Capítulo 2

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Narra Lisa:

No podría soportar a Drake ni un segundo más, no habíamos ni salido del edificio y ya me tenía más que harta, este chico era demasiado simpático a mi gusto, me caía bien es decir, no ha cerrado la boca en todo el camino por el ascensor hasta la puerta del edificio y para peor cada cosa que dice lo hace divertido porque aunque no sea divertido él se ríe y hace que sea gracioso, pero no podía olvidarme de que era mi psicólogo, no logrará nada nuevo que los anteriores no pudieron. No le mostraré ninguna de mis lastimaduras, pues eso sería enseñarle mis sentimientos, no le explicaré por qué, no le contaré nada, nunca haría tal cosa. Con la persona que más hablaba en un pasado era mi hermano Nathan pero ya lleva un tiempo desde que su novia quedó loquita y murió por lo tanto, después de eso Nath no es más que un busca pelea con su grupo de idiotas.

-Las damas primero- dijo Drake abriendo la puerta de su coche para que yo pueda entrar, sin decir nada y rodando mis ojos subí al auto, ya quería que esto termine, quería desaparecer y con él era imposible, porque no me evitaba, todo lo contrario me busca y eso me desespera ya que no estoy de humor.

-ya Dr. Jones dígame cuánto le pagó mi abuela. Le pagaré el doble si me deja en aquella parada de bus- señalé una esquina y él la miró apoyando su mano derecha en el volante, se rió en sus adentros ya que simplemente lanzó una pequeña sonrisita.

-No me pagan mucho, pero no aceptaré tu oferta, me parece divertido pasar rato contigo.

-¿Por qué?

-Pues es divertido como te enojas cada vez que te digo la verdad- decía sin interés, buscando las llaves en sus bolsillos.

-¡Mentira!- exclamé y me crucé de brazos ofendida. Él me miro y se limitó a reír.

Cuando el auto comenzó a andar no dije nada, Drake me miraba de vez en cuando pensando que la molestia se me fue pero en realidad, se dio cuenta de que verdad estaba enojada.

-¿Te gusta la música?- preguntó, no dije nada solo asentí- ¿Qué clase de música?

-No te importa- dije muy fría pues, yo no era como todas esas chicas que se suben a los autos y abren las ventanas para sacar su brazo, esas que sueltan su cabello para que haya rico aroma, esas que cantan mientras el chico conduce.

-Si me importa, ¿qué te piensas que si tú me dices que no me importa ahora me dejará de importar? ¿Qué clase de capricho es ese?- Subió un poco el tono, diciendo todo tan rápido con su dulce voz gastada. Me irritaba, él sabe de mi, como tratarme, me molesta mucho.

-Ya déjame en paz...- pedí en un susurro,

-sabes Lisa- dijo frenando el auto y girando para mí. Me detuve a observar bien las facciones de su rostro, tan liso con unos pequeños lunares en su mejilla, su cabello rubio despeinado, sus labios secos y quebrados a causa del frío del pasado invierno y sus ojos completamente penetrantes- Creí que tu caso era solo un capricho adolescente de esos que son niñas caprichosas que nunca obtuvieron lo que sus papis les dio y por eso dicen odiar al mundo, veo que no lo es, se cómo te sientes, no eres la única que se odia a si misma aquí. No entiendo ¿por qué no quieres superarte?- nunca pensé en eso ¿a qué se refería con que no era la única? No contesté nada, solo miré mis manos, las cuales tenían uno que otro rayón que me hice cortando mis muñecas- dime algo- dijo en un tono desesperado.
Al ver que yo no contestaba, se bajo del auto. Por fin lo saqué de quicio, ya se cansó. Pero en eso mi puerta se abre y Drake me toma del brazo obligándome a bajarme.

-Suéltame imbécil- le dije furiosa intentando de soltarme- Gritaré muy fuerte- iba diciendo mientras me llevaba por la vereda- ¡Auxilio!- grité mientras él hacía fuerza- ¡Ayuda me quiere secuestrar!- El no me dijo nada, solo me llevo por un camino que comenzaba en pasto con unos viejos árboles y al final había un viejo muelle abandonado. Estaba por caer la noche, al menos no me perdería de mi único amigo, el atardecer. ¿A qué me traía aquí? Por el muelle él seguía caminando, no paraba, pero cuando estábamos a punto de llegar al final él se sentó dejando sus pies sobre el agua y me obligó a sentarme a mí. No dijo nada solo miraba el horizonte, luego yo hice lo mismo, pues... no me lo perdería.

Help n.h(editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora