TREINTA

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Esperé suficiente tiempo y tomé la prueba con cuidado del recipiente, y vi el resultado. 

Me recosté de la puerta, cayendo al suelo, sin fuerzas... No creía lo que veía, y al parecer el golpe contra la puerta alarmó a todos ya que empezaron a tocar la puerta.

—¿Estás bien? —preguntó Richard preocupado.

 —¿Zaphir? —llamó Zabdiel.

Salí sin decir una palabra y abracé a Richard que fue al primero que encontré, aún tenía la prueba en la mano, Zabdiel la tomó y no pude ver su rostro al ver el resultado. Las lágrimas corrían como locas por mi rostro, no podía parar.

—¿Lo llamo? ... ¿Le digo? —Preguntó Zabdiel, sabía que se refería a Joel, asentí escondiendo mi rostro en el cuello de Richard.

—Tranquila pequeña, estarás bien, estaremos bien... Por favor. —intentó animarme Richard, pero no podía sacarme de aquel sentimiento.

—Tranquila cariño, todo estará bien... Tráela aquí, por favor. —pidió La Doctora, no me moví, Richard me cargó como si fuera una bebé hacía una camilla, nunca se alejó de mí. 

Tomé mi tiempo para entender lo que estaba pasando, era lo más predecible y aún así no lo podía creer. Richard se alejó cuando sintió que estuve un poco más tranquila, la Doctora me dio a tomar un poco de agua.

—¿Lista para ver dentro de tu vientre? —preguntó cautelosa, asentí, pasándole el agua a Richard, Zabdiel volvió a nuestro lado con la prueba aún en mano. 

—Por favor envíenle a Sarah una  foto de la prueba, que se la muestre a Mamá. —pedí, con la voz ronca. 

Richard fue quien se encargó de aquello, cuando lo hizo la Doctora ya había terminado de preparar el equipo, tomé la prueba y la observe... el "+" era tan claro, tan visible, tan real. 

No lo podía creer.

—Por favor desabrocha el pantalón y baja un poco la ropa interior, en esta zona. —la Doctora me señaló que parte debía dejar al descubierto y me alisté según me dijo. —¿Listos? —miré a los chicos y ambos asintieron ansiosos, yo asentí pero no con tanto ánimo... Joel debía estar aquí, debía compartir con él este momento.

—No, esperen. —dije, antes de que la doctora empezara el chequeo. —Quiero a Joel aquí. —la Doctora sonrió, quizás los chicos le habían dicho quien era... O quizás era demasiado obvio.

—¿Estás segura? —preguntó Zabdiel.

—Hazlo y ya, Papi... Es lo justo. —defendió Richard. 

Zabdiel se paró y lo llamó, no escuché mucho de su llamada. Cuando volvió aseguró que mi novio o ex novio ahora estaba de camino a nuestro encuentro. Mi corazón latía desesperado, quería verlo pero al mismo tiempo no quería verlo. 

—Bien, en lo que esperamos al joven... ¿Tienes idea de cuánto tiempo tienes en este estado? —preguntó la Dra. Negué apenada, quizás... Bueno, la verdad era que nos habíamos vueltos un poco locos. —Está bien cariño, suele pasar, tranquila.

—Yo tengo una hija, no la esperaba pero es una bendición y estoy tan feliz de tenerla. —admitió Richard a la Doctora, la pequeña Aaliyah era una hermosura. 

—Amén, Dios bendice a quien cree merecerlo, es decir quien busca de estos milagros... Lamentablemente no todos tienen la sabiduría para mantener tan hermoso regalo... —comentó tristemente la Doctora, aunque tenía toda la razón.

En lo que la Dra. y Richard conversaban, Zabdiel había salido a esperar a Joel, cuando ambos entraron mi corazón se detuvo... Mi hermoso chico tenía ojos esperanzados, pero hinchados... Se veía cansado, sentía que estaba sufriendo. 

Tu luz (Joel Pimentel, CNCO). >EN EDICIÓN<Where stories live. Discover now