CAPÍTULO 25: EL MUNDO IMPERFECTO DE ZANE

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Estaba almorzando con mis padres, yo solo revolvía la comida, mis padres estaban hablando, yo solo asimilaba que los padres de Zane habían llegado, al señor Sebastián le caí bien aparentemente, pero al señor Saimon no creo.

—Hija —dijo mi padre volviéndome a la realidad, con ellos.

—Papi

—¿Qué te pasa? —dijo mientras me observaba fijamente.

—Nada solo me distraje con mis pensamientos.

—Pues vuelve a la realidad con nosotros y ese almuerzo —dijo el tratando de descifrar lo que me pensaba.

—¿Hija viste las camionetas que estaban parqueadas al frente de la casa de Zane? —pregunto mi madre.

—Si lo hice.

—¿Sabes quiénes eran o son?

—Si, los padres de Zane.

—¿Los padres de Zane?

—Si, llegaron ayer o eso supongo.

—¿Ya los conociste? —pregunto de nuevo mi madre.

—Si madre, cuando llegamos de la bolera.

—¿Qué tal son? —pregunto esta vez mi padre.

—Son buenas personas y amables, igual solo cruce saludos y presentaciones.

—Bueno, supongo que pronto los conoceremos.

—No lo sé.

***

Era de noche y un poco tarde, veía una película, pero solo pensaba en Zane, no me había mandado un mensaje en todo el día, tampoco me había llamado no sé qué paso con él y su existencia, no sabía si nos iríamos mañana juntos al colegio, sentía que la presencia de sus padres podía ser un impedimento en nuestra relación.

Dejé de ver la película y solo me acosté, sentía como empezaba a dormir cuando empieza a sonar mi celular, es una llamada y exactamente de Zane.

—Sisu.

—Zane.

—¿Cómo estás? —preguntó.

—Bien, un poco cansada.

—Lamento no haberte llamado todo el día, he estado hablando algunas cosas con mis padres.

—Tranquilo lo entiendo perfectamente.

—Gracias sisu por entenderlo —su voz demostraba cómo en verdad lo sentía

—¿Mañana nos vamos juntos?

—Si, pero nos vamos caminando.

—Desde cuando Zane Crossley quiere ir caminando al colegio.

—Desde que mis padres están en la casa.

—¿Por qué? ¿Qué tiene que ver la presencia de tus padres con que nos vayamos caminando? —no entendí ni un poco.

—Si saben que voy al colegio, haría que me llevará un chófer y es lo único que no quiero.

—Bueno Don bromista —sentí como a través de la llamada se formaba una sonrisa —Feliz cumpleaños, aunque sea un poco tarde.

—No es tarde, gracias sisu.

—Lamento no darte un regalo.

—Tu ya me disté uno.

—¿de qué hablas? —estaba confundida.

BELLA SALVACIÓNWhere stories live. Discover now