cap 43

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capitulo 43.- la abuela y su leyenda.

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-mamá, estoy bien, creo que puedo acomodar un poco mis cosas, aún no termino de desempacar del todo- mi madre estaba rotundamente en contra de que yo me levantara de la cama y fuera escaleras arriba a mi habitación a ordenar mis cosas.

-no lo creo cariño, el doctor dijo explícitamente que tenías que guardar reposo, suficiente con ir a la escuela, así que te quedarás aquí, si quieres puedes leer un poco, mira, encontré unas cajas de libros que eran de tu abuela, tal vez haya algo que te guste-

-está bien- mi madre subió las cajas a la cama y yo comencé a hurgar en ellas, vi varios títulos llamativos, pero nada me llamo más la atención como el cuaderno morado que mi abuela siempre llevaba consigo a todas partes, allí escribía cuentos, anécdotas, e incluso lo utilizaba como diario, ella compartía conmigo ese libro, de pequeña mi abuela pasaba largas temporadas con mamá en casa, y por las noches yo me escapaba a la habitación de huéspedes a escuchar los cuentos inventados por ella, había uno  en particular que me gustaba mucho, y que incluso creí alguna vez que era verdad.

“la moneda de oro”

Flashback*

-ya debes ir a dormirte pequeña duendecilla- dijo mi abuela, la verdad es que nunca me gustó que me llamaran duende, los niños en la escuela se burlaban de mí por mis orejas puntiagudas, y mi baja estatura, oh y claro por mi sobre peso, pero mi abuela siempre me dijo así, desde que nací, yo en secreto deseaba ser un hada o una princesa, y no un duende.

-no, primero un cuento para dormir, porfis- mi abuela, siempre dulce conmigo, accedió y yo terminé acurrucada a su lado.

-bueno, esta historia es totalmente cierta, pasa de generación en generación, y como tu ya eres un chica grande, pienso que debo compartirla contigo ahora-

-¿enserio?, dime, dime- mi abuela sacó una cajita azul de su mesita de noche.

- “Hace mucho, mucho tiempo, el primer rey del los

duendes había almacenado toda las riquezas del

mundo. El pueblo lo apreciaba porque el reino

había progresado pero aun así, él se sentía triste y solitario,

sobre todo cuando, desde la parte más alta del

castillo, veía la felicidad que reinaba en su pueblo. Un hada que lo miraba desde el aire advirtió

su pesar. Así que una tarde, junto a la ventana, lo fue visitar.

El rey se sorprendió al verla, porque jamás había

visto a un hada, pero no se asustó. Era muy

conocido por su amabilidad y bondad, así que la

invitó a pasar.

Ella entró muy complacida y se maravilló con el

esplendor con el que el rey vivía: su cama era

de marfil; sus almohadas, hechas con plumas de

fénix; las velas que lo alumbraban las habían encendido

My girl (LIAM PAYNE y TU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora