↳ Capítulo 27.

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La voz femenina anunció mi vuelo, la hora había llegado.

Me paré y caminé para dejar las maletas, luego guardé el boleto en mi bolso. Caminé hasta la fila de personas que aguardaban para subir al avión y me formé detrás de la última.

Miré hacia atrás, hacia todos lados mientras mordía mi labio inferior, vi a toda la gente, todos los rostros... ¿Qué estaba pensando? Ella no vendría.

Me volví a girar y caminé lentamente hasta que llegó mi turno. La azafata me revisó el boleto.

Have a nice trip— me sonrió, devolviéndome el boleto.

Di una última mirada alrededor y suspiré. Cerré los ojos y deseé fervientemente que ella apareciera, tan sólo para decirme adiós.

La gente seguía pasando a mi lado cuando los abrí. Me faltaba magia, porque los rostros que veía, seguían siendo desconocidos.

Resultaba inútil desearla, esperar que ella... Por supuesto que no, ¿en qué cabeza cabe?

Volví a reírme de mí misma, sin atisbo alguno de alegría y caminé hasta el avión. Me senté en el asiento correspondiente, forrado de azul rey y luego miré por la ventanilla circular. Ningún movimiento fuera del avión me pareció inusual.

Decidí relajarme, ya era demasiado tarde para cualquier cosa, para todo. Ya nada tenía sentido.

Las tripas me rugieron dentro de mi abdomen y hasta ese momento caí en cuenta de que no había desayunado nada. Esperaría la merienda del avión y me esforzaría en dormir, eran dieciocho horas las que me esperaban de camino y tenía que adaptarme al horario.

Una voz femenina se escuchó por todo el avión, primero en inglés, luego en español, y por fin en coreano, para después seguir hablando en otros idiomas.

El avión despegaría en dos minutos. Las ruedas comenzaron a moverse y a rodar por el pavimento, el rugido del motor era claramente perceptible. El tiempo se había acabado.

Cerré los ojos, no quería ver cómo mi corazón se quedaba en ese lugar, pero detrás de mis párpados su rostro apareció y gemí de dolor. Los recuerdos se proyectaron como una película en mi mente mientras el avión se elevaba en el aire. El primer día que llegué, su sonrisa, esos jeans negros ajustados que usaba esa noche... una lágrima corrió por mi mejilla.

Me removí en el asiento y abrí los ojos para estirarme, había dormido por un buen rato y un relámpago me había despertado

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Me removí en el asiento y abrí los ojos para estirarme, había dormido por un buen rato y un relámpago me había despertado. Miré por la ventanilla del avión, surcada por gotas de lluvia, las nubes pasaban escuetas en un cielo completamente oscuro. Bajé mi vista, la ciudad se vislumbraba con un montón de motas de luz amarilla.

Sentí alivio y a la vez dolor. Por fin había llegado a Seúl, estaba en casa de nuevo, y al comprenderlo, me sentí bastante lejos de mi corazón.

Las luces en la ciudad brillaban con intensidad y desde arriba era bastante hermoso. Por supuesto, era de noche.

Manual de lo prohibido | ChaesooWhere stories live. Discover now