17.-

2.3K 277 111
                                    

POV Omnisciente

Al final, como dijo Manuel, Nicolás se bañó, se colocó el terno, se peinó y se echó colonia. Cuando estuvo listo, fue al living para que sus amigos lo miraran.

Cuando sus amigos lo vieron, no dijeron nada, causando que el moreno se colocara nervioso.

-Y? Cómo me veo?.-Preguntó Nicolás queriendo escuchar alguna opinión de sus amigos.

-Si el Jaime no te quiere, te juro que engaño al Manu.-Dijo Edgar bromeando, recibiendo un golpe por parte de su novio, haciendo que Nicolás se riera.

-Si es que yo no te engaño primero.-Dijo Manuel sabiendo que era una broma.

-Valió la pena que te demoraras una hora.-Dijo el ruloso riéndose.-El Manu se demoró solo treinta minutos.

-Bueno, tenía que prepararme bien.-Dijo el moreno como si fuera una excusa.

-Bien, nos vamos entonces?.-Preguntó el novio de su amigo con una pausa.-Jaime me ha llamado cinco veces y no le he respondido, así que significa que quiere saber si vas a ir.

-Cómo sabes eso?.-Preguntó el pequeño moreno algo curioso.

-Vamos, Jaime nunca me llama a no ser de que se trate de ti.-Respondió Eddie tomándose un momento para luego seguir hablando.-Por cierto, no dejes otra vez tu celular apagado, Jaime estuvo a punto de llamar a los pacos. Manuel tuvo que decirle que era algo que hacías casi siempre.

-Espera... Manuel estaba contigo?.-Preguntó el pequeño secretario con una sonrisa divertida, notando como su amigo se sonrojaba.

-Creo que debemos irnos.-Dijo el recién nombrado evitando el tema para luego salir rápido del departamento.

Nicolás se rió para luego ver como Edgar seguía a Manuel. El primero en ser nombrado, tomó sus llaves y celular para luego guardarlos en sus bolsillos. Luego de aquello, también salió de su departamento.

El camino hacia la empresa fue divertido en realidad, cosa que Nicolás agradecía, ya que estaba muy nervioso por lo que le diría a Jaime.

Cuando finalmente llegaron, fueron al ascensor, ya que la fiesta era en el piso cinco.

-Nervioso?.-Preguntó Edgar conociendo a su amigo.

-Bastante.-Respondió Nicolás con una pausa.-No me puedo tirar por la ventana?

-No, este no es el Mall Costanera.-Dijo el ruloso no queriendo que su amigo estuviera así.-Cualquier cosa, sabes que puedes contar con nosotros.

-Lo sé.-Dijo el moreno con una ligera sonrisa pero aún así sintiendo aquél nerviosismo por todo su cuerpo.

Las puertas del ascensor se abrieron y Edgar con Manuel pasaron primero. Nicolás tomó aire para luego expulsarlo, solo para tranquilizarse. Luego de hacer aquello, salió del ascensor para ver mucha gente con ternos y vestidos elegantes.

De repente perdió a sus amigos causando que frunciera el ceño. Ahora sí podía tirarse por la ventana?

Miró a su alrededor y no vio a nadie que conociera, haciendo que estuviera algo incómodo. Donde estaban sus amigos o compañeros?

Mientras tanto, Evelyn estaba hablando con Jaime, mientras que este se aburría.

"Nicolás vendrá?" se preguntó a sí mismo. No tenía ni idea, y más encima Edgar no le respondía las llamadas, causando que se frustrara.

-Ese no es tu secretario? Acaso lo invitaste?.-Preguntó Evelyn, por fin diciendo algo que le interesara al enojón.

El jefe del Nicolás frunció el ceño para luego ver donde su amiga estaba mirando. Cuando vio a Nicolás, con aquél terno, se relajó por completo y quiso acercarse a este y besarlo... Y después hacerlo suyo, claro.

-Me escuchaste Jaime?.-Preguntó su amiga, sabiendo que el enojón no le estaba prestando atención.

-Sí, te escuché.-Respondió el recién nombrado con una pausa.-Claro que lo invité. Ahora, si me disculpas, tengo algo más que hacer.

El enojón se fue de ahí solo para acercarse al moreno. Este último parecía perdido, buscando a alguien con quien hablar.

-Así que viniste.-Dijo alguien detrás de él, causando que se girara. Era obvio que era Jaime, reconocería su voz en cualquier parte.

-Sí, Manuel me animó.-Dijo Nicolás con una leve sonrisa, sintiendo mucho nerviosismo en aquél momento.-Eh, n-nosotros podemos hablar en otra parte? En privado?

El enojón lo miró algo curioso e interesado.

-Claro, sígueme.-Dijo Jaime dirigiéndose a una oficina que sabía que estaba vacía en aquél momento.

El pequeño moreno lo siguió y vio como Jaime abría la puerta de una oficina. Conociendo a Jaime, el moreno pasó primero para que luego pasara Jaime. Este cerró la puerta y se giró para mirar a Nicolás, quien se notaba que estaba nervioso.

-Bien, de qué quieres hablar?.-Preguntó el enojón todavía con curiosidad. Simplemente era raro que Nicolás le pidiera aquello. Ni siquiera tenía idea de lo que podría hacer.

Nicolás en ese momento ya estaba demasiado nervioso, ni siquiera con Iván había sentido algo así.

-Y-Yo estoy...

No pudo continuar hablando, sentía que si decía una palabra más, se desmayaría, y en realidad nadie quiere que eso pase, cierto?

-Gaule, relájate.-Dijo el señor Navarro no entendiendo porqué Nicolás se comportaba así.-Solo dime, no puede ser tan malo.

No podía decirlo, definitivamente no. Pero si no podía decirlo, tal vez habría otra manera de demostrárselo.

Nicolás se acercó a Jaime rápidamente, causando que este lo mirara algo expectante, sin saber lo que vendría después. El moreno tomó el rostro de su jefe delicadamente y finalmente lo besó. Jaime, completamente sorprendido, no dudó ni un segundo y le correspondió el beso, colocando sus manos en la cintura del moreno. Este último movió su mano hacia la parte de atrás del cuello de Jaime para profundizar el beso, no queriendo perder más tiempo.

Se sentía muy bien, y simplemente se preguntó por qué no podía seguir con aquellos besos por siempre, porque en realidad no tenía ninguna molestia en eso.

Se separaron unos pocos minutos después, sin saber que decir en aquél momento. El enojón observaba a Nicolás como si fuera la primera vez que lo conoció y el moreno miraba a Jaime como la vez en que empezó a sentir algo por el enojón, ó sea, también la primera vez que lo vio, claro que confundió aquello con odio, pero igual.

-Yo tengo que hacer algo más ahora.-Dijo Jaime con un tono serio para luego salir de la oficina, causando eso destruyera a Nicolás.

"Qué aweonao fue de mi parte pensar que le gustaría también" fue lo primero que pensó Nicolás cuando Jaime se fue.

El moreno sintió sus ojos arder, pero no lloró, no ahí.

Salió de la oficina y se tomó unos cuantos tragos que unos meseros ofrecían para luego irse del edificio, solo.

Boss (Jainico)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora