TRECE

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—Tu madre es como una amiga super divertida y cercana, ella misma me preguntó lo que siento por ti, me preguntó que si tenía planes de estar contigo como mi novia y bien, aquí estamos. —plantó un corto beso en mis labios. —¿Te digo algo?

—¿Qué? —pregunté.

—¿Quieres que te diga? —preguntó sonriendo.

—¿Dime?

—¿Estás segura que quieres saberlo?

—Eh... ¿Sí?

—¿Te lo digo? 

—¿Sí quieres?

—¿Deseas saberlo?

—¡JOEL! —reclamé, logró ponerme los nervios a mil. Comenzó a reír con bastante gracia, claramente puse cara de molestia... ¿Qué me diría? Se apresuró a abrazarme y besar mi frente.

—Lo siento bebé. —murmuró entre risas, dando pequeños besos a mi frente.

—Dimeeeee —pedí, casi rogando.

—Esta bien, ¿Estás lista? —busqué alrededor algo con que pegarle, efectivamente tomé un cojín y lo estallé contra su brazo, él intentó protegerse del acolchado ataque mientras reía. De un momento a otro me arrebató el cojín, no sé a donde fue a parar el cojín porque sus labios capturaron a los míos en un tierno beso. —¿Lista? —preguntó cuando suavemente alejó sus labios de los míos.

—¿Eh? —pregunté embobada... ¿De qué hablaba? 

—¿No quieres saber lo que te diré? —preguntó.

—¡Aaah! —recordé justo a tiempo. —Lo siento, es que... El beso... Me hizo olvidar. —me sonrojé.

—Lo sé, muñeca. —esta vez besó mi frente. —Lo que te iba a decir es que... Me gustas desde el momento que te conocí, nunca me había pasado eso, sentir esa atracción... Fue extraño, en el buen sentido. —no resistí y lo volví a besar, tampoco tenía palabras para responder eso.

Su celular empezó a timbrar, el soltó un pequeño quejido cuando nos separamos. Besé su mejilla sonoramente y esto le hizo sonreír.

—¿Hola?... Estoy con Zaphir... Sí Chris... —me miró y sonrió. —Chris dice que Hola princesa..

—Hola Chris. —dije al aire con esperanza de ser escuchada.

—Sí, sí... Claro que le diré... Mierda, ¿En serio?.. Está bien... Chao. —cerró. —¿Quieres acompañarnos mañana a una fiesta? —preguntó, tomando mi mano. 

—Por supuesto, ¿dónde? 

—No te preocupes por eso, vendré a buscarte a eso de las cinco. 

—¿Cinco? 

—Sí, es a las ocho pero quiero pasar más tiempo contigo. —algo en su tono no sonaba tan feliz como antes... y mi única sospecha es que se tenía que ir.

—Pero... aún nos queda el resto del día. —Dije, con la intención de confirmar o denegar mi sospecha.

—Sobre eso... —evitó mirarme a los ojos. —Me tengo que ir... Tengo que ensayar con los chicos... Y eso... —Bingo, escucharlo de sus propias palabras dolió más que sólo sospechar. 

—Ah... —suspiré. —Está bien... Nos veremos mañana de todas formas. —dije, intentado darme y darle ánimos. 

—Así es. —respondió. —Te juro que me encantaría pasar el resto del día contigo... Se suponía que tendría todo el día libre... —murmuró con molestia.

Tu luz (Joel Pimentel, CNCO). >EN EDICIÓN<Where stories live. Discover now