Doce de mayo

141 23 7
                                    

—¿No es asombroso cómo el lapicero deja tinta a su paso sobre el papel? ¿Cómo crees que hagan eso? Tal vez algún día fabrique lapiceros, parecen magia —comenté serio mientras le daba un mordisco a mi hamburguesa.

Solo trataba de animarla, ya había notado su triste semblante desde que nos reunimos en el restaurante para almorzar antes de volver a nuestros empleos.

—Jake... —musitó logrando captar mi atención—. Estoy cansada.

Parpadeé un par de veces. Sus ojeras y la hinchazón de sus ojos no era un punto a discutir.

Tomé su mano sobre la mesa y la apreté.

—Entonces tómate el resto del día libre. Sabes que todo lo que gane es para ti y no me vuelvas a decir que mi padre tiene razón al llamarme idiota. Creo que dieciocho años son suficientes para tomar mis propias decisiones.

—No es eso... —Retiró su mano y pude visualizar una historia completa en su cabizbaja mirada—. Estoy cansada de que mi papá lleve mujeres extrañas a casa todos los días... Estoy cansada de que me pegue cada vez que no está de humor... —Su voz se quebró—. Estoy cansada de que todos los institutos rechacen mis solicitudes... Estoy cansada de... No sé, solo de estar... tal vez, aquí... así...

Y algo dentro de mí se rompió. Mis ojos claros se perdieron en la oscuridad de los suyos y el nudo en la garganta, la amargura en la boca, la punzada en el corazón y el vacío interno se hicieron presentes al creer que la estaba perdiendo.

—¡Hey! ¡Miren quién está aquí! —La burla de la muchacha pelirroja, creadora de la página que dañaba la integridad de mi Angel, se hizo presente junto a nuestra mesa—. ¿Por qué sales con ella, Jake? ¿No deberías de estar con alguna modelo o algo así?

—Ya me había olvidado de que existía, Leslie. —George, amigo de la pelirroja, acarició la cabeza de mi Angel como si se tratase de un perro—. Te ves peor.

—¿Es un uniforme, Jake? —preguntó Christine junto a los otros dos—. ¿Por qué trabajas si eres rico?

—Mi padre lo es. —Me puse de pie y de improvisto, le propiné un golpe en el rostro al rubio tirándolo al suelo. Ellas estaban atónitas—. Ahora lárguense.

—¿¡Qué mierda te pasa!? —preguntó Gabriela—. ¡Ella no vale nada! ¿¡Por qué has cambiado tanto!?

—Tal vez no signifique nada para ti, pero ella es lo más valioso que tengo. Es más humana de lo que ustedes jamás serán y la quiero más de lo que nadie nunca los amará. Lamentarán el día en que vuelva a lastimar a Angélica, mi novia. ¡Así que lárguense ahora, tira de imbéciles!

***

Llovía al salir pero eso no la detuvo al tomar mis manos y besarlas, para mi sorpresa.

—Jake, te quiero tanto... que me asusta que te vayas... —lloraba—. Me asusta quererte de esta forma... No me dejes, por favor...

—Siempre estaré contigo. —La abracé fuerte y besé su cabello—. Lo prometo. Lo juro. Siempre.

Cierta conocidaOn viuen les histories. Descobreix ara