Matsuoka Ayano no era una mala persona después de todo, sin embargo, todos en la escuela sabían que no podían fiarse de nadie, y mucho menos de alguien que llevaba un bate de béisbol en la mochila y parecía enojada con la vida todo el tiempo. Y aunque no siempre estaba enojada como todos creían, no vivía el éxtasis en lucidez. Kuroo Tetsurō, en cambio, conocía aquella extraordinaria técnica de adaptación y aceptación llamada reciliencia. Sin complicaciones, sin temor. Cada día el sol se encontraba más cerca de la tierra. El fin del mundo parecía abrazarse a su espalda con la llegada de la primavera y, lo único que quedaba por hacer, era dejarse llevar por la corriente y caer en un estado disociativo de los sentidos en que lo único que podía hacer era caer al vacío del amor; caer en éxtasis. Pero a malas decisiones, siempre existen malas consecuencias. Y eso era algo que a sus cortas edades no lograrían comprender con facilidad. ¿Acaso el sol está más cerca?