17 ¿Cabeza o Corazón?

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Como era de esperar, Yamilé se enfadó muchísimo al enterarse de que volvía a ser amiga de Alejandro.

-        ¿Cómo puedes hacer semejante estupidez? -preguntó incrédula- ¿Ya has olvidado todo lo que ha pasado? ¿Te ha dicho al menos por qué ha venido a Cartagena? ¡Porque fue siguiéndome a mí, diga lo que él diga! Y seguro que no habéis hablado nada de eso –negué con la cabeza-. ¡Eres increíble!

Traté de hacer que me comprendiera, pero estaba demasiado enfadada como para que nada entrara en su cabeza, así que desistí. Lo intentaría cuando estuviera calmada. Sin embargo, no parecía que eso fuese a ocurrir ese día, y de camino a casa lo único que hizo fue repetirme todas las múltiples razones por las que no debía estar con él. Lo que más me molestaba era que sabía que tenía razón, pero también el hecho de que fuera incapaz de comprenderme.

-        ¿Estás bien?-me preguntó Alex en cuanto vino a mi casa esa misma tarde.

-        No demasiado –contesté-. Hoy he hablado con Yamilé.

-        No ve bien que volvamos a ser amigos, ¿verdad? –como es lógico, él sabía que Yamilé no lo soportaba.

-        No le faltan motivos -la defendí.

-        Puede ser, pero ella no tiene por qué decirte lo que tienes o no que hacer.

-        Ya, pero nos hemos hecho muy amigas, y no me gusta que ahora se enfade conmigo.

-        Si de verdad sois muy amigas, se le pasará -aseguró despreocupado-. Al fin y al cabo, no le has hecho nada a ella concretamente, así que no hay nada de lo que debas disculparte.

Alex continuó tratando de animarme hasta que lo consiguió. Pasamos una tranquila tarde tanto Sac, como él y yo. Pero el resto de días no hubo una gran mejora con respecto a Yamilé. Ella seguía muy ofendida, y en los recreos apenas hablábamos, sólo cuando íbamos juntas en las bicis a casa, pero ella no daba su brazo a torcer.

-        Es que no puedo entenderte, en serio. Va con dos asesinos, ¡su mismo padre lo es! Y tú te haces su amiga…

-        ¡Él no es un asesino! Eso es lo que importa, y, ¿de qué manera podrá ver que debe alejarse de esa gente si no tiene a nadie aparte de ellos?

-        Si no quisiera estar con ellos, ¡se iría! Ya tiene 20 años, Diana, no es un niño. Está con ellos porque le da la gana.

-        O por costumbre. ¡No lo sabemos!

Tras muchas discusiones por el estilo, llegamos a la conclusión de que jamás nos pondríamos de acuerdo, así que decidimos dejar de discutir el asunto. Alejandro se convirtió, de nuevo, en un tema tabú entre nosotras, y a partir de ese momento, no volvimos a nombrarle. Las tardes en las que quedaba con él o él venía a mi casa, no quedaba con Yamilé, por lo que terminé sintiéndome en medio de dos bandos.

-        “Es verdad; pues reprimamos esta fiera condición, esta furia, esa ambición por si alguna vez soñamos. Y sí haremos, pues estamos en mundo tan singular, que el vivir sólo es soñar.”- recité del libro “La Vida es Sueño” del que tenía un examen pronto. Alex estaba conmigo para ayudarme-. En todo este diálogo de Segismundo está la enseñanza que Calderón quería transmitir, así que estoy segura que esto entra en el examen.

-        Tiene toda la pinta -afirmó él-. “Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso que recibe prestado, en el viendo escribe, y en cenizas le convierte la muerte (¡desdicha fuerte!); ¡que hay quien intente reinar, viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte!”- finalizó-. Trágico, pero real.

El Principio del Fin (libro 0 de la saga La Orden del Sol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora