XXXIII.

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"¿Cómo es que de pronto mi cuerpo fluye como agua al ritmo de esta melodía? Y, ¿qué es esta melodía? La había escuchado en videojuegos y la televisión, pero jamás estando en un ambiente así. ¿Qué me está tendiendo Bokuto-san? Está llevándose algo al ojo y parece relajado, mientras yo sostengo lo que ha de entregarme sobre la yema de mi dedo índice. Bokuto saca la lengua y guiña un ojo, apuntando hacia ella. Creo que comienzo a entender lo que me está diciendo, así que sonrío, porque le quiero mucho. De pronto logro darme cuenta de lo alejado que he estado de mis amigos, pero de que a pesar de la distancia, les amo con todo mi corazón. Así que sonrío con mas ganas, y me río con goce, poniendo el pequeño cuadrado de cartón sobre mi lengua y colgándome de mi amigo para abrazarle. Desde atrás se nos unen brazos que considero familiares, lo cual es curioso porque jamás les he abrazado con tanta frecuencia como para conocerlos tan bien como en este instante. Conozco ese olor, y conozco esa fuerza como si fuera lo único que conozco. Son Tetsurō y Akaashi-san. Son mis seres queridos. Sonríen y bailan mientras nos abrazamos con fuerza, pero siento que alguien falta aquí. ¿Dónde está Sakura? O... no, no es ella quien falta. Quiero correr a besarla y confesarle cuánto la he amado desde el comienzo, pero creo que a quien muero por abrazar ahora mismo es a..."

—¡Ayano!

Exclamó Kōtarō, viendo a la muchacha de pie junto a la mesa. Apoyaba su espalda contra la pared y fumaba un cigarrillo en tranquilidad, observando todo a su alrededor. De inmediato, Tetsurō sintió cómo se le torcía el estómago de los nervios al verla ahí otra vez, mientras Kenma sonreía y casi brotaban lágrimas de sus ojos de la felicidad que sentía de verla, así que no lo evitó, corrió hasta ella y la rodeó con sus brazos, para después besar su mejilla y acariciar su cabello. Ayano sostenía una extraña mueca risueña en su rostro mientras devolvía el abrazo y levantaba su mano para no quemar a Kenma con el cigarro, él continuaba abrazado a su cuerpo sin decir nada, mientras Tetsurō otra vez se moría de celos por cualquier ser humano que respirase a menos de un metro de ella.

—Sé que no lo digo muy seguido, Ayano, pero eres muy especial para mí. Eres mi mejor amiga. Y te amo.

Ayano sonrió enternecida, devolviendo a Kenma un beso en la mejilla, al cual reaccionó sollozando de felicidad, mientras escondía su rostro en el cuello de la muchacha y suspiraba. Ayano comprendía el estado en que estaba Kenma, que era su primera vez, y que si decía alguna pesadez podía arruinar su momento. No era que no sintiera lo mismo que Kenma, sin embargo, no era la misma Ayano estando lúcida y más aún teniendo que vender tanta droga. Inmediatamente se agobió, pero su rostro se mantuvo sereno, mientras su mano libre acariciaba el pelo de Kenma, quien parecía disfrutar y ronronear junto a la compañía de Ayano. No paraba de sobar su cabeza contra su cuello y rostro, y apretarla contra su cuerpo. Estaba feliz.

—¿Tú me amas, Ayano?

Se rió—. Claro que te amo, Kenma. ¿Acaso lo dudas?

Abrió sus ojos como platos, para después apretarlos y negar con efusividad. Volvió a abrazarla.

—No, jamás dudaría de tu amistad. Te amo, te amo, te amo. Eres mi mejor amiga. Te amo. Siempre quiero hacer los trabajos contigo, siempre quiero salir a almorzar contigo, siempre quiero hablar contigo, siempre quiero estar contigo. Todo contigo se vuelve mejor. Eres hermosa, eres inteligente, hueles a flores. Te amo, Ayano. ¡Te amo!

Ayano no podía dejar de reírse de la felicidad. Sentía aquella extraña sensación que antes le tomaba desde los pies hasta la coronilla cuando subía el efecto de la pastilla, pero nada había entrado por su boca además de humo y un poco de cerveza. Por primera vez en tanto tiempo, se estaba sintiendo feliz, en compañía y plena. Hasta que nuevamente asechaba aquel incómodo pensamiento.

Dominó | Kuroo Tetsurō x OC |. PAUSA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora