Capítulo 25: La carta de invitación

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La carta de invitación


Tan sólo habían pasado alrededor de un par de meses desde que decidieron reabrir el negocio, y Sortilegios Weasley ya se perfilaba como la tienda con mayor éxito en todo el Callejón Diagon. Y gracias a las recientes y novedosas ideas que ambos hermanos tuvieron, la tienda de bromas obtenía más popularidad conforme pasaban los días.

Ron se encontraba ordenando los artículos nuevos sobre un estante mientras George se distraía atendiendo a algunos clientes, debido a la fama de la tienda los productos se les agotaban rápido por lo que semanalmente tenían que traer más mercadería. Al continuar ubicando los productos clasificándolos como su hermano se lo había indicado, Ron se percató mirando de reojo que alguien se acercaba hacia él posicionándose a su costado.

—¡Hola! ¿Cuál es el precio de las orejas extensibles?

Ron dejó un momento lo que estaba haciendo y volteó al escuchar aquella femenina voz junto a él, no tuvo la necesidad de acercarse mucho ya que pudo darse cuenta de la pronta proximidad que había con la chica, quien estaba sólo a pocos milímetros de él.

—Tres galeones —respondió dando unos pasos vacilantes hacia atrás.

—¿Y realmente funcionan? —volvió a preguntar apenas el pelirrojo terminó de hablar.

—Por supuesto —afirmó Ron tomando una oreja extensible para mostrárselo a la cliente—. Con esto te enterarás de todo con total discreción.

—Me convenciste, lo compraré.

Ella giró un momento para rebuscar algo en el pequeño bolso que traía consigo y luego sacó el dinero exacto para dárselo a Ron. Él recibió las monedas y las guardó en su bolsillo, para luego entregarle el producto que ella pidió.

—Espero te llegue a ser muy útil —dijo Ron, observando como la chica examinaba el artículo de broma que había adquirido.

—Claro que lo será —corroboró ella con entusiasmo en su voz—. Si supieras de cuántas cosas tengo ahora por enterarme.

—Veo que te divertirás mucho —añadió Ron sonriente—. Entonces que lo disfrutes.

—Gracias —respondió la chica mostrando una muy amigable sonrisa.

Se alejó unos pasos y luego volteó para despedirse del muchacho agitando la mano. El pelirrojo hizo lo mismo y sin esperar más, volvió al trabajo de ordenar los productos en sus respectivos lugares. Se mantuvo ocupado en aquella actividad hasta que al cabo de unos pocos minutos divisó la figura de su hermano mayor acercarse a él.

—Así que ahora el nuevo truco para lograr más ventas es coquetear con las clientes, bien pensado Ron —dijo George, levantando los pulgares en aprobación.

—No estaba coqueteando —Ron rodó los ojos e ignorándolo siguió con el encargo de ubicar los productos en los diferentes estantes.

—A mi me pareció que sí —comentó George en un tono pícaro, mirando hacia su hermano mientras levantaba las cejas—. Aquella chica era bastante atractiva ¿no crees?

—No lo sé, no estoy como tú viendo todo el día si tal chica es atractiva o no —respondió Ron.

—Eso se debe a que todavía sigues enamorado de una sola persona —dijo George y Ron resopló con resignación al comprender a quién se refería—. Además, no estoy mirando a cada mujer que viene aquí, recuerda que tengo novia.

—Creo que a Angelina le encantaría saber que su novio estuvo mirando a otra mujer —dijo sarcásticamente Ron soltando una suave risa.

—Más te vale no decirle nada —le reprendió George señalándolo amenazante—. Pero en fin, sólo quería contarte que mamá mandó una carta esta mañana.

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