Déjala, porque creo que de verdad la quieres, y lo único que vas a conseguir es hacerle daño. Olvídate de Ruth, pero hazlo por ella. Yo solo te lo aconsejo, pero también te digo que si mañana ella sigue siendo tu chica, se lo diré a su madre, aunque me duela presenciar el castigo que le pondrán... No se te ocurra decirle que he venido yo, la hundiría aún más. Sé que harás lo correcto.

The Outsider. (El rebelde)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora