Capítulo 9

13.4K 1.7K 728
                                    

—Lo voy a preguntar una sola vez y vos como buena mina vas a responder —dijo el hombre y bajó el pedazo de tela atado sobre mi boca—. ¿Dónde está la llave?

—¿Qué te hace pensar que yo la tengo? —dije en respuesta y él sonrió.

—Lo vas a soltar si querés quedarte con tu mano. Vos elegís. Podés darme la llave de buena gana o me tomaré con placer la libertad de buscarla en vos —respondió él y miró sobre su hombro a Jack—. A él no le gustó mucho que te manosee.

Por un momento el viejo miedo casi me ganó de nuevo. Sentí mi sangre congelarse completamente en mis venas y estuve bastante cerca de tener un ataque de pánico. Por supuesto que ellos habrían buscado la llave por su cuenta. Y, sinceramente, no supe si debía estar agradecida o no de haber estado inconsciente. Quería gritar y simplemente alejarme de todo y de todos, porque nadie tenía derecho a tocarme sin mi consentimiento. Recordé todas las viejas pesadillas, todas las veces en las que incluso abrazar a mi propio hermano se había sentido mal, y recordé a ese hombre en París que había grabado este miedo en mí.

Pero ese hombre estaba muerto. Porque Jack lo había matado antes que este me matara a mí, lo había matado antes que pudiera hacer lo que pretendía conmigo. Me aferré fuertemente a ese hecho, tal como Kevin me había enseñado. Pensé en la joven que había sido entonces, inexperta y aterrada, atrapada en una situación similar sin estar preparada, y pensé en la chica que era ahora, aquella que tenía meses de entrenamiento y se había enfrentado a peligros mil veces peores. Ya no era la misma que había sido entonces. Ya no le temía a las armas o no sabía cómo reaccionar frente a un enemigo, ya no era una chica que necesitaba protección o no sabía moverse en este mundo.

Me aferré a ese pensamiento, a todos los días de entrenamiento y todas las misiones cumplidas para el MI6, a cada sujeto que había logrado vencer y noquear sin dificultad. Por favor, había durado unos buenos minutos contra Lionel antes que él me apuñalara. ¡Era considerada una amenaza por quien era posiblemente el criminal más letal y peligroso en todo el mundo! No podía dejar que un criminal de cuarta me intimidara de este modo, y todo por palabras y actos bajos.

—No te metas conmigo —dije y le escupí en el rostro—. Me vuelves a poner una mano encima, o a él, y me aseguraré personalmente que te arrepientas el resto de tu vida.

El hombre limpió su rostro y luego me golpeó sin perder el tiempo. Bien, tal vez me lo tenía merecido. Intenté controlar mi furia ya que de lo contrario todo empeoraría muy rápidamente. Y, personalmente, lo que más me preocupaba aquí era el hecho de estar metida en un helicóptero en vuelo. Mi entrenamiento no había llegado a cubrir qué hacer en caso de una situación similar, posiblemente porque aquella lección solo se debía recibir en caso de cumplir con un entrenamiento de años como un agente normal.

—Las señoritas no deben hablar, ni actuar de ese modo. ¿Dónde están tus modales, inglesa?

—En casa junto con la poca paciencia que tengo para lidiar con imbéciles como tú —dije y él me golpeó de nuevo.

—Te lo voy a preguntar amablemente una vez más. ¿Dónde está la llave?

—Vuelve a golpearme y te demostraré qué tan poco amable puedo llegar a ser.

—Quiero la puta llave.

—Y a mí me gustaría estar en alguna playa paradisíaca pero no todos tenemos lo que queremos. ¿Verdad?

—Me vas a dar ese maletín aunque tenga que cortarte la mano para eso.

—Lo único que me mantiene con vida ahora mismo es que debes estar al tanto de la pequeña carga de nitroglicerina que contiene el maletín de modo que si no es abierto como se debe le puedes decir adiós a su contenido y posiblemente a tus manos también —dije mirándolo seriamente a los ojos—. ¿Crees que soy idiota? Aún si consigues el maletín no sabrás cómo abrirlo. Soy solo una chica, no una tonta que no sospechó de tu contacto en Heathrow quien te pasó toda la información al respecto.

Romanov (Pandora #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora