Capítulo 4

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Nada más llego a casa siento un subidón de adrenalina porque  aún sigo sin poder creerme lo que me ha pasado.
Llamo a mi única amiga Ilse.
Nos conocimos en el centro de menores, ella también vino a este país buscando un futuro mejor, encontrándose con la muerte de sus padres en un accidente automovilístico se quedó sola y como a mí la adoptaron una familia.
A mí me adoptó una vieja muy mala. Doña Galiana Kittel. Una mujer soltera, asqueada y mala. Los cinco años que viví con ella no fueron los más felices de mi vida, me tuvo limpiando y cuidándola hasta que murió. En ocasiones le hacía compañía en sus charlas con sus amigas, o me llevaba alguna sala de juegos obligándome a verla como la muy desgraciada se gastaba el dinero en esas máquinas tragaperras, cada vez que veía como se gastaba el dinero sin fundamento me hervía la sangre de ver como tiraba el dinero de esa forma y otras personas que no tengan ni para comer.
Lo único​ que le puedo agradecer fue que me ayudara con los estudios.
Pienso que ahora no es el momento de seguir pensando en la señora Galiana.
Dejo aún lado mis pensamientos para hablar con mi amiga.
Durante una hora hablo con Ilse contándole la novedad quedando en vernos mañana para seguir contándole como me ha ido mi primer día.

Antes de que amanezca ya me encontraba duchada y lista para salir al que sería mi primer trabajo. Estaba nerviosa, haciéndome mil preguntas e imaginándome como sería todo y si sería capaz de desarrollar mi trabajo.

Al llegar al casino, paso derecha a las cocinas.
Gilbert el encargado del grupo me explica cómo será mi trabajo haciéndome entrega de mi uniforme. Siento muchos nervios fluir dentro de mí organismo,  sin embargo estoy muy feliz.
Me presento a mí dos compañeros, había más gente pero sólo  centré mi atención en las dos personas con las que iba a trabajar.
Heide que me cayó muy bien y el cheff Adelmo. Un hombre alto fuerte y con semblante serio.
A las órdenes de Adelmo comienzo a trabajar, todo me resultaba agradable y me gusta lo que hago.

A terminar mi jornada, nerviosa pregunto a Heide que tal había estado.
Ella con su rostro de nobleza y su sonrisa me felicita. Le agradezco sus consejos y su ayuda de hecho, ya  me caía bien.
Entusiasma con la idea de poder obtener este trabajo tan importante para mí, por qué si no trabajo no puedo seguir pagando el alquiler y me veo en la calle reúno mi coraje repitiendo me a mí misma que debo de esforzarme mucho si quiero caer en gracia, según me ha contado Heide los pinches de cocina no suelen durar demasiado porque aquí al casino vienen a gastarse su dinero gente muy importante del mundo de los negocios o incluso famosos por lo que todo debe salir a la perfección sin cometer ningún error.
Aunque tiemble por dentro, he aprendido a ser una mujer muy segura de mí misma y sé que estoy capacitada para realizar mi trabajo.
Después de hablar con Heide me cambio de ropa  y en compañía de Heide esperamos el bus que me llevará hacia mí casa donde muero por contarle a Ilse como se me ha dado el trabajo.

(...)


Julien:

Miro mi reloj, las ocho de la noche y yo todavía encerrado entre cuatro paredes. Solo.
Maldigo a la bruja de mi abuela siempre haciéndome la vida imposible gracias a que me lo recompensa con dinero que me gasto en juergas y mujeres como me gusta mi vida.

Agotado llego a la gran mansión de los Káiser, desde que murió mi abuelo ya nada  es lo mismo. Con él todo era más sencillo pero con la bruja de su mujer todo resulta más amargo.
Paso dentro de la mansión casi arrastrando los pies y la escucho hablando. Lo que me faltaba tener que ver al fósil de mi abuela.

-—Abuela qué guapa estás cada día.

«Maldita bruja a ver si desapareces pronto de esta vida»

—Julien ¿Estás cansado? ¿Has trabajado mucho? Me refiero a trabajar con las manos y la cabeza no con lo de abajo.

«Bruja»

Debo Ser FuerteHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin