Capítulo 5 (YA EDITADO)

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Tras pronunciar aquellas palabras extrañas, volvimos de nuevo hasta el lugar donde estaba mi padre. Minutos después una a una, las familias que se hallaban reunidas en la sala se acercaron y nos dieron el pésame y tal como vinieron se marcharon, dejándonos solos a mi padre, Raira y yo.

— Roger, esto no debería haber sucedido. —le puso una mano en el hombro como si así pudiera reconfortarlo— Lamento muchísimo lo de Svetlana, de verdad.

— Corren tiempos aciagos... Raira. —dijo mirándola a los ojos.

La mujer cuervo asintió al tiempo que me dirigía una mirada de reojo.

— Cuando tu hija cumpla los quince años, tendrá que ingresar en la Hermandad, dura lex sed lex. —le avisó con voz autoritaria.

Eso me indicó que era una mujer inflexible, que no aceptaba un no por respuesta.

— Sí, ella no tendrá más remedio continuar con nuestro legado. —me cogió de la mano— El futuro de la familia Wanderlight descansa sobre sus hombros.

Me quedé pensando durante unos instantes en aquellas palabras.

— Señora Raira... —empecé a decir algo avergonzada.

— ¿Sí? —volvió su mirada hacia mí.

— Mi padre me ha hablado de usted. —agaché la cabeza— Y para mí es un honor conocerla en persona... le muestro todos mis respetos, señora.

— Muchas gracias, Anna Wanderlight.... Por favor llámame Raira. —luego le dirigió a Roger una mirada— Vaya, veo que la has educado bien y te has tomado la molestia de hablarle de mí, aunque haya sido durante la ceremonia. —agregó con una sonrisa.

Mi padre se rascó la cabeza, sonriendo incómodamente.

— Oh vamos Raira... ha empezado a preguntarme, he tenido que contarle la... —esta le lanzó una mirada seria— Esto... me has pillado, lo siento.

— Te voy a vigilar, muy de cerca —entrecerró los ojos y luego se agachó delante de mí— Anna, ¿tu estarías dispuesta a convertirte en cazadora?

— Yo debo convertirme en una cazadora como mi madre. —contesté segundos después muy seria— Quiero acabar con todos los vampiros y proteger a las personas porque pertenezco a la familia Wanderlight.

Ella negó con la cabeza.

— Veo odio y venganza en tus ojos... estás dolida por la muerte de tu madre.

— Yo... —empecé a decir. No quería admitirlo pero tenía toda la razón.

— Si algo he aprendido es que todo llega, a su debido momento... algún día podrás convertirte en cazadora pero para ello tienes que dejar el odio de lado, es decir, evitar que te nuble la vista. —se echó el pelo hacia atrás con delicadeza— El odio sólo lleva a más odio y finalmente a la muerte.

Acto seguido, se levantó y se despidió de mi padre con un asentimiento de cabeza. Y cuando iba por mitad del corredor se paró en seco y se dio la vuelta.

— Roger... —lo llamó.

El la miró esperando a que siguiera hablando.

— Sé que la ley obliga a tu hija a ser parte de la Hermandad a los quince años, sin embargo yo podría hacer una excepción por ti, Roger. —declaró abiertamente— Yo puedo librarte de este compromiso y alejando a Anna de este mundo como quería Svetlana a cambio de que me des tu palabra.

La Cazadora de Vampiros © #TCE2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora