❀ epílogo ❀

401 60 27
                                    

Querido Seba:

Han pasado 7 años desde la última vez que te vi, pero aún recuerdo tu rostro, las lágrimas que derramaste y como mi cuerpo ardía con ansias de que nuestros cuerpos se abrazaran.

Como me arrepentí todo el trayecto de no haberte besado aquel día.

Tú no lo sabes (porque nunca envíe ninguna), pero te he escrito cartas desde que llegue a Temuco hace 7 años. Nunca me atreví a enviarte ninguna, simplemente las escribía hablando sobre mis pesadillas, sobre recuerdos, sobre deseos.

Te elegí a ti como destinatario, porque tú siempre fuiste la persona que me escuchaba sin juzgarme, sin mirarme con lástima. No podría haberle escrito a la Rita o a la Scar, me habría sentido culpable de no enviárselas. Así que pensé en ti, porque siempre lo he hecho.

Pero hoy te escribo la última carta, porque voy a despedirme.

Mañana me voy a España con mi prometido, él se llama León y creo que te agradaría.

Él es amable, me hace reír, me ayuda con mis ataques de pánico, me recuerda el tomar mis medicinas, me lee mis libros favoritos, adora las sopas de letra, el café con chocolate, las películas de Marvel y los perros.

Cuando lo conocí me recordó a ti, no por su físico, sino por la manera en que me miró. Él me miró de la misma manera que tu lo hiciste la primera vez que nos vimos, como si yo fuera la gema más hermosa jamás encontrada.

Lo conocí 3 años después de haber llegado a Temuco, él estaba visitando a su hermano que se estaba tratando en el mismo centro que yo, desafortunadamente su hermano se suicido 6 meses más tarde de aquel día en que nos conocimos.

León estaba devastado y él sabía de mis experiencias anteriores con aquel tema, así que se mantuvo revoloteando a mi alrededor por semanas, creo que trataba que yo no terminara como su hermano.

Como sea, estuvimos juntos por casi 3 años antes de que él me pidiera matrimonio. La primera vez me negué, sintiendo que una parte de mí aún deseaba que tú aparecieras nuevamente y me besarás para luego largarnos juntos. Yo creí que eso haría que el León me abandonara, ¿puedes creer que él se quedó? y no solo eso, sino que también me dijo que me esperaría todo el tiempo que necesitará.

Esa idea me aterró, porque tú habías dicho que harías eso, pero yo te dañé tanto que ya no tenía sentido que tú esperaras por mí.

No paso ni un año cuando yo le pedí matrimonio a él. Por supuesto León dijo que si.

Y ahora voy a mudarme a España junto a él.

Desearía poder decirte todo esto en persona con más detalles, contarte cuanto he mejorado en estos últimos años, decirte que mis pesadillas ya son casi inexistentes, poder abrazarte, sostener tu mano y ver tu cara de asombro al notar que no me da un patatus el contacto de tu piel.

Desearía poder sentarnos a hablar sobre lo que ha pasado en estos años, saber de ti, hablar sobre nuestros amigos, pasear juntos y poder tener la oportunidad de agradecerte en persona por ser luz en mi vida cuando todo era un cuarto oscuro.

Pero no creo que sea posible, porque lo último que supe de ti fue a través de la Rita hace poco más de un año, que te habías ido a una de las islas del canal de la mancha para cuidar de tu abuela, ¿Es tan hermoso como se ve en las fotos? ¿Es tan helado como los comentarios en las guías turísticas? ¿Son los puertos tan preciosos como me imagino? Perdona que escriba tantas preguntas pero mi alma tiene hambre de saber de ti.

Ya que la última vez que tuvimos contacto apenas y nos preguntamos como estaban las cosas, yo te hable sobre mi terapia y tú hablaste sobre tu titulación en la universidad. Luego lo único que vi fueron las fotos que publicaste de tu titulación, hubiera amado ir, quise ir para sorprenderte, pero tuve colapsos ese año y era preferible que no me marchara del centro, sin embargo te envié flores, espero te hayan gustado.

Ojalá hubiéramos hablado más, pero supongo que nuestro puente se vio cortado cuando me marché.

¿Te enamoraste? Espero que si, de verdad espero que hayas conocido a ese alguien que te hiciera sentir vivo y te hubiera dado el amor que te mereces.

Como sea, no planeo escribir otra carta, tengo al menos tres cajas repletas de cartas que escribí para ti, y es que nunca me armé de valor para tirarlas, supongo que es porque una vez que las termine de escribir ya no las sentía mías sino tuyas.

Supongo que una parte de mi corazón siempre va a amarte.

Y es que tú me salvaste, creo que nunca te agradecí haberme salvado esa noche en que el Ignacio casi me mata. Creo que nunca te agradecí haberme sacado de ese infierno que fue mi relación con el Ignacio.

Pues te lo agradezco, no sabes cuanto. Me faltaría papel y tinta para escribirte cuan agradecida estoy de que hayas aparecido en mi vida de esa manera y de que me hayas salvado de todas las maneras en las que lo hiciste.

Te contaré un secreto... fui a visitar la lápida del Ignacio, sentí que necesitaba ir y despedirme de él, tenía que dejar que mi dolor se enterrara con él, fue como si le estuviera devolviendo aquellos pedazos de vidrio que le clavó a mi corazón.

Ya no le tengo resentimiento, bueno puede ser que si un poco, sigo trabajando en ello.

Pero ya no me siento sola, ya no siento esas ganas rabiosas de dejar que la vida me pase por encima y limitarme a existir.

Hoy, más que nunca, me gusta estar viva y me siento cómoda conmigo misma.

Esta carta irá en el tope de la caja con el resto de las cartas que te he escrito a lo largo de los años, decidí que te mereces leerlas, tal vez es muy tarde, puedes tirarlas si lo deseas o no.

Espero que dónde sea que estes y con quiera que estés esta carta te encuentre siendo inmensamente feliz.

Siempre tuya,
Titi.

Ámate, porfa Where stories live. Discover now