CUARENTA Y SEIS

7.6K 596 235
                                    

—Okay, no quiero que se asusten... Pero pasó algo malo, muy malo y necesito su ayuda. —informó Mamá con ojos llorosos y manos temblorosas.

—¿Qué pasó? —preguntaron Wendy y Andreina alarmadas al ver a Mamá en aquella condición, pero yo trataba de mantener la calma.

Aunque Todo parecía estar en mi contra en mi lucha de estar en calma.

—Estaba con Thomas en el almacén de la tienda buscando unos CD's y tomamos caminos diferentes. —la voz de a poco se le iba cortando y ya yo me estaba imaginando lo peor. —Entonces escuché un estruendo y luego vi a Thomas en el suelo, inconsiente con muchas cajas sobre él. —a esta altura de su explicación las lágrimas hacían presencia en sus ojos. —Corrí a avisarle a los chicos se seguridad que me ayudaran y se lo llevaron al Hospital.

—Oh no, Thomas. —murmuró Wendy, nerviosa.

—Vamos al hospital, ¿lo llevaron al Centro en dónde está Alec? —pregunté, los nervios comiéndome pero lo peor es que no llevaba conmigo ningúna píldora que pudiera relajarme.

—No Zaphir, no puedes ir... —puntualizó Mamá.

Entendía con perfección la razón por la que no debía ir, no era seguro para mí y sabía que si me encontraba a mi Doctora encargada del embarazo, en los pasillos, me llevaría un regaño por irresponsabilidad.

—No lucharé en contra de ustedes, pero quiero que me informen todo... Y conduzcan con cuidado.—aquella fue mi última petición.

Regresé a casa, me llevé la sorpresita de que "mi futuro esposo" no estaba en casa. Tomé mi celular y me Di cuenta de que tampoco había hecho el intento de encontrarme.

El día iba de mal en peor.

La decepción recorrió mi cuerpo, y los nervios por Thomas también crecían.

—¿Qué haré con mi vida, mis amores? —le pregunté a mis hijos.

Me alegré al sentir una patadita del lado izquierdo, mi hombrecito estaba despierto.
Podía sentir pequeños movimientos de mi princesa, pero no eran tan notorios como los de su mellizo.

—No sé cual será más travieso... A veces mi princesita me patea como si quisiera salir, pero hoy está calmada... Todo lo contrario a su mellizo. —les dije, acariciando mi vientre, y riendo al recibir una patada por parte de ambos.

—Los amo con mi vida, mis amores. —les susurré. —Les juro que seré todo lo que necesiten.

Ya que no sé si su padre estará conmigo al momento que estén en mis brazos de por vida...

Preferí dejar aquellas palabras en un pensamiento, dolía menos que decirlas en voz alta.

***

Escuché la puerta abrirse con cuidado pero no cerrarse, luego pasos y risas...

Me asomé hacía la puerta de la habitación y puse distinguir a Sienna desde mi escondite.

—¿y dónde está ella? —preguntó la novia de Damián.

—Salió, no sé cuando vuelva... Pero no importa, no hacemos nada malo... ¿O sí?

Aquel tono de voz en Joel, mi confianza de deterioraba y eso no la ayudaba.

—Ummm no, No aún. —rió. —Sydney siempre estuvo celosa de que me prefieras a mí.

—He salido y basado a fans... Pero no me gusta romperles el corazón, te preferí a ti porque ambos queríamos lo mismo.

Cerré los ojos, en busca de paz.

—¿Lo conseguiste? —preguntó la pelirroja... Las apariencias realmente engañaban.

Tu luz (Joel Pimentel, CNCO). >EN EDICIÓN<Where stories live. Discover now