Capítulo 11: Su mirada, no me dejaría mentir

1.8K 82 9
                                    

11

Su mirada, no me dejaría mentir.

Hermione, hola. Ya ha pasado casi un mes desde que te mandé mi última carta y no me llegó ninguna respuesta tuya. Imagino que la lechuza se perdió por el camino, sí, debe ser eso. No creo que no quieras responderme. En fin, mi hermano me dijo que en dos semanas todos los estudiantes de Hogwarts irán a Hogsmeade. Usaré la excusa de ir a verlo, para aprovechar en ir allá. La verdad, más que por ver a mi hermano quiero ir para verte a ti. Sólo no se lo digas. Ese día nos tenemos que encontrar, ya que me escaparé de Hogsmeade para ir a buscarte. Sería genial si me mandaras una respuesta. Nos vemos,

Jack Martins

Hermione terminó de leer soltando un largo suspiro. Digamos que esta no fue una de las mejores maneras de despertar para ella, no solo porque una lechuza le haya despertado con algunos picotazos en la mano, sino también por esta repentina segunda carta que le mandó Jack Martins.

Ya hasta había pensado que finalmente se había olvidado de ella, pero parece que no era así. Sin embargo, agradeció que la carta haya llegado en un buen momento pues no hubiera sido agradable que haya aparecido cuando ella estuviera con Ron o con alguna otra persona, eso solo empeoraría todo. El solo pensar que Ginny pudo haber estado ahí la hizo retorcer de nervios.

¿Que iba a fingir una visita a su hermano solo para verla a ella? Vaya, parecía que Jack estaba bastante interesado... ¿O es algún tipo de acosador? Hermione ya no sabía en qué pensar y tampoco sabía que podría hacer con aquel chico, pero algo logró tranquilizarla: Jack no sabe dónde está ella. Era cierto, posiblemente nunca la llegue a encontrar porque no sabrá que se está quedando en la casa de su amigo... ¿Amigo? Perdón, novio. Hermione rió de su propio error, la costumbre de llamar a Ron "amigo" la había hecho equivocar. Tomó la carta y la guardó en el bolsillo de su chaqueta junto a la anterior carta y decidió salir a caminar un poco.

Salió silenciosamente de la casa tratando de no hacer ruido para no despertar a alguien, sobretodo no despertar a Ron, ya se sabía cómo se pondría si lo despertaran tan temprano. Caminó por el jardín, evitando el alto pasto hasta que vislumbró a alguien que se le hizo muy familiar, estaba sentado junto a unas plantas. Hermione reconoció rápido el cabello rojizo y creyó que era Ron pero luego vio que no era él, además sería imposible ver a Ron despierto a estas horas.

—¿George?

—Ah, Hermione.

Hermione notó perfectamente la tristeza en la voz de George así que vio oportuno el acercarse. Se sentó frente a él y lo miró, estaba pálido y se veía totalmente destrozado.

—George ¿es por?...

—Sí —le interrumpió—. No deberías haberme visto así.

—Lo siento tanto... —se lamentó Hermione, mirándolo con una inmensa pena.

—No te preocupes, estoy bien. Y sé que él, donde sea que esté, también lo está —murmuró George, limpiándose lo que parecían haber sido lágrimas y esbozó una suave sonrisa—. ¿Qué hay de ti, Hermione? ¿Ron no te está haciendo la vida imposible?

Hermione rió levemente, aliviada de que George no siguiera lamentándose porque sabía muy bien que si él seguía, ella también hubiera llegado a las lágrimas. Pero por suerte parecía que el chico comenzaba a alegrarse un poco.

—Ron es muy afortunado de estar con una chica como tú. Y tú... bueno tú lamentablemente no tienes tanta suerte.

—¡George! —Hermione rió nuevamente—. Deja ya de molestar a tu hermano.

A Magic Love StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora