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POV Omnisciente

-Lo que escucho son celos?.-Preguntó Nicolás con una ligera sonrisa cuando llegaron a su habitación.

El enojón lo miró un par de segundos para luego hablar.

-Solo responde la pregunta.-Dijo Jaime no diciéndole nada más, causando que Nicolás se riera. El enojón lo observó con el ceño fruncido.-De qué te ríes?

-Recién acabamos de saber que sentimos lo mismo y ya estas celoso de un admirador secreto que solo me ha mandado dos regalos?.-Preguntó el moreno bastante divertido.

-No, yo ya estoy celoso desde que te mandó el primer regalo.-Respondió el enojón siendo completamente honesto con Nicolás mientras observaba la habitación de este.-Así que no sabes quién es?

-No.-Contestó el moreno viendo como Jaime se empezaba a sacar la parte de arriba de su traje.-E-Eh, quieres que te de privacidad?

Jaime lo miró y sonrió pervertidamente.

-Bueno, si te quieres quedar a mirar, no tengo problema.-Dijo el señor Navarro observando como Nicolás volvía a sonrojarse. Este último no podía dejar de mirar como Jaime se desabrochaba la camisa y finalmente se la sacaba, causando que Nicolás observara el torso de este sin ni siquiera disimular.-Quieres que te baile también? Te puedo hacer todo un show si quieres y todo eso gratis.

Nicolás se rió nerviosamente mientras veía como Jaime se acercaba a él. Este último se estaba sacando el cinturón, causando que el moreno bajara la mirada varias veces para mirar lo que hacía. Cuando Jaime estuvo al frente de Nicolás, tomó las manos de este para luego colocarlas al principio de su pantalón, causando que el moreno lo mirara fijamente.

Jaime le sonrió, notando que Nicolás no sabía que hacer exactamente.

-Sabes que puedes hacer lo que quieras en este momento?.-Preguntó el jefe de Nicolás, haciendo que este lo observara, sin saber que hacer todavía.

El enojón enarcó una ceja, sintiendo a los segundos después como Nicolás le desabrochaba los pantalones, haciendo que lo observara con mucha intensidad.

Cuando el moreno terminó de desabrocharle los pantalones, lentamente les bajó estos, haciendo que Jaime observara cada movimiento que hacía. Cuando le había bajado los pantalones hasta la mitad, lo empujó ligeramente hacia la cama, causando que este lo recostara sobre esta.

Nicolás le sacó los zapatos a Jaime para luego sacarle los pantalones a este. Cuando lo hizo, el primero en ser nombrado se sentó arriba del boxer de Jaime, causando que lo mirara fijamente.

El moreno acarició ligeramente el torso de Jaime, causando que este sonriera para luego acariciar el torso de Nicolás por debajo de la polera.

-Y ahora qué hacemos, cariño?.-Preguntó Jaime observando a su moreno mientras todavía tenía aquella sonrisa.

Nicolás le sonrió pero no le respondió con palabras. El primero en ser nombrado se acercó a la cara de su jefe para luego besarlo lentamente en los labios, sintiendo como este le respondía el gesto de amor.

Mientras se besaban, Nicolás podía sentir como poco a poco Jaime le iba sacando la polera, hasta que este se separó del beso para hacerlo. Lanzó la polera al otro lado de la habitación para luego observar el torso de su secretario, causando que este se colocara nervioso.

-Sé que no es el mejor cuerpo del mundo, pero te juro que adelgazaré.-Dijo Nicolás, creyendo que era por eso que Jaime lo miraba tanto.

El enojón frunció el ceño y cambió de posición, colocándose encima de Nicolás.

-Nico, tu cuerpo esta muy bien.-Dijo Jaime volviendo a acariciar el torso de Nicolás con delicadeza, como si este se fuera a romper.-Me gusta.

-Pero Jaime, estoy gordo.-Dijo el moreno con los ojos aguados, haciendo que a Jaime se le rompiera el corazón por verlo así.

-No, amor, no estas gordo.-Dijo el recién nombrado viendo unas lágrimas en el rostro de Nicolás, causando que las limpiara con cuidado.-Eres perfecto, lo digo en serio.

-Pero debería adelgazar más...

-No, cariño, no debes.-Dijo el enojón mirándolo fijamente a los ojos.-Te juro Nicolás, que si veo que no quieres comer o si adelgazas un gramo, te obligaré a comer. Yo te amo tal como eres, no quiero que cambies ninguna cosa de ti.

Nicolás no podía evitar tener los ojos aguados, de verdad que no. El primero en ser nombrado abrazó fuertemente a Jaime, haciendo que este le devolviera el gesto.

-Gracias.-Murmuró el pequeño moreno entre lágrimas, mientras se sentía seguro entre los brazos de su jefe.

-No es nada amor.-Dijo el señor Navarro con una voz delicada.-Yo estoy aquí para ti, no estas solo.

Jaime se separó del abrazo para mirarlo. Volvió a limpiarle las lágrimas, nunca más queriendo verlas otra vez.

-Vamos, cariño, no más lágrimas.-Dijo el jefe de Nicolás mirándolo.

-No puedo...

-Sí puedes.-Dijo Jaime interrumpiéndolo, teniendo una idea mejor.-O si no, yo te obligaré a no tener más lágrimas.

-Cómo vas a hacer es...

No pudo seguir hablando, ya que Jaime comenzó a hacerle cosquillas, causando que de inmediato se comenzara a reír.

-D-Déjame.-Suplicó Nicolás apenas pudiendo hablar por las cosquillas.

-No lo sé, no más lágrimas?.-Preguntó el enojón con una sonrisa mientras continuaba con las cosquillas, deteniendo a Nicolás cada vez que se quería escapar.

-N-No más lágrimas.-Dijo el moreno ni siquiera pudiendo quedarse un segundo sin reírse, causando que le doliera el estómago.

-Lo prometes?.-Preguntó el señor Navarro, sabiendo que Nicolás no podía resistirse a las cosquillas.

-Lo prometo.-Respondió el pequeño moreno, sintiendo como a los pocos segundos Jaime dejaba de hacerle cosquillas, causando que se pudiera relajar, o más o menos, ya que sentía un dolor en su torso ahora por tantas cosquillas.-Te odio.

Jaime lo miró y se rió para luego darle un pequeño beso en los labios.

-Ya no te creo eso, amor.-Dijo el jefe de Nicolás, viendo y sintiendo como su secretario volvía a acariciar su torso hasta terminar en el principio del boxer, causando que enarcara una ceja.-Cuidado con lo que haces.

-De qué estás hablando?.-Preguntó el pequeño secretario, con una voz inocente que se notaba que era falsa.

-Sabes de lo que hablo.-Dijo Jaime con una pausa.-Y no lo digo porque me moleste, lo digo porque sabes que si lo haces, no pararé.

Nicolás se rió y lo volvió a besar en un compas lento.

Los dos sabían que era mentira, que si Nicolás no quería, Jaime no lo haría.

Boss (Jainico)Where stories live. Discover now