Capítulo tres: "Pañuelo azul"

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Una brusca sacudida me hizo despertar bastante aturdida. Anna sudaba frente a mí, estaba desesperada, y sus ojos observaban cada dos segundos la puerta de la tienda de campaña. No entendía que pasaba, como últimamente sucedía, pero casi automáticamente comencé a vestirme a tiempo récord.

Al estar lo suficientemente consciente como para oír sonidos externos, escuché un motor acercarse. Varios. Eran motos.

Anna guardaba lo necesario en bolsos y bolsas de tela color crema bastante sucias. Reaccioné luego de un rato y caminé hacia la puerta, al ver hacia afuera, pude divisar varias motos acercarse al bosque. Estaban lejos, pero no tardarían mucho en llegar juzgando a la velocidad en la que iban.

—¿Qué está pasando? —cuestioné, atando mi pelo revuelto con una coleta.

—Los rebeldes, llegaron antes de lo estimado —habló con dificultad, varios suspiros cansados salían de sus labios —. Debemos correr.

Mi corazón palpitaba con fuerza, una mezcla entre terror y adrenalina. Estaba al borde del colapso, la adrenalina fluía por mis venas como el caudal de un río. La desesperación me invadía y hacía que mis piernas temblaran.

Anna salió de la tienda de campaña rápidamente con los bolsos en ambos brazos. Me lanzó uno, que con dificultad pude tomar en el aire. Corrimos por entre los árboles, un leve cosquilleo se extendía por mi espalda al notar el gruñido de las motos cada vez más cerca.

—¿A dónde vamos? —me las arreglé para gritar.

—Lejos, muy lejos —me contestó, respirando entrecortadamente —. Ellos verán la tienda de campaña y todo lo que ésta tiene dentro. Nos buscarán, y es mejor que no nos encuentren.

Pude ver como ella sacaba un objeto negro de la bolsa y me lo lanzaba, lo atrapé y noté lo pesado que éste era. Un arma, tenía una pistola en mis manos.

—¿Qué se supone que debo hacer con esto?

—Si ellos nos encuentran en el camino, es mejor que tengas algo con lo que defenderte.

—Pero yo no sé usarla.

—¿Prefieres morir? —ahora ambas corríamos a la par, y ella giraba la cabeza un momento para mirarme— Entonces dámela.

Sin rechistar, guardé el arma de fuego en uno de los agujeros de mi cinturón. Seguí corriendo, los motores ya se oían lejanos y debí parar en busca de aire. Me dejé caer en el suelo, con el rostro entre mis rodillas temblorosas.

—Novata —se mofó Anna a mi lado —. Tendrás que acostumbrarte a éstas cosas.

Jamás me imaginé en estas circunstancias. Al borde del abismo, entre la vida y la muerte. Sobrevivir o dejarme caer. Luchar o rendirme. Ahora tenía dos opciones en mi vida, dos elecciones que darían a mi vida un futuro distinto.

Tenía un futuro indescifrable.

Mi vida ahora se parecía a esos libros que tú decides hacia donde se encaminan. Te dan tres opciones y tú debes elegir la que más llama tu atención o sientas apropiada. Tenía dos opciones, y una de ellas era morir.

A lo lejos se oyeron unas voces hablar a los gritos, y fue la señal necesaria para levantarme del suelo y comenzar nuevamente a correr. Sentía una sensación helada subir por mi garganta, haciéndome toser.

Doblamos en una curva de la carretera, que nos guiaba hacia otro bosque alejado de mi vecindario. Anna tiró de mi brazo, haciéndonos caer atrás de un arbusto grande.

Luego de unos minutos, unos tipos altos y jóvenes aparecieron por la carretera. Todos se vestían de negro, y tenían un pañuelo del puente de la nariz hacia abajo, que los caracterizaba.

Deserto » bieber [TERMINADA]Where stories live. Discover now