Capítulo ocho: "Lo entiendo"

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La noche se cernía sobre el edificio que ocupaban Los Rebeldes. Las largas horas de entrenamiento habían acabado por fin, y ahora Paula, otra de las líderes, me acompañaba a buscar ropa para cambiarme.

Me hicieron saber que mientras estuviera aquí, debía ser como ellos, y eso requería también vestir al igual que ellos.

—Ven, es por aquí —me indicó doblando en uno de los pasillos.

Éstos estaban iluminados pobremente por unos focos colgados en el techo. Por esa misma razón, debías caminar con cuidado de no golpearte.

Holland, Travis y Paul se habían ido con los demás miembros al comedor central para cenar. Iba a acompañarlos, pero Paula me detuvo y aquí estoy.

—Te he visto pelear hoy —me dijo, abriendo uno de los grandes armarios que contenían la ropa —. Pareces un blanco débil. Pero no lo eres, y eso te beneficia.

Ella quitó una musculosa negra y unos pantalones de carga del mismo color y me los lanzó. Los tomé sin dificultad y me adentré al deteriorado baño para cambiarme.

—Mi padre practicaba boxeo y me enseñó algunos movimientos. Jamás los puse en práctica.

Me quité la camiseta y en reemplazo me puse la musculosa. Ésta me quedaba por debajo del trasero, y los agujeros de los brazos se extendían hasta el final de mis costillas. Me puse los pantalones y las botas negras que me había dado después.

—Eres buena, y Justin lo notó. Quizás, si tienes suerte, seas parte del grupo.

Até mi cabello en un moño y abrí la puerta del baño. Paula me esperaba recargada en el umbral de la puerta.

—¿El grupo?

Paula me tiró una chaqueta negra y agradecí mentalmente por ello. Ella no me respondió, sino que tomó una gran caja escondida detrás del armario y la colocó sobre la mesa de roble en medio del cuarto.

Allí dentro habían varios pañuelos, de diferentes diseños y colores.

—Elige el tuyo.

Miré a Paula antes de meter la mano en la caja. Saqué un pañuelo al azar, éste era blanco con el dibujo de un sol en medio. Era bastante bonito.

—Ese solía ser de Kira—dijo Paula —. Ella se suicidó hace pocos días.

Volví a dejar el pañuelo en la caja, pero la mano de Paula me lo impidió.

—No, tranquila. Ahora es tuyo.

Asentí y me até el pañuelo en el cuello. No me sentía muy cómoda llevando el pañuelo de una chica que no había soportado el repentino cambio de ambiente. Por no decir de vida.

¿Y si todo esto tenía una solución? Habría acabado con su vida, y ya no habría vuelta atrás.

Paula caminaba frente a mi, ninguna de las dos emitía sonido alguno. Sólo se oían los tacones de sus botas altas hacer eco en el pequeño espacio del pasillo.

Pronto llegamos al gran comedor que contenía el mismo caos que había cuando llegué por primera vez. Pero todos callaron al verme entrar.

Pero no me miraban a mí, miraban el pañuelo que colgaba en mi cuello.

Justin también lo observaba. Su mandíbula se encontraba apretada y sus ojos estaban oscuros.

Todavía no estaba acostumbrada a tanta atención, y menos cuando ese silencio que invadía el lugar era tan incómodo.

El sonido sordo de la silla de Justin arrastrarse hacia atrás se escuchó más fuerte de lo que debería. Él se levantó y caminó hacia mí a pasos agigantados.

Deserto » bieber [TERMINADA]Where stories live. Discover now