Capítulo 26: Hogwarts

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Hogwarts

El día de la invitación finalmente había llegado y Ron no dejaba de pensar con inquietud en qué es lo que le esperaría en este día. Sentía una mezcla de nervios y emoción en su interior, pues sinceramente no tenía ni la más mínima idea de lo que sucedería y mucho menos, si es que en verdad estaba preparado para volver a verla después de tantos meses. A pesar de que intentó convencerse de no ir, sabía que a estas alturas ya no podía hacer eso. Ya no podía dar marcha atrás, este era el momento de tomar aquellas decisiones y de definir un sinfín de cosas que lo han mantenido pensativo durante todo este tiempo.

La noche anterior había regresado a La Madriguera debido a que Harry le escribió mediante una carta que él iría allá, para que luego pudieran partir juntos a Hogwarts. A pesar de que sabía muy bien que la principal razón por la que Harry quería ir a su casa era para pasar ese último día con Ginny, estaba agradecido de que quisiera acompañarlo pues de cierta manera él le daba la confianza y tranquilidad que necesitaba.

—Ron —llamó Harry mientras lo movía para que se levantara de una vez—. Ya levántate, se nos hará tarde si no comenzamos a apurarnos.

—Aún es muy temprano —murmuró Ron aferrándose a su cama, aunque en realidad no era precisamente por pereza el motivo por el que no quería levantarse.

—Recuerda que tenemos que llegar temprano a Hogwarts —aclaró Harry colocándose los anteojos—. Aprovecharé en ducharme mientras terminas de levantarte.

Y así el chico de cabello azabache salió de la habitación. Ron a duras penas se levantó de la cama y comenzó a seleccionar la ropa que se pondría. Alistó una elegante camisa que había comprado recientemente y unos pantalones oscuros que según George, le quedaban muy bien. Agradeció haber aceptado trabajar en Sortilegios Weasley porque gracias a ello, había podido comprarse mejores prendas para vestir. Mientras esperaba a que Harry regresara, tomó asiento sobre su cama y sin evitarlo más, dejó que su mente volviera a pensar en ella.

No dejaba de preguntarse en qué es lo que estaría pensando Hermione en este momento. ¿Estaría igual de preocupada que él o simplemente sólo iría para cumplir con la invitación sin que le importase nada de lo demás? Considerando que conocía su carácter, sabía que la segunda opción era muy probable. Incluso imaginó que sería exactamente eso lo que ella estaría pensando, pues aunque ya ha pasado un buen tiempo, aún no podría asegurarse que ella ya ha olvidado todo el enojo que sentía hacia él.

—Ya deberías apurarte —le dijo Harry cuando regresó a la habitación, logrando sacarlo de todos sus pensamientos.

—Oye amigo, no estoy seguro de esto —murmuró Ron sin levantarse, su rostro expresaba toda la preocupación que sentía.

—Claro que lo estás —replicó Harry haciéndole una seña para que se diera prisa—. He oído que Ginny ya se ha levantado, así que apúrate, nosotros debemos estar allá antes que ella.

A Ron le hubiera gustado seguir contradiciendo, pero se dio cuenta que ya no era necesario hacerlo. Ya no tenía oportunidad de retroceder, tenía que ir y más que cumplir con aquella invitación, tenía que ir para ver a Hermione. Porque ahora ese era el principal objetivo, ella. Así que rápidamente se puso de pie, y sintiéndose ahora totalmente decidido, se apresuró en terminar de alistarse y cambiarse. Al cabo de una media hora tanto Harry como él bajaron para desayunar, encontrándose con Ginny sentada en la mesa.

—¿Aún no te has ido? —preguntó Ron, bufando al contemplar la típica escena de besos que se iniciaba entre su hermana y su amigo.

—Estoy por irme —dijo ella al separarse de Harry—. Así que será mejor que se apuren, se supone que tienen que estar listos antes de que lleguen todos los estudiantes.

A Magic Love StoryWhere stories live. Discover now