Capítulo 61

51.5K 2K 399
                                    

Máximo.

Rafaella quiere que vayamos a conocer la torre infinita de libros que está en la ciudad y aunque me he negado innumerables veces ella no ha cambiado de opinión.

No puedo ir en contra de lo que quiere, porque la conozco y sé que es capaz de ir sola. No me necesita para nada.

Salimos de darnos un baño y procedemos a vestirnos, yo me coloco un pantalón y una camiseta negra, mientras ella se envuelve en un top negro y falda corta del mismo color, cada prenda se le ciñe a la perfección a su figura y aunque está un poco baja de peso, le queda perfecto. Agrega un saco Dior y una cartera que supongo es la misma marca porque le cuelga una "D" enorme.

Todo en ella hace que la polla se me engorde.

Me pongo de pie cuando veo lo que trae en las manos.

-No te pondrás eso.-intento arrebatarle las botas altas de tacón.

-Alto ahí, alteza.-se burla mientras extiende su brazo libre en dirección a mi pecho para detenerme y coloca el otro detrás de su espalda cubriendo a capa y espada las botas.

¿Cómo caragos Gregori le empaca unas botas altas a una mujer que ha sido torturada? Le pedí ropa cómoda.

-Rafaella.-le lanzo la primera advertencia.

-No me prohibirás usar tacones. Además, combinan con mi outfit, amor.-mira lo que lleva puesto.

-No me toques los cojones y deja eso.

-No me hagas enfadar.

-Rafaella.-segunda advertencia.

Se sienta sobre la cama y empieza a colocárselas.

Se levanta sobre las bonitas botas y camina hasta posarse frente al espejo.

-Me quedan hermosas ¿Puedes verlo?-espera una respuesta.

Ok. La segunda fue la última advertencia porque ahora no dejare que se las quite.

Quiero follarmela tanto como quiero cumplirle el maldito sueño que tiene.

Esa idea no abandona mi cabeza y a pesar de que no tengo manera de comprobar lo que creo que esta hecho, sé que es así. Si hago alguna prueba o doy alguna señal se dará cuenta de inmediato, porque tengo una esposa que es una jodida bruja sabia.

Últimamente está más hermosa que nunca, aunque eso es casi imposible porque es una maldita diosa.

Miro su abdomen sin parpadear.

-¿Estoy gorda?-se da cuenta de las miradas que le lanzo y mira su abdomen en el espejo.

Tomo una foto mentalmente y aunque no tendré la foto en físico tendré un video porque todo quedara registrado por las cámaras de seguridad que están en nuestra habitación.

-Estas preciosa.-me acerco a grandes zancadas hasta comerle la boca.

No tiene el anticonceptivo, se lo tendría que haber colocado un día después del secuestro y eso no paso, porque no le dieron oportunidad y eso es un beneficio a mi favor porque quiero que exista algo tan nuestro que sea imposible negarlo.

Se separa para tomar aire y cuando lo hace deja pequeños besos sobre mis labios.

-Vámonos.-me toma de la mano ansiosa por salir de casa.

Palmeo su culo.

-Imbécil.-me reprende y le aprieto con fuerza la nalga.

Que mujerón es la pelinegra. Definitivamente la mejor de todas.

IMPERIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora