¿Puedo comer el postre en mi habitación?

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—¿Cuáles son las no tan buenas noticias? —preguntó Matt apenas había alcanzado a Jeanne.

Ambos habían ido a caminar por los viñedos y en su camino se encontraron con el establo del lugar, unos hermosos caballos habían llamado completamente la atención de la chica por lo que Matt, para complacerla, los pidió prestados. Estuvieron alrededor de una hora practicando ya que Jeanne no sabía montar a caballo, después de todo era una chica de ciudad. Solo pasaron unos minutos para que ella agarrara el ritmo y habían empezado a trotar sobre sus caballos. Después de media hora la muchacha resultó ser una experta en caballos, tal vez porque el caballo blanco con manchas cafés era más agradable que el caballo negro de Matt o tal vez ella era mejor de lo que pensaba aprendiendo cosas nuevas.

El modelo se permitió observarla detenidamente mientras dejaba que se adelantara solo un poco. En el colegio Jeanne era muy seria, solo hablaba con dos muchachas tan comunes como ella misma, en las diferentes clases la castaña no hablaba o volteaba a ver a los demás, vivía en su propio mundo pero tal vez eso se debía al amor por su familia, tal vez, pensó, ella buscaba tranquilidad en el colegio y por eso prefería mantenerse en silencio. También Matt había observado que ella solía no llevar alguna tarea, no era seguido pero en esas ocasiones en las que no cumplía con sus deberes ignoraba al profesor dando esa imagen de desinteresada a todos, eran esas veces cuando él volteaba hacia la esquina del salón para poder verla.

Una semana antes de que él pensara en ella como su cómplice para esa mentira se dedicó a observarla desde lejos y no encontró nada interesante en ella pero fue justo eso lo que le interesó de ella, después de un mes aun ni siquiera él mismo comprendía su manera de pensar.

Ahora con el tiempo que llevaban conociéndose Jeanne era la chica más interesante para él, la conocía y la desconocía al mismo tiempo. Como en ese instante, sabía que había algo malo, el rostro de la chica lucía confundido y un poco apagado, había hablado muy poco por no decir que solo lo necesario.

Se había quedado tan atento observando su espalda que no se dio cuenta cuando ella empezó a acelerar el paso hasta que la empezó a ver más lejos, inmediatamente sacudió su cabeza y la alcanzó para hacerle esa pregunta.

Jeanne había mencionado que no tenía muy buenas noticias y él quería saberlas.

—Cosas —contestó la muchacha después de unos minutos.

Matt rodó los ojos, detuvo su caballo y de un brinco saltó hacia el piso.

Jeanne al escuchar un ruido volteó inmediatamente con el corazón acelerado, pensó que podría haberse caído del caballo pero el mismo bajó por lo que al verlo de pie en el suelo se tranquilizó.

—Sé que hay algo que te preocupa —habló Matt. Ella solo se encogió de hombros y él continuó—. ¿Es algo que no me puedes decir?

Ella nuevamente volteó a verlo, su expresión seria contagió la de Matt.

—Técnicamente hay muchas cosas que no te puedo decir, Matt —volvió su mirada hacia el frente.

Ambos estaban ya detenidos, aunque ella aun seguía sobre el caballo y él debía alzar la cabeza para poder verla. La muchacha suspiró pero no habló, permaneció en silencio por primera vez incómodo. Era una estúpida.

—¿Por qué?, Si tú y yo... —dejó sin completar la oración. No había un "Tú y yo" entre ellos, le estaba empezando a costar trabajo recordarlo.

—Esto es solo un juego —dijo Jeanne más que nada para recordárselo a ella misma, la palabra "juego" estaba por delante de todo o tal vez la palabra "mentira" pero se escuchaba mejor la primera palabra, la ultima era quizás muy traicionera—. Este juego puede estar en peligro ¿sabes?

¿Jugamos a ser novios? (JASN Libro #1) (DISPONIBLE EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora