Capítulo 53

45.3K 2K 185
                                    

Rafaella.

Llamo a Máximo con los nervios carcomiéndome por dentro, presiento lo que se avecina.

-Preciosa...

-Me están siguiendo.-suelto de inmediato.-Tengo a un montón de camionetas atrás.

Piso el acelerador para sacar ventaja pero se acercan cada vez más.

-Ya estoy saliendo.-me dice.-No te detengas, pase lo que pase, no detengas el maldito carro.

-Entendido.

Parpadeo lentamente mirando por el retrovisor, mi respiración esta descontrolada y mi pecho reprimido.

Deben estarme siguiendo alrededor de diez autos negros.

Empiezan a disparar y Gregori y los hombres del pelinegro también lo hacen, pero eso no detiene a dos vehículos que tratan de sobrepasarme, giro mi cabeza para mirar el auto que está alineado con el mío, veo a un hombre apuntándome con una metralleta, pero no dispara, es solo una manera para acojonarme.

Piso el acelerador pero me sobrepasan cerrándome el paso, aun así no me detengo, trato de esquivarlo pero mete más el carro, haciendo que choque.

Vuelvo a intentar avanzar chocando con fuerza tratando de sacarlo de mi camino, repito la acción un par de veces más, logrando pasar pero vuelven a cerrarme y mi Bugatti impacta nuevamente. Manipulo el volante lista para retroceder pero me cierran por atrás, impidiéndome realizar la acción que tengo en mente.

Es una maldita emboscada.

Se bajan tres hombres, cada uno con un arma letal, de un movimiento rápido saco el arma de la guantera, lista para disparar. Se mueven para ubicarse, uno me apunta desde el parabrisas del auto y los otros dos están ubicados, uno en cada puerta.

El que está parado en mi puerta me toca la ventana, la bajo para escucharlo.

-Si no quieres morir es mejor que bajes del auto.-la amenaza está hecha, suelto despacio la pistola que tenía envuelta hace un momento porque por muy rápida que sea, que me acribillen no está en mis planes.

No dejare que me maten aquí, no tendré una muerte tan estúpida. No soy una cobarde y si quieren jugar, les voy a enseñar cómo es que se juega de verdad.

Siguen apuntándome.

-¿Te apartas?-le pregunto.-Los Bugattis de más de 16 cilindros abren para arriba.-me burlo de él, que retrocede dándome el espacio necesario para bajar.

Logro ver que detrás mío esta desatada una guerra campal, todos se están disparando entre todos, busco a Gregori con la mirada hasta que lo encuentro y lo veo tratando de llegar a mí, pero se le cruza un hombre que lo hace rodar por el piso.

-Así que tú eres la perra que mato a mi hermano.-me brama cerca del rostro el hombre que hace un momento no me dejaba abrir la puerta del carro.

-No sé quién es tu hermano y la verdad...Tampoco me importa.

-¡Maldita!-grita, pegándome una bofetada que me hace trastabillar hacia atrás.

Me llevo la mano a mi mejilla con dolor, la sangre me hierve por la rabia que siento, ¡¿Cómo carajos se atreve a tocarme?!

Levanto mi pierna impactándola contra su tórax, mi tacón se rompe por la fuerza que empleo en la acción, el hombre retrocede llevándose una mano al lugar donde le he dado, desesperado por conseguir el aire que le acabo de quitar.

Soy karateca desde que soy niña, a los 6 años obtuve mi cinturón color blanco, luego el celeste, seguí buscando tener el amarillo y así consecutivamente hasta adquirí el negro. Me vanaglorie en mi esfuerzo y dedicación, justo por eso estuve una temporada en Japón, entrenando como loca para conseguir lo que quería.

IMPERIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora