Capítulo 18

160 15 0
                                    

Estoy demasiado intranquila, encontrarme después de tanto tiempo a Diana no es buena señal y más si viene con esas explicaciones sobre Julien.
«Julien»  Pronuncio su nombre suspirando al mismo tiempo que en mi pecho siento alivio de haberme alejado de él, solo he obtenido de ese maldito juego al que me presté por lástima, por atracción quizás o por curiosidad de poder descubrir que se siente cuando te aman con el corazón, como una mujer puede llegar a perder la razón por amor y como todo se acaba perdonando.
Yo perdí la razón por abandonar mis esperanzas y por querer alejarme de unas vez por todas de la soledad de la angustia que me destruía lentamente y no fui a caer precisamente a mejor lugar.
Julien nunca me amó de eso me ha quedado claro gracias a su comportamiento, su avaricia y egoísmo le ha hecho de alejarse de mí cuando yo nunca le hice nada malo, le di todo de mí comportándome como creía haciéndolo bien para terminar haciéndome una pregunta sin respuesta.
¿Porqué?
Por más que he intentado encontrar la lógica a su comportamiento menos he entendido nada, simplemente he dejado atrás ese sentimiento que él me provocó creyendo que llegaría a mi meta donde juntos venceremos cualquier obstáculo. Desafortunadamente, no fueron las cosas como imaginé y ahora mismo me encuentro en el hospital esperando tener noticias de mi hijo que para mí es lo más importante.
Espero horas hasta que al fin el doctor que lleva el caso de mi hijo me informa sobre las pruebas realizadas y cuánto tiempo deberé de esperar para ver si el tratamiento funciona o en el caso que no, será intervenido de urgencia.

Caigo desvanecida en la silla mirando por unos cristales a mi pequeño como está conectado a varias máquinas siendo tan pequeño y ya luchando por su vida.
Me siento tan indefensa, necesito ser más valiente pero en estos momentos no me veo capaz de secar mis lágrimas y sonreír debido a todas las cosas malas que han sucedido en mi vida y porque también me toca vivir este horrible momento con mi pequeño.

— Samira, ¿Estás bien? — Me volteo despacio mirando a Dionisio con mis ojos llenos de agua.

Tan débil me siento que no dudo en dejarme vencer en su pecho mientras él con calma y cariño me consuela acariciando mi espalda dándome ánimos.
No digo nada, solo lo miro agarrando mis manos donde a través de ese contacto me da la suficiente valentía para demostrarme a mí misma de ser más fuerte para afrontar todo aquello que me tenga preparado el destino.

Dionisio se queda conmigo hasta la noche, su compañía es de agradecer al menos no estoy sola y puedo descargar mi dolor con alguien que me entiende y apoya dándome consuelo en sus brazos y ánimos con sus palabras alentadoras.
Dionisio se marcha en el momento que llega Ilse.
Mi amiga me trae un café y algo de comer.
Sentadas en silencio Ilse me mira con preocupación.

— ¿Porqué me miras de ese modo? — Quiero saber qué es exactamente lo que piensa Ilse.

— Samira no quiero que mal intérpretes mis palabras pero debo decirte que Dionisio es tu jefe y un hombre mucho mayor que tú, podría ser de la edad de tu padre.

— Ilse me ofendes. Dionisio es un buen hombre, solo trata de ayudarme no siento nada hacia Dioniso salvo gratitud y aprecio. Además, sabes que yo no puedo amar nadie, creo que no estoy hecha para el amor.

— Samira no digas eso se me parte el corazón de verte así.
Estoy segura que algún día vas a encontrar el amor. Por favor amiga debemos ser fuertes para seguir luchando en esta batalla llamada vida.

— Ya estoy mentalizada de que voy a estar sola, solo tengo a mi hijo y por él haría cualquier cosa. Rezo en silencio rodando mis lágrimas de angustia pidiendo el milagro de que no me aparten de mi hijo porque es lo único que me hace de no venirme abajo.

— Verás como se pondrá bien, solo debemos tener fe.

Ilse me abraza como siempre lo hace cuando la bola de angustia se va haciendo cada vez mayor dentro de mí, ella siempre está a mi lado apoyándome hasta que termina la hora de visitas y de nuevo me quedo sola con mis pensamientos.

Debo Ser FuerteWhere stories live. Discover now