7 ¿Sueño o Realidad?

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-        ¡Qué fuerte! ¡La poli! ¡La policía está en nuestra calle! ¡También hay ambulancias! ¡Alguien la ha palmao!

Los estridentes gritos de mi hermano fueron el despertador de aquella mañana; al principio no entendí lo que decía, pero, al cabo de unos segundos, un frío glacial atravesó mi cuerpo al comprender el significado de sus palabras, y lo que eso podría suponer.

-        ¡Calla, por Dios! ¡Vas a despertar a toda Cartagena!-exclamó mi madre con voz somnolienta.

-        ¡Venid a asomaros!-continuó impertérrito Sac- ¡Están poniendo un cordón policial! ¡Creo que también hay periodistas! ¡Ya veo el cadáver!

Salimos los tres al balcón y vi, con horror, cómo tapaban el cuerpo sin vida de una mujer mayor y la metían en una ambulancia. No pude apreciar bien el aspecto del cuerpo, pero tampoco me hizo falta, sabía que era la mujer con la que había soñado esa noche, lo supe en cuanto escuché los gritos de mi hermano.

-        ¿Quién habrá matado a una pobre anciana?-preguntó horrorizada mi madre.

Un temblor recorrió mi cuerpo al recordar al atacante de mi sueño.

-        Algún drogadicto que buscaba dinero -supuso mi padre.

-        ¡Qué fuerte…!-murmuró Sac aún alucinando.

-        Bueno, venga, todos dentro, que se nos va a hacer tarde -ordenó de pronto mi padre.

Fui derecha a mi habitación mientras mi madre hacía el desayuno, me vestí a lo zombi sin darme cuenta ni de lo que me ponía. Me puse a hacer la cama y entre las sábanas descubrí a la pequeña bola de pelo que no se había inmutado ante el jaleo de fuera, recordé entonces que tenía que buscarle dueño y me sentí repentinamente cansada; no quería salir y enfrentarme al mundo, habría preferido tumbarme de nuevo y dormir hasta que todo volviera a la normalidad.

-        Cada día desayunas menos, voy a terminar inyectándote la comida en vena -renegó mi madre mientras dejaba el Cola-cao después de darle sólo dos sorbos.

-        En el almuerzo me hincho, ¡ya lo sabes! ¡Deja de repetirme siempre lo mismo!

Salí de casa enfadada, no sabía bien ni por qué ni con quién, pero el caso era que todo me molestaba. Pasé con la bici cerca de donde estaba la policía y escuché cómo decían que todo parecía indicar que se trataba de un atraco. Aceleré el paso. ¡No había sido un atraco! pensé molesta con el mundo.

-        ¿Te has caído de la cama?-me preguntó Yamilé al verme- Siempre llegas tarde o justa.

Estaba con el libro de Economía en la mano apoyada en la pared, lo cual me recordó que iba a suspender el examen, aunque no me importó lo más mínimo.

-        Me apetecía probar la experiencia de llegar antes de tiempo -respondí recuperando mi buen humor al ver que ella no parecía distinta conmigo después de lo del día anterior-. Por cierto, ¿quieres un gato?

-        ¿Un gato?-preguntó desconcertada.

-        Sí, ayer me encontré un pequeño gatito de color marrón, negro y blanco, me dio pena dejarlo y me lo llevé a casa, pero mis padres no quieren animales, así que ahora tengo que buscarle dueño, ¿te gustan los gatos?

-        Me encantan todos los animales sin excepción -dijo rotunda-. Yo también he recogido a muchos animales abandonados y también he tenido que buscarles dueño, ya que a mi padre no le gustan demasiado los animales. Tenemos un águila real en casa porque fue levemente herida por un estúpido cazador, pero él no quiere más animales, no le gustan, como ya te he dicho. Aunque nos hemos visto con un par de perros cuando vivía con mi madre.

El Principio del Fin (libro 0 de la saga La Orden del Sol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora