Capítulo 40: Todavía hay hombres buenos

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Por su noveno cumpleaños, Suzaku recibió un reloj de bolsillo de parte de su padre. Era un reloj de bolsillo suizo labrado en oro con una fina cadena elaborado con el mismo metal y de cara abierta. Sofisticado, reluciente y aburrido. No era el mejor presente que se le podía dar a un niño, a ciencia cierta. A los niños les interesaba muy poco qué tan práctico era un regalo. Pero el reloj se convirtió al instante en un bien preciado para Suzaku. El reloj era una reliquia familiar transmitida de padre a hijo, cuando alcanzaban la mayoría de edad. Aun así, Genbu decidió obsequiárselo antes. No muy lejos de la fecha de cumpleaños de Suzaku, Genbu había sufrido una caída en uno de sus episodios de borrachera. Temía, por consiguiente, no cumplir el ritual posteriormente. Suzaku fue un dueño cuidadoso. Cada tanto lo pulía con pasta dental y rara vez lo sacaba de casa ya que el reloj no cabía en sus pequeños bolsillos. Solamente una ocasión lo llevó a la escuela para enseñárselo a Lelouch y los días que había una competencia de karate importante. Cada vez que lo traía consigo, se coronaba campeón. De ahí que el niño lo consideraba su amuleto de la suerte. A sabiendas del gran valor personal de ese reloj para Suzaku, Lelouch se resistió a aceptarlo cuando él se lo obsequió.

Pasó algunos días después del fatídico juicio que es consabido por el lector. Era poco más de medianoche en ese entonces y Suzaku no había conseguido pegar ojo. Algunos pensamientos estaban acosándolo. No había que ser un genio de la observación para advertir que a Lelouch lo consumían muchas preocupaciones: el injusto veredicto del juez, el temor acechante de ser separado para siempre de Nunnally, la ceguera y la discapacidad de Nunnally, el funeral de su madre y el futuro incierto. A Lelouch le incomodaba hablar de su padre. Siempre hallaba una forma de evadir el tema. Suzaku suponía que en el mejor de los casos estaba muerto y en el peor de los casos los había abandonado. Con lo cual, Lelouch y Nunnally no tenían familia. Lo más probable es que ellos fueran enviados en un orfanato. «Pobres Lelouch y Nunnally».

A Suzaku le hubiera gustado tener una solución a sus problemas. Hacer algo, cuando menos. Lo que fuera. Pero no tenía idea. Lelouch tampoco dejaba que nadie lo consolara. Detestaba las miradas condescendientes de los adultos y ser tratado con compasión. ¡Era muy orgulloso! Suzaku intuyó que Lelouch no podía conciliar el sueño. Aquellos días estaba bostezando con frecuencia. Síntomas de noche en vela. Suzaku se paró de la cama, cogió el reloj de bolsillo, pasó junto a su equipo de pesca sin desarmar y se asomó al cuarto de Lelouch. No estaba allí, lo que confirmó sus sospechas. Suzaku localizó a su amigo sentado en el rellano de la escalera con los pies en el escalón inferior y la cabeza entre las manos. Uno de los escalones que pisó rechinó alertando a Lelouch que se apresuró a enjugarse las lágrimas. Suzaku fingió no haber visto eso.

—No puedes dormir, ¿verdad?

—¡Mira quién habla! —había gruñido a la defensiva Lelouch, volviéndose. Suzaku le sonrió y se sentó junto a él con las piernas abiertas y apoyándose con una mano desde atrás.

—Tampoco yo puedo dormir. El tictac del reloj es muy fuerte —le había comentado Suzaku haciendo oscilar el reloj de bolsillo frente a él—. ¿Qué hay de ti?

—Nada nuevo. Ya sabes...

El joven Lelouch cruzó los brazos sobre las rodillas y hundió la cabecita en ellos. Bueno, ese día tampoco tenía ganas de desahogarse. Suzaku estuvo investigando sobre los orfanatos. Los niños pequeños tenían más posibilidades de ser adoptados. Los adultos prefería buscarlos a ellos y a los bebés para hacer de cuenta que eran suyos. Si no estuviera ciega y discapacitada, Nunnally sería indudablemente adoptada. Suzaku pensó compartir su descubrimiento con su amigo para animarlo. Y se abstuvo. Se sentía insensible recordándole las discapacidades de Nunnally. Eso era otro problema que debían lidiar. La mirada de Suzaku se desvió de Lelouch a su reloj en la otra mano. Ese fue el momento que concibió la idea. Suzaku le tendió su reloj.

Code Geass: BloodlinesWhere stories live. Discover now