El Principio del Fin (libro 0 de la saga La Orden del Sol)

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Durante unos cuantos segundos el silencio reinó en la sala, hasta que Yamilé lo rompió con algo parecido a una risa.

-        ¿Te estás quedando con nosotras?

Alejandro no apartó la mirada de mí ni yo de él, ambos tratábamos de ver más allá del otro. Por algún motivo, su respuesta no me causó un gran impacto, por alguna razón esa respuesta juntó algunas piezas de mi rompecabezas. Yamilé, en cambio, no parecía ver las cosas como yo, y nos miró a ambos alternativamente esperando que alguien riera, o bien, que explicara algo.

-        En la visita de inauguración Hugo les ofreció convertirlos, ¿verdad? –cuando él asintió continué-. Pero los que rechazaron hacerlo, ¿cómo es posible que no dijeran nada a nadie?

-        Porque lo olvidaron. ¿No recuerdas lo que te dije en Halloween?

-        Que los vampiros son capaces de hipnotizar a la gente -musité yendo a ese día en el que él iba disfrazado de vampiro, me parecía un día muy lejano en ese momento.

-        Pueden introducirse en la mente de las personas, de influenciarlas, de hacerles olvidar recuerdos recientes, de manipularlas en su beneficio, de sacar lo peor de ellas mismas…

-        ¡Parad!-interrumpió Yamilé-. ¿De qué estáis hablando? Porque es imposible que habléis de vampiros reales, ¿verdad?- fue a mí a quién miró al formular la pregunta.

-        Creo que sí -respondí.

Mi amiga me contempló incrédula y desvió la mirada a Alejandro.

-        No me lo creo.

-        Mejor para ti -replicó el chico.

-        Pero, ¿por qué quiere Hugo convencer a la gente de que se conviertan? –miles de preguntas se agolparon en mi cabeza de pronto.

-        Porque a diferencia de lo que popularmente se cree, para convertirse en vampiro hace falta preparación previa, no es hacer beber la sangre de dicho vampiro y morir simplemente, ya que no todas las personas sobreviven a eso, no todas se convierten. Para asegurarse de que sí lo hagan hay un entrenamiento especial que dura unos siete meses como mínimo.

-        Que es el tiempo que la Mansión de las Sombras va a estar en Cartagena, ¿no?

El chico asintió con la cabeza. Su rostro continuaba siendo muy serio y apenas lo reconocí como el muchacho que pasó conmigo y mi familia la Navidad.

-        Todo lo que dices no son más que estupideces -murmuró Yamilé negando con la cabeza-, no puedes estar creyéndote lo que dice, ¿verdad?-me preguntó ahora a mí.

-        Yamilé, es por eso que Hugo estaba bebiendo sangre de ese hombre, es por eso que tenía los ojos rojos, es por eso por lo que tanto Elena como Virginia van creyéndose superiores al resto y por lo que cambiaron con Marta -quería explicarle lo de mi sueño también, pero no estando Alejandro delante-. Parece increíble, pero sé que es así.

Los ojos de mi amiga eran muy grandes en ese momento, pero no dijo nada más.

-        ¿Y qué dijiste que era Gregorio? –continué con mi interrogatorio.

-        Un vamp-lobo.

-        ¿Un qué?-insistí sin haber entendido.

-        Un vamp-lobo –repitió-. Es decir, un vampiro que fue mordido por un licántropo, eso es lo que le permite salir a la luz del sol.