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Olivia entró a su casa y dejó su bolso en la mesa de la entrada para caminar hasta el comedor en donde sus cuatro hijos estaban almorzando con sus padres, se detuvo al verlos y la sonrisa de ellos desapareció al verla ahí.
Charles Jr bajó su cabeza y siguió comiendo en silencio mientras que los gemelos y Chiara masticaban sin mirarla.

—Hija, que bueno que llegaste temprano — se levantó su madre para abrazarla —Siéntate con nosotros, aún no terminamos.

La monegasca se sentó en la cabeza de la mesa y una de las empleadas sirvió su almuerzo.

—Las personas educadas saludan a su madre al llegar a casa — se dirigió a los cuatro sin apartar la mirada —Sino es por amor debe de ser por educación.

—Es sorprendente que tú estés a esta hora aquí Olivia — dijo Jr y su madre lo miró —Nunca estás aquí, pasas todo el día en la empresa y solo te vemos, ¿cinco minutos?, no, cinco minutos es demasiado.

—En primer lugar no soy Olivia, soy mamá — lo corrigió —Y en segundo lugar tengo que trabajar para mantener esta casa y pagar todo lo que ustedes gastan, ¿a caso la ropa de marca y todos esos video juegos me los regalan?

—Hija..

—No abuela déjala — se metió Marc —Esa es la excusa que ella siempre nos pone, todo es el trabajo y sus hijos sobramos, esa familia que fuimos un día murió.

El pecho de la empresaria se apretó y aclaró su garganta.

—No es excusa, ustedes saben que debo trabajar.

—¿Todo el día? — la cuestionó Chiara —Tengo amigas que sus madres trabajan pero están con ellas por algunas horas al día, salen de compras juntas y hacen cosas de madre e hija.

Se quedaron en silencio y la pelinegra se sintió protegida al sentir la mano de su padre sobre la suya.

—Deja ese celular Hervé, estás comiendo.

La ignoró y la poca paciencia que ella llevaba se acabó, así que se levantó de su lugar para quitárselo.

—¡Oye! — exclamó —Eso es mio, lo compré con mis ahorros.

—Una regla de esta casa es no estar con el celular cuando estamos almorzando.

—Todo era mejor cuando estaban juntos.

—Jr, basta.

—No abuelo, Olivia solo viene a decir que hacer cuando ella no está aquí — se levantó —Hace meses que no se sentaba con nosotros en esta mesa, prefiere estar con desconocidos que con sus hijos, Charles igual hizo lo mismo pero al menos él nos escribe seguido.

One shots with Charles Leclerc III Donde viven las historias. Descúbrelo ahora