❝Es intentando lo imposible como se realiza lo posible❞
-Henri Barbusse
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Harley, al igual que los demás, llevaba encima una sábana cubierta de sangre e intestinos de infectado. Debía reconocer que los infectados siempre habían apestado, pero estar bañada en entrañas de éstos era incluso más desagradable, de un modo que ella jamás habría podido imaginar.
Al principio cuando aquel olor inundó sus fosas nasales sintió su estómago revolverse y quejarse ante aquella sensación. Sin embargo, apretó con fuerza los labios creando una fila línea con ellos y cogió la mano de Carl y de Jessie para comenzar a andar junto a ellos.
Habían decidido hacer una cadena en la que todos estuviesen unidos a otro, pues era la única manera de no separarse y de poder mantenerse unidos.
Para la mayoría de los que conformaban aquella cadena humana, aquel era casi un acto de fe ciega.
Habían creído a Rick cuando les había dicho que aquello funcionaría (aunque algunos lo hicieron más que otros) y se tiraron a ciegas cuando comenzaron a salir de la casa y a caminar al lado de los muertos.
Éstos gruñían a centímetros de la cara de los vivos y se rozaban buscando algo de comida que poder llevarse a la boca.
Los infectados andaban con lentitud, moviendo la cabeza en varias direcciones pues, aunque conseguían oler algo, no eran capaces de identificar qué era ni de dónde provenía.
Era por ello que, aunque el grupo había conseguido camuflarse, los infectados seguían algo agitados y acumulados en aquel lugar.
Por ello, todos se mantuvieron en completo silencio, apretando con fuerza las manos de los que se encontraban a su lado y obligándose a seguir el paso de los demás para poder salir de allí a salvo.
Con cuidado y algo nerviosos, consiguieron salir del cúmulo central que se había creado y quedar algo apartados, lo suficiente como para no tenerlos frente a ellos.
―Tenemos que cambiar de plan ―dijo entonces Rick, casi sin aliento―. Están demasiado dispersos y las bengalas no conseguirán atraerlos a todos.
