↳ Capítulo 1.

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A pesar de todo tipo de intento, la llave no entraba en la cerradura, haciéndome formular en la mente una buena lista de maldiciones. Resoplé frustrada y le metí un buen puntapié a la puerta provocando solamente que los dedos debajo del converse negro me dolieran. Empezaba a extrañar Seúl.

—No creo que se abra así— musitó divertida una voz tan suave como el terciopelo detrás de mí.

Me giré avergonzada y me encontré con la perfección en persona. Noté como la boca se me abrió lentamente y como los ojos me destellaron de encanto.

Una joven revestida de una piel suave y blanca, de cabello rubio un poco alborotado, se situaba detrás de mí y el par de maletas azules que había dejado tiradas en el piso junto a mis pies.

—Emm... ah...— genial, no pude articular nada inteligente o que tuviera significado alguno.

—Déjame adivinar, eres Jisoo ¿cierto?— me sonrió mostrándome la perfecta hilera de dientes blancos, deslumbrandome.

Vaya, una perfecta sonrisa era enmarcada por unos labios aparentemente suaves, rosados y carnosos; aquello era lo más bello que había visto en lo que había llegado a Londres.

—¿La amiga de Jennie?— preguntó ahora dudosa.

¡Maldición! ¿Era necesario pegarme una bofetada para reaccionar? Sí, quizá sí; pero sólo me limité a sacudir ligeramente mi cabeza.

—Sí, sí—, me aclaré disimuladamente la garganta. —A las dos preguntas, sí.

Me sonrió con más ganas, como si me conociera de hace años. Eso me desarmó por completo. Algo nuevo para mí.

—¿La puerta no se abre?—, quiso saber.

—¿Ah? No, no...— bajé la cabeza para ocultar el traicionero rubor de mis mejillas. —La llave no entra—, expliqué.

—¿No entra? Hum... ¿Me permites?— estiró la mano con la palma extendida hacía arriba. ¿Qué me creía? ¿Una tonta?

Me atreví a levantar la vista para mirarla, era dueña de unos bellos ojos donde parecía que el mismísimo Picasso había creado una obra de arte en diferentes tonos de marrón.

Le di la llave confiando completamente en aquella hermosa extraña.

Se acercó a la puerta de aquel departamento e intentó sólo una vez meter la llave a la cerradura, cosa que no funcionó.

—Hum...—, la miró, —creo que te dieron la llave equivocada.

—¿Tú crees?— dije sarcástica.

Ella rió y el soplo de su risa me acarició el rostro. Me obligué a aterrizar de nuevo en la Tierra, puesto que había volado más allá que la última nube del cielo. Qué emociones tan extrañas estaba experimentando.

—¿Eres... vecina?— pregunté esperanzada, anhelando realmente que dijera que sí, que era dueña de alguno de los otros departamentos que había en ese edificio.

—No.

—Entonces... ¿cómo sabes mi nombre y que soy amiga de la chica que vive aquí?— hice una pausa frunciendo el ceño. —Jennie Kim vive aquí, ¿cierto?— pregunté recelosa.

Ella rió aún más, cómo si mi ingenuidad resultara graciosa. Bueno, quizá para ella sí.

—Si, Jennie vive aquí— señaló el departamento marcado con el 312 en el que antes había intentado meter la llave. —Es raro que no se encuentre—, dijo sorprendida. —Y bueno, ella me habló de ti, me dijo que esta noche llegarías y estaba muy emocionada con la noticia— me sonrió y le sonreí de regreso. Tras segundos de mirarnos, finalmente pude formular una pregunta que quería hacerle desde que la vi.

Manual de lo prohibido | ChaesooWhere stories live. Discover now