Capítulo 49

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Rafaella.

Durante la tarde hemos estamos metidos en el mar, nos fuimos en el yate hasta aguas profundas y luego regresamos a jugar en la orilla. Los chicos estaban jugando ajedrez con apuestas grandes, de dinero y carros, solo escuche que mi mejor amigo tiene que pagarle a Máximo un Lamborghini, por joderlo ha elegido que será uno de color blanco.

La noche nos vuelve a tomar de la misma forma que nos tomó la primera. Mucho alcohol y perdición. No hay un control para nosotros, nos tomamos hasta el agua de los floreros.

Máximo no puede creer que ha estado abrazado de Fabrizio y Thiago. Juntos como hermanitos. Se ha hecho el loco diciendo que la foto es trucada. No acepta la realidad.

Bailo con mis amigas en el centro el box que nos va vuelto a acoger esta noche.

Fabrizio nos ha abandonado para ir a tomar el mando de la música.

Ahora mismo está sonando Donde están las gatas de Nicky Jam y Daddy Yankee.

Jalo del brazo a Thiago porque esa canción la hemos bailado miles de veces, pero sobre todo interpretado.

Me muevo pegando mi cuerpo al suyo, levanta los brazos poniéndole más furor a la letra y hago lo mismo para seguirle el paso. Lo que trasmite la canción es todo lo que está bien en la vida.

Hay una transición que nos lleva a I' m good (Blue) de David Guetta & Bebe Rexha. El Dj conoce muy bien nuestros gustos musicales.

Me vuelvo unir a las chicas haciendo una ronda cuando empieza a sonar Hasta abajo de Don Omar. Hacemos un gusanito empezando a bajar todas a la vez.

Me detengo un poco porque siento que no puedo respirar.

Busco con la mirada al pelinegro porque estoy muy caliente. Esta replegado en el último sillón, apartado de todos, tomando solo.

Mi coño aún sufre los estragos de la noche anterior pero quiero más. Es verdad eso que dicen: «Cuando pruebas ya no puedes parar»

Y yo no quiero detenerme.

Me siento sobre sus piernas acomodándome bien y el muerde mi hombro rodeando mi abdomen con su brazo.

Empiezo a moverme en sincronía a la otra canción que está sonando en ese preciso momento.

-Estoy duro, preciosa.-susurra en mi oído.

-Podemos...-me muerdo el labio para callar los pensamientos impuros que cruzan mi mente.

-Podemos, ¿Qué?-repregunta ante mi silencio.

-Olvídalo.-me enfoco en mirar a las demás personas que bailan.

-Dime.-toma mi cara para que lo mire.

Dudo pero termino diciéndole lo que quiero.

-Me puedo levantar un poco y tú...-levanto las cejas para que comprenda lo que quiero decir.-Te cubriré con mi vestido.

Es corto pero puede cubrirlo un poco.

-¿Aquí?-sonríe cachondo.

-Nadie se dará cuenta.-asiente, desabrochando su pantalón.

Miro a todos lados para percatarme de que nadie nos esté mirando. Su polla rebota contra mi espalda baja.

Me levanto un poco y con sus hábiles dedos apartan mí braga hacia un lado. Siento la punta de su miembro ubicarse en mi entrada y me dejo caer con lentamente. Metiéndomela por completo.

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