Capítulo 17

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Hoy hacía tres meses que había comenzado a trabajar en la casa del señor Kolov.
Desde aquella noche que estuve cenando en su compañía  habido más  ocasiones en las cuales puedo disfrutar de su compañía donde Dionisio me enseña cosas referente a su trabajo incluso me ha llegado a decir de tener madera para los negocios.
Entiendo que Dionisio es un hombre mayor que busca compañía y soy agradecida en que ponga su confianza en mí, varias veces me ha dicho que soy una mujer fuerte y debo de creer en mis facultades y no dejarme arropar por un pasado que me destruye si no soy capaz de coser mis propias heridas si deseo aspirar a más en la vida y luchar para no conformarme con tan poco siendo capaz de construir un futuro mejor para mí y mi hijo.

Bernadé me avisó ésta mañana que esta noche el señor iba a tener invitados.
Me sentía nerviosa, por fin algo de ambiente pienso mientras corto las verduras.
Durante horas he trabajado para preparar la cena, casi cuando quedaba un cuarto de hora para servir la mesa, una mujer joven pasa a la cocina en compañía de otra un poco más mayor.
Ambas me saludaron, una de ellas, la morena se acerca preguntándome cosas referente a la cena, amablemente le respondo explicándole la elaboración de la comida.

— ¿Me puede servir agua, y rápido? —Interrumpe la mujer joven.

—Sí claro. —Le extiendo el vaso con agua tratándola lo mejor posible bajo su aire de altitud mal agradecida. Me niego a que esa mujer con su pelo castaño largo con algunas mechas, su figura delgada y ese genio que se gastaba de grosera me iba asustar. La miro fijamente a sus ojos negros, por supuesto no podía responder ante su falta de desagrado hacia mi por miedo a perder mi empleo.

—Carmen, es que cada vez mi padre  contrata a gente menos cualificadas.—Decía dejando el vaso con gesto de asco la castaña.

—Lidia, no pagues tú enojo con los sirvientes ellos hacen su trabajo. Ahora vamos a la mesa tu papá nos espera.

A la vez que la tal Lidia desaparece de la cocina, Carmen intentaba disculparse por ella.

—Lo siento mucho, es que ha discutido con mi tío y al parecer sigue enfadada.—Carmen se marchó con una tímida sonrisa. Ella no me caía del todo mal, pero la tal Lidia se veía a leguas que era una víbora.

Comienzo a servir la cena, noto como mi pulso se acelera cuando estoy cerca de Lidia llevándome los demonios con la forma de dirigirse a mí casi escupiendo las palabras.
Intento calmarme, no pretendo dejarme avasallar por una imbécil que se cree lo que no es aunque se trate de la hija del señor Kolov.
Estoy trabajando y dependo de este trabajo para que no le falte de nada a mi hijo pienso calmando me para no crear conflictos y acabar con la confianza depositada en mí del señor Kolov.

Por fin la cena termina y su hija y sobrina se han marchado. De verdad ha habido momentos en los que me sentido tan intimidada en un ambiente tan cargado de tensión, como me ha sucedido esta noche.
Termino de recoger la cocina y me marcho hacia mi casa esta noche no podré reunirme con Dionisio  para tomar nuestro café y charlar  debido a que se encuentran sus parientes, por lo que me despido de Bernadé para irme directa a mi casa.

Al llegar a mi casa escucho el llanto de mi hijo. Inmediatamente comienzo a preocuparme, paso y veo como Gia, la canguro, intenta callarlo sin éxito.

—¡Ay! Samira, no puedo hacerlo callar, pienso que tiene algo de fiebre.
Agarro a mi hijo tocando su frente. Sí, está ardiendo. Pago a Gia y vuelvo a llamar a un taxi para que me lleve al hospital.

Unos pediatras se encargan de atender a mi hijo yo sigo sentada inquieta y rezando para que nada malo le ocurra.
Horas después le baja un poco la fiebre, sin embargo debe quedarse en observación.
Un médico joven habla conmigo explicándome lo que le ocurre a mi hijo.

Debo Ser FuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora