Capítulo treinta y ocho: " Nos veremos pronto"

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Kim's POV

Un sonido estridente me hizo despertar sobresaltada. Los rayos de luz matutinos, coloreaban la habitación en tonos amarillentos y débil se filtraban a través de las cortinas oscuras del cuarto de Justin. Sin embargo cuando volteé él no estaba a mi lado. En reemplazo de su presencia, el colchón todavía conservaba el hueco que hundió su cuerpo al dormir. Sabía que no se había marchado hace mucho tiempo, ya que su perfume todavía podía percibirse en el ambiente. Otro sonido hace retumbar las paredes, y yo me levanté del colchón como un resorte. Mi corazón pareció saltar asustado en mi pecho. Lo primero que pensé fue en los Golden Killers, y de alguna u otra forma, en Nora también.

Casi al instante me calcé las botas y me enfundé en el jersey azul marino. Até mi cabello y bajé la mirada hacia la pistola que descansaba dentro de uno de los cajones en la mesa de noche. Decidí continuar y verificar lo que sucedía, no quería parecer una tonta si lo que estaba pasando no era lo que yo imaginaba.

Troté por los pasillos con el corazón desbocado. Otro disparo, y otro. Todos provenían del exterior, justo a mitad del bosque. El refugio estaba desierto, ni un alma parecía rondar por allí excepto la mía. Algo extraño está pasando aquí, me repetía una y otra vez.Y entonces me percaté de lo idiota que había sido al dejar la pistola en la habitación. Pero no podía volver a buscarla, ya era tarde. De repente, un brillo centelleante invadió mi campo visual, y lo reconocí casi al instante como una navaja suiza. Sin pensarlo dos veces, me agaché y la tomé, empuñándola con fuerza en mi mano izquierda.

La navaja era de un vibrante color rojo metálico, el mismo tono apagado que tenía mi coche cuando, hace bastante tiempo, lo tenía. Dos iniciales grabadas posiblemente con una piedra afilada o un cuchillo se podían ver a mitad del objeto. "LA". Acompañadas por unas flores bastante deformes que ironizaban la violencia de poseer una navaja suiza.

Con la mano que me quedaba libre, apretujaba la tela flexible del jersey que cosquilleaba mi mano al caminar. Avancé con firmeza y sentí un cosquilleo recorrer mi cuerpo por completo al cruzar la puerta de entrada. Ahora no se oía ningún disparo, hasta parecía un sitio calmo.

—¡Eh! ¡Kim! —Me doy vuelta de una forma que solo un desquiciado internado en un manicomio podría imitar. La gota gorda que se preparaba para descender por mi sien derecha se retracta al ver a Anna trotar hacia mí con una sonrisa torcida, dando algunos saltaros de dos en dos de vez en cuando. Se paró de repente al verme con la navaja, y frunció el ceño — ¿Y eso? —Cuestionó, apuntando con su dedo índice la navaja suiza.

Con el rostro completamente ruborizado, cierro la navaja y la guardo en el bolsillo trasero de mis vaqueros. Me crucé de brazos y me encogí de hombros con naturalidad — Olvida lo que has visto. —Suspiré avergonzada— ¿Qué está pasando? ¿Por qué disparan?

Anna pareció descolocada cuando terminé de pronunciar la última pregunta. Su semblante se arrugó aún más y por un momento, y bajo esa mirada azul tan penetrante, me sentí inhibida.

—¿Que no te has enterado? —Preguntó, casi en un tono burlón.

Fruncí el ceño— ¿Enterarme de qué?

Anna era una persona de dar muchas vueltas, tantas que llegaba a aterrorizarte. Pero esta vez no eran las vueltas que daba para contar algo lo que me asustaba, esta vez yo sabia que algo no estaba bien. Podía notarlo. Ademas, está de más decir que no es normal despertarte por el sonido de los disparos.

—Los Golden Killers nos han enviado una señal de guerra. —Dice— No estamos seguros de cuando atacaran, pero de que será muy pronto, lo será.

Deserto » bieber [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora