Capítulo 7

16.7K 1.7K 439
                                    


Midford no se tomó nada bien mi rotunda negativa pero poco me importó. Realmente, había cosas con las que no se jugaban. Yo conocía mejor que nadie la desilusión y la fragilidad del corazón, lo fácil que era enamorar para luego romper. No le haría aquello a nadie jamás, mucho menos a Jack. Pero por supuesto, Midford estaba viendo aquello como agente. ¿Y acaso no existía mejor método para controlar a alguien que comprometerlo sentimentalmente? Entonces la confianza se volvía ciega, los secretos desaparecían y la complicidad era costumbre. Y en cuanto a Ethan... Bueno, llevaba algunos segundos ahogándose consigo mismo desde que Midford había mencionado la idea de yo teniendo sexo. Realmente, era mejor que mi hermano nunca supiera el tipo de chica de fiesta que solía ser antes, solo por su propio bien.

Fue una jugada delicada, mis respuestas siendo ambiguas. No podía mostrar que Jack seguía importándome, aunque temía que ya no más del mismo modo. ¿Por qué el destino había tenido que ser tan cruel conmigo? Siempre que había creído tenerlo, lo había perdido casi al instante. La primera vez que él me había visto había sido tres años atrás, cuando yo había conseguido mi primer papel importante. Había estado tan sola como siempre entonces, con mamá fuera de la ciudad por trabajo y Ethan supuestamente en su internado privado. Mi hermano le había rogado incansablemente por ayuda para rematar rápido una misión en Berlin y poder volver a tiempo para la noche de estreno. Jack siempre había trabajado solo, era un modo de proteger su verdadera identidad pero yo sabía que se debía a su desconfianza natural hacia todos por lo dura que había sido su vida. Sin embargo, había cedido, porque mi hermano realmente era incansable cuando deseaba algo, y lo había ayudado para llegar a tiempo. Ethan lo había arrastrado al teatro esa noche como un modo de pagarle por el favor, y aquello a pesar de lo mucho que Jack odiaba el teatro. Para él los actores no eran nada más que idiotas en escena repitiendo palabras memorizadas sin sentirlas, escritas por un loco tiempo atrás que se había muerto de hambre. Una definición bastante cruel y pesimista para decirle a una actriz cuya vida era el teatro, y aquel había sido motivo de bastantes discusiones entre nosotros cuando apenas lo conocí, pero una definición comprensible si se sabía que la última vez que él había visto a su madre había sido una noche que lo había llevado al teatro. Nada más que idiotas en escena, repitiendo palabras memorizadas sin saber realmente lo que se siente.

Sin embargo, desde aquella vez que Ethan lo obligó, él siempre había asistido a mis obras. ¿Por qué? ¿Cómo pudo fijarse en la miserable y delirante Ofelia? Aquella vez lo había perdido tan rápido como lo había visto. Había estado tan sorprendida por la inesperada presencia de mi hermano cuando me había resignado a creer que no estaría que había corrido a abrazarlo sin pensarlo, ignorando al joven con el que había estado hablando y más tarde me presentó como un compañero de su supuesta escuela. Jack había partido para cuando me había separado de Ethan. En aquel momento yo no había sabido nada sobre Ethan o lo que hacía, sobre mi familia o el Servicio Secreto. Él no había querido mezclarme con esa vida, lo más seguro era la ignorancia. Además, Jack había estado en deuda con mi hermano por algo sucedido en el campo, jamás se hubiera atrevido a conocerme siendo consciente del peligro que implicaba. Era la hermana de Ethan. Era una Bright, Lionel eventualmente hubiera sabido de mí.

Aquello sucedió de todos modos, por supuesto. Antes que yo lo conociera Jack había seguido asistiendo al teatro, en realidad nunca había dejado de hacerlo, ni siquiera cuando le pedí nunca más volverlo a ver. La entrada era pública, o aquello decía él. Había sido casi un año atrás cuando lo había conocido, luego de haber terminado metida en el MI6 tras descubrir que mi hermano era un agente y había estado desaparecido en acción. De algún modo yo había terminado metida en medio de su misión para concluirla, y Jack había tenido el deber de asegurar mi bienestar. Aún recordaba a la perfección aquel viaje en tren a París donde lo conocí, aquellos primeros días habían sido una discusión constante entre nosotros. Y aun así, día tras día, sin darnos cuenta, comenzamos a acercarnos y confiar poco a poco nuestros secretos. Y había sido surrealista. Pequeños gestos, sinceros comentarios, un fugaz encuentro de miradas. Había deseado tanto besarlo aquella mañana en un puente sobre la Seine.

Romanov (Pandora #5)Where stories live. Discover now