CAPÍTULO 29: RECUERDOS DE INFANCIA

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Seguía pensando en las palabras de Aurora, no pensé que ella me diría eso, yo le prometí que cuidaría de Zane y creo que no lo he hecho, le he mentido en múltiples ocasiones, y lo sigo haciendo, lo amo, demasiado, de eso estoy bastante segura, pero el amor no mi entente y es lo único que, hecho, mentir constantemente, no quiero hacerlo más y no sé por qué sigo haciéndolo.

Salimos del colegio, ya se había acabado todas las clases, iba tomada de la mano de Zane, salimos del colegio, nos dirigíamos al parqueadero, deje de caminar y Zane lo noto al instante.

—¿Pasa algo sisu?

—No, solo quiero hablar contigo —¿hablar conmigo? Respire antes de reaccionar.

—¿De qué quieres hablar?

—De lo nuestro —su aspecto cambió al instante.

—No me asustes sisu ¿y tiene que ser aquí?

—Si, mira... —estaba dispuesta a decirle todo y lo que viniera después trataría de solucionarlo si eso fuese necesario.

—Hola —Es alguien quien interrumpía mi momento de decir la verdad, el rostro de Zane cambio de preocupación a enojo al ver quien nos saludaba y quien me interrumpía molestamente.

—Thomas ¿qué quieres?

—Hablar, necesito hablar Iria.

—Pues yo no quiero hablar —dijo seria y sin dejar de mirarlo directo a sus estúpidos ojos.

—Iria sé que estas en todo tu derecho de odiarme, de repudiarme, pero por favor déjame disculparme —mire de inmediato a Zane a ver qué gesto hacia

—Escúchalo, no es bueno tener rencores y aunque lo odie por lo que casi te hizo, es bueno que, tanto para ti como para él, que lo escuches —no sabía qué hacer, Zane tiene razón, pero no deseaba hablar con él, porque quería hablar con Zane y poder ser sincera —te espero en el auto.

—¿Te escucho? —podía notar como Thomas estaba de nervios, su voz se quebró al intentar hablar a la primera vez.

—No tengo excusas para lo que intente hacerte, si estaba borracho y me gano el enojo, la impotencia y el dolor, pero nada de eso justifica lo que intente hacerte, me odio por eso, gracias por no poner un denuncio, debiste hacerlo, pero no lo hiciste y gracias por eso. Perdón sé que es un poco tarde, ya pasó más de un mes, pero fui a terapia, no quería que eso se pudiera volver a repetir y la psicóloga me dijo que me disculpara cuando estuviese listo y ahora lo estoy, me da vergüenza mirarte a los ojos, me siento un asco de hombre, la peor cosa de este mundo —bajo su mirada y trato de no estar tan nervioso —Te quiero mucho Iria y te lo digo de verdad, estos días he aprendido que el querer a una persona también significa dejarla ir aunque no la quieras dejar ir, te dejo ir Iria, no soy un buen hombre para ti ya que si te quisiera tanto como digo no hubiese intentado violarte, me da gusto por ti el que hubieses encontrado un hombre que valiese la pena como Zane, yo te quiero, pero él te ama y hay una gran diferencia en eso y espero de todo corazón que seas muy feliz con él, y él te de todo el amor que yo nunca fue capaz de darte, ni siquiera capaz de sentir.

Espero algún día me perdones y podamos ser amigos, lo que siempre debimos ser.

Él no me dejó hablar, al momento de decir lo último me sonrió y se marchó, yo estaba un poco descolocada y no supe reaccionar, dejé que se fuera, yo me quedé unos segundos ahí parada, después me fui directo donde Zane, me momento al auto y el arrancó.

—¿Qué te dijo? —pregunto sin quitar la vista del volante.

—Se disculpó por lo que trato de hacer, de muchas formas de hecho y deseo que fuese muy feliz contigo.

BELLA SALVACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora