En el olvido.

By hypnotics

9.3K 452 77

Tras varios intentos de suicidio, River Smoak es internado en Moorfields, una antigua cárcel convertida en ho... More

introducción.
Capítulo 1; Sid, Kash y Coral.
Capítulo 2; Jane doe.
Capítulo 3; Incógnitas y más incógnitas.
Capítulo 4; ¿Cita doble?
Capítulo 5; No todas las sorpresas siempre son buenas.
Capítulo 6; ¿Los borrachos son conscientes de sus actos o no?
Capítulo 8; ¿Pillado?
» nota.
Capítulo 9; Familia.
Capítulo 10; Oh, ¿libertad?

Capítulo 7; Una ''cita'' desastrosa.

620 30 0
By hypnotics

Desde el momento en el que escuché como la puerta se abría, supe que algo iba mal. No sé si quizás porque Sid y yo estábamos a punto de besarnos. O quizás el hecho de que alguien nos encontrara allí suponía un problema. No estábamos autorizados para usar el polideportivo sin supervisión y bueno, nosotros estábamos allí.

Solos.

Mi reacción fue apartarme lo más rápido posible, girarme hacia la puerta con las mejillas tintadas de un color rojizo. Sid lo notó y agachó la cabeza, escondiendo una pequeña carcajada. Por la puerta apareció Coral, mirándonos algo extrañada.

-¿Qué hacéis aquí?.- Preguntó, deteniéndose junto a la puerta.

-Estábamos..- Las palabras se me atragantaron, quedándome sin una idea clara de la mentira que podía decir. Sid me respaldó.

-River quería que le diera un par de clases de baile, ya sabes que es bastante patoso.- Carcajeó mientras me miraba, dándose la vuelta hacia el reproductor de música.

-Hmm.. Bueno, vengo para avisaros de que tenemos que ir todos a la sala de visitas.. Es importante.- Respondió y asintió con la cabeza, dedicándome un gesto interesado. Rápidamente se dio la vuelta y yo corrí hacia ella, posando mi mano sobre su hombro, haciendo que se sobresaltara.

-¿Sabes de qué nos van a hablar?.- Pregunté mientras me unía a su caminata hacia el lugar indicado, intentando adaptarme a su paso bastante ligero. Coral se encogió de hombros.

-Creo que es por la gente que está interesada en comprar el hospital.- Respondió dejándome casi petrificado en el sitio, observando como ella continuaba sin mi.- ¿Sid ha hablado contigo?.- Preguntó mientras en mi cabeza se formaban un millón de dudas sobre por qué alguien iba a querer comprar este lugar. Al escuchar el nombre de Sid, volví a mi ser y le miré encogiéndome de hombros.

-Le pregunté que le pasaba y a penas me dijo nada, simplemente que necesitaba desconectar un rato.- Mentí mirando hacia otro lado, metiendo las manos en los bolsillos. Coral redujo su ritmo una vez salimos hacia el patio, mirándome.

-Me preocupa que de la nada esté así, nunca lo había visto de esta manera.- Coral sacudió la cabeza. 

-Gracias por esperar, eh.- Gruño Sid saliendo del polideportivo, dedicándonos una mirada un tanto asesina. Coral me miró y rodó los ojos, comenzando a caminar hacia la sala indicada anteriormente. Suspiré y la seguí.

Como siempre, tres de los cinco alumnos más ''rebeldes'' -pero a la vez queridos, obvio- interrumpimos en la habitación atrayendo todas las miradas hacia nosotros. Enfermeros, compañeros.. todo ser presente allí centró su mirada en nosotros mientras, intentando no reírnos, avanzábamos por uno de los laterales de la sala para sentarnos en los sitios libres que había al final de esta. Una vez lo hicimos, una señora de metro setenta con un pelo anaranjado muy llamativo miró hacia Rick y Paula, quienes asintieron con la cabeza. Dicha señora aclaró su garganta y comenzó a hablar.

-Muy bien queridos pacientes del Hospital psiquiátrico Moorfiels, soy Desiree Laveau, vuestra posible nueva directora.- Su voz resonaba con un fino y casi borrado acento francés que me hizo rodar los ojos. Entrelacé mis manos entre ellas y las posé sobre mis piernas, escuchando las palabras de la señora intentando no empezar a cogerle asco desde el minuto cero.- En mis metas no estaba adquirir una propiedad como esta, pero debido a que es un lugar que llama mucho mi atención debido a mi título en psicólogía, soy una gran postora para adquirir este lugar y hacer de Moorfields un lugar completamente nuevo.- Un nudo se formó en mi garganta. Mi respiración comenzó a acelerarse al igual que los latidos de mi corazón; Miré hacia mi derecha, donde estaba sentada Coral, completamente extrañado y ella me devolvió la mirada de la misma manera.

-Disculpe señora, pero.. ¿Qué quiere decir con eso?.- Preguntó un aventurado compañero, haciéndonos un gran favor a todos los demás. La señora atendió su pregunta y sonrió, dando una pequeña vuelta sobre sí misma mientras chasqueaba sus dedos.

-He sido informada de que la antigua directora os dejaba bastante libertad, como si esto fuera un circo en el que podáis estar danzando de un lado hacia otro.- Intenté digerir lo más amablemente esas palabras, que tan solo me traían malos pensamientos a la cabeza.- Sois, sin ofender, enfermos mentales que necesitan cuidados y tratamientos diferentes a los de una persona normal.- En la sala pudo escucharse un gran suspiro de desolación tras sus palabras.

-Disculpe, pero somos personas con problemas que necesitan atención, vigilancia y superación.- Gruñí, poniéndome en pie. Coral susurró que era una mala idea y Sid.. Sid carcajeó orgulloso.- No somos unos retardados mentales a los que se le cae la baba que necesitan atención cada dos segundos.- Negué con la cabeza, siendo devorado por la mirada de la señora y de los enfermeros, quienes me hicieron un gesto para que me detuviera que ignoré por completo.- Somos adolescentes que tienen distintos problemas, unos más graves que otros pero no somos más que eso, adolescentes. Dentro de lo que cabe, somos personas normales. Necesitamos un poco de libertad aunque estemos encerrado en un maldito recinto veinticuatro horas trescientos sesenta y cinco días al año. Así qué, si piensa que va a venir aquí a reprimirnos como si fueramos peor de lo que ya somos, le invito a que se vaya.- Afirmé mis palabras con una pequeña y ladina sonrisa mientras desafíaba a lo lejos la mirada de la señora, que hasta el momento, no me había quitado un ojo de encima.- Y le aseguro que no hablo por mi solo.- Ensanché un poco la sonrisa y tomé asiento de nuevo, agachando la cabeza para respirar hondo y suspirar. La señora soltó una pequeña carcajada.

-Tienes razón, en ningún momento he pretendido ofenderos.- Razonó.- Pero no conoces mis planes, así que no tienes derecho a juzgarme tan solo por mis palabras. Quiero mejorar este sitio y lo haré.- Respondió mientras caminaba hacia una de las sillas que había a sus espaldas y sacaba una pequeña carpeta de un bolso negro que había junto a un abrigo.- He analizado que en los últimos dos años, la actividad de este lugar ha disminuído notablemente. Nadie quiere dejar a sus familiares aquí por gente como tú.- Añadió, haciéndome fruncir el ceño mientras volvía mi mirada de nuevo contra la suya. Solté un gruñido y apreté mis puños, cosa que Coral y Sid notaron, dándome una pequeña caricia en el hombro para que me tranquilizara. 

La señora se dio la vuelta y continuó hablando de algo que, realmente, no me interesaba. Ya había perdido todo el interés en escuchar sus supuestas mejoras para el lugar. En lo que sí había ganado interés era en hacerle ver cómo de retrasado puedo llegar a ser.

8.00 PM

El anochecer caía sobre el inmenso edificio de Moorfields y con él, parecía decaer mi ánimo. Como castigo por semejante espectáculo en la presentación de una interesada en la propiedad, me sancionaron dejándome toda la tarde en mi habitación. 

No le di importancia, a veces me gustaba dedicarme tiempo a mi mismo y pensar sobre mis cosas. 

Me aburrí demasiado, recorrí la habitación de extremo a extremo y joder, incluso me eché una siesta a pesar de que las odio con toda mi vida. Pasé mis manos por mi cara para intentar despejarme y me levanté de la cama, estirándome hacia arriba a la vez que bostezaba; caminé hasta la ventana y la abrí para que entrara un poco de aire fresco, encendí la luz y me senté en mi escritorio. Decidí ponerme a hacer cualquier chorrada para matar el tiempo hasta la hora de cenar, donde terminaba mi castigo. Cogí un par de hojas del fichero de las clases, el estuche y nada más abrirlo, encontré la nota que me había escrito Sly. 

Sonreí nada más verla y la releí un par de veces, quedándome prendado por la forma en la que trazaba cada palabra sobre el papel. Tenía una letra realmente bonita. Intenté recordarle, pero no tuve éxito alguno. Guardé la nota de nuevo, cogí un lápiz y comencé a dibujar en una de esas hojas, pensando en cómo sería recordar el rostro de alguien sin tener que verlo, como sería ser un poco normal y vivir en la ciudad, lleno de peligros pero a la vez lleno de libertad. A pesar de que no alcanzaba los dos años -pero casi- aquí, ya me había olvidado de lo que era hacer cosas tan simples como sacar la basura o salir a comprar el pan. Ni si quiera recordaba como era mi instituto. Genial, ¿no?

Un pequeño aroma se vino a mis fosas nasales, haciéndome cerrar los ojos por unos breves segundos para abrirlos y encontrarme el causante de ese aroma. Esas bonitas rosas que reposaban sobre un vaso de cristal en mi escritorio y que una persona, mostrando su interés en mi, me regaló.

Sabiendo que estoy en un psquiátrico.

Sabiendo que puedo tener un problema mental severo que a nadie le gustaría aguantar.

Eso demostraba mucho de él. ¿No? Sin conocerme, solo con un par de miradas y un intercambio tonto de palabras. Eso le había bastado para preguntar por mi a alguien que recordó que me acompañaba cuando nos vimos -Rick entró varias veces al bar durante nuestra estancia allí- y enviarme un mínimo detalle. 

Ese detalle para mi, era enorme.

A penas recibía muchas cosas de fuera, no las quería. En el momento que entré aquí lo primero que dejé rotundamente claro fue que no quería cosas que me hiceran sentir como en casa, porque esto era el infierno, y por eso si volviera a casa algún día, mi casa se convertiría en otro infierno. Pero a veces me arrepiento.

Extraño los suéters de lana de mi abuela que usaba durante todo el invierno, los besos en la mejilla de mi madre cada vez que se va o llega del trabajo, los gritos de mi padre viendo el fútbol los domingos, e incluso el ruido de los vecinos de al lado cuando tienen algún que otro invitado.

Muchas veces no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, y eso era algo que yo sabía demasiado bien. Ben era lo que más quería y lo que nunca supe que apreciaba tanto hasta que... le perdí. 

Y eso me hacía hablarle todas las noches al cielo pensando en él, pidiéndole perdón por mis errores.

El sonido de la puerta estremecerse al alguien abrirla hizo que saliera sobresaltado de mis pensamientos y me girara con sorpresa, encontrándome a un Kash bastante inquieto y tímido a la vez. Extrañado, me giré con silla incluida hacia él sonriendo de medio lado.

-K-kash.. No te había escuchado entrar. ¿Ocurre algo?.- Pregunté mientras me ponía en pie y el negaba con la cabeza, encogiéndose después mientras se sentaba en mi cama, mirándome.

-Quería saber como te encontrabas, nada más.- Respondió, mirándome mientras enredaba una y otra vez sus dedos en un hilo que sobresalía de su camiseta. Al sentir que le miraba por más de cinco segundos, apartó su mirada y la agachó. Kash, por lo normal, solía ser todo lo contrario. Tranquilo, confiado, burlón, charlatán.. Ahora parecía todo lo contrario.

-¿E-estás bien, Kash?.- Me acerqué a él y me senté a su lado, posando una de mis manos sobre su pierna para darle una pequeña palmada y hacer que se tranquilizara, cosa que no funcionó.

-Sí, sí. Estoy muy bien.- Asintió varias veces seguidas, con cierta euforia de más, dedicándome después una gran sonrisa.- ¿T-te ha-has enterado d-de lo que pasa por las noches aquí?.- Preguntó, tornando su sonrisa feliz en una más curiosa y con un pequeño toque de temor. Asombrado, negué con la cabeza y él me miró sorprendido.- ¿En serio?.- Sacudió la cabeza de lado a lado y suspiro.- Estas últimas noches alguien se pasea de madrugada por todas las habitaciones, observando a la gente dormir e incluso a veces, tocándole en sitios que no debería.- Sus cuerdas vocales emitieron una carcajada infantil pero temerosa, mirándome directamente a los ojos. Sorprendido, fruncí el ceño y me crucé de brazos.

-Kash.. ¿Me estás vacilando? Porque si lo estás haciendo, no me gusta ni un pelo.- Gruñí mientras enfriaba mi rostro.

-¡No, no no!.- Exclamó, poniéndose en pie con rapidez, dando paso de un lado a otro, sin avanzar mucho, casi sobre si mismo.- ¡E-s completamente cierto! Yo lo he visto. Da miedo. Le llaman ''La Presencia''- Añadió, tapándose después los labios con rapidez, suspirando.- ¡No debí de haber dicho nada!.- Exclamó dejándome todavía más extrañado. 

-¡Kash!.- Exclamo Rick desde la puerta, que la había abierto sin ni siquiera percatarnos.- Te dije que River estaba sancionado sin visitas.- Tanto yo como el castaño miramos hacia Rick sobresaltados por la aparición sorpresa del tercero. Suspiré y volví mi mirada a Kash. No parecía él y eso me estaba preocupando. Demasiado.

-¡T-te-tengo que irme!.- Exclamó y, agachando la cabeza, rápidamente caminó hacia la puerta y salió a la habitación. Miré hacia Rick extrañado y arqueé una ceja.

-¿Qué mierdas le pasa?.- Me puse en pie y caminé de nuevo hacia el escritorio.

-Se habrá colocado con el quita esmaltes de Coral, antes estaba con ella mientras se pintaba las uñas.- Rick carcajeó y se adentró un poco en la habitación. Me giré hacia él y sonreí ante su respuesta.- Por cierto.. ¿Mañana tienes planes?.- Preguntó bastante tímido, haciéndome fruncir el ceño con una especie de mueca de asco.

-¿Perdona?.- Solté una pequeña carcajada y él la continuó con más entusiasmo.

-Quiero decir.. Mañana había planeado una excursión al parque para ver a Sly, por si acaso la señora Desiree se anima a comprar esto y nos arruina nuestras excursiones.- Respondió, haciéndome mirarle con una pequeña mueca de sorpresa y felicidad a la vez.

-¡Claro! Es una buena idea, quiero disfrutar de la poca libertad que nos queda.- Suspiré, rodando los ojos.- Estoy seguro de que esa vieja por joderme se compra esto.- Rick frunció el ceño, cruzándose de brazos.

-Nos vendrá bien a todos que lo compre alguien como ella, es jodidamente millonaria. Se querrá hacer la dura para que Cynthia -la hija de la directora- no le infle mucho el precio.- Añadió, caminando hacia la puerta.

-Pero si es millonaria.. ¿Qué más le da?.- Razoné mientras arqueaba la ceja con cierta diversión.

-Por eso. Muchos millonarios son extremadamente tacaños, quieren conseguir todo lo bueno al menor precio posible.- Sonrió y agarró el pomo de la puerta.- Bueno, nos vemos hacia media mañana para ir a visitar a tu amigo, ¿entendido?.- Asentí con la cabeza y el risueño enfermero cerró la puerta a su paso. Volví mi mirada al frente y me senté de nuevo en el escritorio, observando lo que había dibujado en el papel.

Un bonita flor, que parecía ser una rosa en todo su esplendor -a pesar de que no tenía color- con un par de pétalos precipitándose hacia el suelo. No era perfecto pero para mi, tenía algo. Además, no recordaba haberlo dibujado conscientemente.. Es bastante raro, ¿no?

Día siguiente.

10.30 AM

Como vagamente recuerdo, en los colegios/institutos normales cuando hay una excursión que pueda ocupar más de la mitad de las horas escolares, las clases son básicamente una mierda. Y por suerte, aquí también era así. Rick había camuflado el motivo de la excursión en que íbamos a visitar una exposición sobre la historia de Inglaterra, en la que estaba incluída la historia de nuestro hogar. Por suerte, según le escuché a Rick, esa exposición ya había pasado, así que era una especie de día libre. Incluso nos dejaron dormir un poco más, cosa que agradecí un montón. Gracias a la bonita historieta que Kash me había soltado -probablemente bajo el efecto de las drogas- no había dejado de pensar en esa presencia que supuestamente podría tocarme mis partes mientras yo duermo. ¿A caso los fantasmas, espíritus, energías o como sea son capaces de hacer eso? Nunca he sido un gran fan de las cosas paranormales -aunque a pesar de que me dan miedo, el morbo de investigar sobre ello nunca lo pierdo- y no estoy muy enterado de lo que pueden hacer o no los que nos dejan físicamente. También había rondado alguna que otra pregunta por mi cabeza que me quitó parte del sueño. 

No le había comentado nada a Sid sobre que íbamos a volver a ver a Sly y quería conocerle. No en el sentido amoroso, pero sí me gustaría charlar con él y eso. Parecía un buen chico y la verdad, hacer amigos -y quien sabe qué más- nunca está mal. Pero mi cabeza se cuestionaba si a Sid le molestaría, porque él también estaría allí. No con nosotros, pero por allí, cerca. Después de todo lo que había pasado entre nosotros, podría molestarle.. ¿no? 

Terminé de aplicar la gomina sobre mi pelo hasta dejarlo completamente peinado hacia atrás; me miré de nuevo en el espejo del baño y a continuación, salí de este hasta mi habitación donde cogí una de mis sudaderas negras -al igual que el cincuenta por ciento de mi ropa- y me vestí con ella. Salí de mi habitación y caminé hasta la de Sid, donde suavemente golpeé la puerta con los nudillos antes de girar el pomo y entrar.

-Adelante.- Escuché decir a Sid mientras abría la puerta. Una vez lo hice, ambos nos miramos y sonreímos con cierta timidez. Observé que se estaba terminando de poner la camiseta, por lo que me di la libertad de entrar hasta la cama.- Hola Ri, ¿qué te trae por aquí?.- Preguntó mientras se colocaba la camiseta y poco después se la quitaba de nuevo, caminando hacia el armario.

-Venía a decirte que Rick me ha dicho que vaya a ver a Sly y eso..- Me encogí de hombros y me senté en la cama, mirándole. Se detuvo por un segundo y volteó su mirada hacia mi, arqueando una de sus cejas con diversión.

-¿Vas a tener una cita?.- Preguntó esbozando una cálida y suave sonrisa, alzando ahora sus dos cejas con cierta picardía, volviéndose hacia el armario en busca de una camiseta poco después.

-No, no. Sólo voy a ver como es y charlar un poco, nada más.- Ladeé la cabeza hacia un lado y entrelacé mis manos, jugueteando con mis dedos algo nervioso.

-¿Tú tienes ganas?.- Preguntó Sid, dándose la vuelta con una camiseta de color blanco bastante básica. Desde mi opinión, con los tatuajes de los brazos son las que mejor le quedan. Volví mi mirada hacia él y me encogí de hombros.

-Sí, por qué no pero pensé que..- Agaché la cabeza y negué con la cabeza.

-¿Qué pensaste?.- Preguntó curioso. Negué de nuevo con la cabeza y le miré, soltando una pequeña carcajada.

-Nada, nada, tonterías mías.- Me puse en pie y suspiré, sonriendo suavemente.- Voy a ir a ver como están los demás, ¿vale?.- Algo confundido, Sid asintió con la cabeza y yo salí de la habitación, llevándome las manos a la cabeza una vez hacerlo. ¿Como se me había ocurrido que a Sid podía molestarle? El solo me quiere como un hermano.. Al que se tira, pero como a un hermano y al fin y al cabo. 

11.45 PM

No recuerdo que me temblaran tanto las piernas desde el primer día que entré al hospital y crucé miradas con un Sid malvado y de mal humor. Rick me había organizado una especie de cita, encuentro o como sea, con Sly.

Una parte de mi quería darse la vuelta y volver al parque en el que estaban todos disfrutando del soleado día que hacía y un poco de naturaleza, pero otra parte de mi quería entrar ahí y ver a ese chico que se había interesado por mi. Las dudas comenzaron a invadir mi cabeza. ¿Y si solo quiere reírse de mi? ¿Y si solo quiere follar? ¿Y si solo se quiere hacer mi amigo para acercarse a Coral o Joanna? ¿Y si..? 

Respiré hondo y asentí con la cabeza, apartando todo mal pensamiento de mi cabeza, por mucho que me costara. Abrí la puerta de la cafetería y miré hacia la barra, donde había un par de camareras bastante guapas y agradables. Sly no estaba. Paseé mi mirada por el interior de la cafetería y observé que había un par de sitios libres, así que decidí ir a sentarme en uno de ellos. Una de las dulces camareras se acercó a mi y tras hacer mi pedido, un chico bastante alto de pelo oscuro atravesó la puerta. Vestía una camiseta de color azul oscuro y unos pantalones grises, parecían de chandal y bastante cómodos. Me gustaban incluso para mi. El chico desvió la mirada por todo el lugar hasta aterrizar sobre mi, cosa que me intimidó. Agaché la mirada y pocos segundos después, escuche una voz pronunciar mi nombre.

-¿River?.- Levanté la mirada para encontrarme al chico que segundos atras estaba mirando, quedándome sorprendido al ver que me había hablado. Sus ojos eran de color claro y mucho más interesantes que sus pantalones de chandal. Suspiré y asentí con la cabeza algo extrañado, ladeando la cabeza.- S-soy Sly..- Tartamudeó, dedicándome una tímida sonrisa. Los ojos se me abrieron como platos y comencé a ponerme más nervioso, asintiendo con la cabeza. ¿Debía de levantarme a darle dos besos? ¿Un abrazo? ¿Estrecharle la mano? A pesar de tener tantas opciones, opté por dedicarle una sonrisa y hacerle un gesto para que se sentara frente a mi.

-H-hola.- Susurré tímidamente mientras tomaba asiento y me dedicaba una sonrisa mucho más pacífica y confiada.

-Siento el retraso, había bastante tráfico.- Se encogió de hombros y miró hacia la barra, donde le hizo un gesto a la camarera. Observé su rostro con atención, su pelo, su cuello, sus brazos, su ropa. Era muy guapo, eso no lo podía negar. Su cara estaba perfectamente esculpida, con una barbilla algo pronunciaba que lo hacía más atractivo. Sus ojos no eran ni grandes ni pequeños, pero destacaban por el color azulado tan bonito que tenían, que restaltaba aún más por la cabellera oscura del chico.

-No te preocupes, yo acabo de llegar.- Le sonreí intentando relajarme y desvié la mirada hacia mis manos, que jugueteaban sobre la mesa.- E-esto.. Las flores.. Muchas gracias, son preciosas.- Maldecí los nervios en mi interior y respiré hondo.- Pero..- Añadí y su sonrisa se torció. Su rostro se encogió en una pequeña mueca de preocupación y me miró.

-¿Tienes pareja?.- Preguntó algo desanimado. Le miré boquiabierto y negué rápidamente con la cabeza, soltando una pequeña carcajada mientras suspiraba.

-No, no.. Pero me llama la atención que me la hayas mandado.- Ladeé la cabeza y observé que la camarera se acercaba, así que dejé de hablar por un instante mientras nos servía a ambos un café con leche. Ambos se saludaron y yo empecé a revolver mi café, mirándole de nuevo una vez la camarera nos abandonó.- A un psiquiátrico. ¿No te dio miedo eso?.- Pregunté mientras el soltaba una pequeña carcajada y sacudía la cabeza de lado a lado.- Espera.. ¿Piensas que trabajo allí?.- Agaché la cabeza hacia el café y suspiré.

-Sé que no trabajas allí.- Respondió.- Pero no tuve ningún problema al saberlo, seguí queriéndote enviar esas flores porque cuando te miré a los ojos vi que eras tan normal como yo.- Carcajeó y le miré extrañado. 

-Pero.. no es un internado, es un psiquiátrico. Gente loca, salas acolchadas..- Arqueé ambas cejas con sorpresa, soltando una pequeña carcajada.

-¿Y? Ni que fuera la cárcel..- Su rostro se volvió serio y me hizo pensar que lo había enfadado. Quizás había insistido demasiado pero no sé ligar, soy incapaz de hacerlo.- Además, cuéntame. ¿Por qué estás ahí? Seguro que es una tontería..- Acercó una de sus manos hacia mi barbilla y la elevó para poder mirarle a los ojos. Tragué saliva y mi mandíbula se tensó, al igual que todo mi cuerpo.

-Y-yo..- Sacudí la cabeza y rodé los ojos; él quitó su mano de mi barbilla, mirándome algo extrañado. Había notado mi reacción a su contacto, por lo que me sentí bastante mal. Cuando a penas tengo confianza con alguien, me siento muy incómodo si me tocan, no sé si es algo raro pero no me siento seguro si lo hacen.- Lo siento, no estoy acostumbrado al contacto de otras personas.- Me encogí de hombros y sonreí para aliviar un poco la tensión del ambiente. Sly carcajeó.

-No te preocupes, supongo que es normal.- Me miró y le dio un trago a su taza de café.- ¿Qué te pareció mi nota? ¿Muy atrevida? ¿Muy sosa?.- Hizo un pequeño puchero y solté una carcajada, negando con la cabeza.- En mi defensa diré que soy un cafre para ligar.- Añadió alzando ambas manos a la vez que se encogía de hombros.

-Me extrañó por lo que es obvio, no sé. ¿Un chico mandándole flores a otro? Y aún encima, ¿a un psiquiátrico?.- Las últimas palabras salieron de mis labios con un tono reducido, mientras sonreía.- Me hizo mucha ilusión, no te voy a mentir.- Asentí con la cabeza y le di un pequeño trago al café, mirando hacia el moreno.

-Tú..hmm..- Sly parecía querer decir algo pero enseguida se rindió, negando con la cabeza mientras desviaba su atención a su taza. Solté una pequeña carcajada y le miré.

-Sí, sí lo soy. Pero nadie lo sabe salvo mi mejo..- Sacudí la cabeza.- Sid. Uno de mis compañeros.- Corregí rápidamente, sintiendo un pequeño escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Sly me miró extrañado y segundos después sonrío.

-Yo también, solo lo saben mi familia y bueno, mis mejores amigos.- Se encogió de hombros y me miró.- No es algo que vaya gritando a los cuatro vientos, aunque me siento orgulloso de serlo.- Remató sus palabras sonriéndome y me sonrojé.

-Ya, te entiendo..- Sonreí de nuevo hacia él y le miré a los ojos, quedándome concentrado en esa parte de él durante unos pequeños segundos.

Eran increíblemente preciosos.

Pero su voz me sacó de ellos rápidamente.

-¿Pasa algo?.- Preguntó con una dulce sonrisa. Sacudí la cabeza rápidamente y me bebí lo que quedaba de café en un solo trago. Suspiré placenteramente al hacerlo y le miré, observando como me miraba sonriente, como si me estuviera analizando.- Y bueno.. ¿qué tal tu vida? ¿Algún amor?.- Alzó sus cejas hacia arriba, sacándome una carcajada.

-Estoy libre, como te dije el otro día.- Mi rostro se enfrió un poco, haciéndome sentir que se me veía interesante.- En un lugar como ese es bastante difícil conocer a alguien en el sentido amoroso. ¿Y tú qué?.- Me encogí de hombros y le miré, alzando levemente una de mis cejas.

-A pesar de que con mi trabajo conozco a bastante gente, la mayoría de las personas que se interesan por mi son chicas.- Se encogió de hombros y agachó suavemente la mirada.

-Bueno, a simple vista no pareces gay, así que lo entiendo. Además eres muy atractivo.- Sonreí dulcemente al ver que él también lo hacía, aunque trataba de ocultarlo con la cabeza agachada.- Es más, el otro día lo comentaron mis amigas en la mesa.- Añadí. Sly levantó su mirada sorprendido, pero sin perder la sonrisa.

-¿Y tú qué opinión tienes sobre ese camarero?.- Preguntó curioso, mirándome con una mueca de diversión.

-Que eras muy guapo y tus ojos son preciosos.- Mordí mi labio inferior por la vergüenza y agaché la cabeza para centrar mi atención en la taza de café para que no se notara que me estaba sonrojando.

-Tú también lo eres.. Y además, se te ve muy buen chico. Tienes algo en la mirada que me llama mucho la atención..- Añadió, haciendo que me sonrojara más.

Era tan amable.. y guapo.

Muy guapo.

Aunque sentía, de una manera u otra, que esta había sido la peor forma de iniciar una conversación. Sentía que lo estaba haciendo terrible, pero estaba demasiado nervioso como para pensar como una persona normal e intentar tontear.

12.45 PM

Y casi una hora se pasó tan rápida como un minuto. No habíamos dejado de hablar ni un solo segundo, y la verdad es que además de amable y cariñoso, era bastante gracioso. Me estaba empezando a parecer bastante interesante y eso creaba una especie de agustia en mi interior al tener tantas dudas como al entrar, aunque algunas habían desaparecido.

Rato después de que Rick viniera a avisarnos de que faltaba poco para que la excursión terminara, Sly se adelantó y me invitó al café, haciéndome darle un pequeño golpe en el hombro de broma, encontrando un poco más atractiva su sonrisa al verla desde tan cerca. Una vez salimos del lugar, le miré bastante perdido, sin saber muy bien que hacer.

-Bueeeeno..- Suspiré, agachando la cabeza por unos segundos. Al volver a mirarle, me encontré con que la diferencia de altura era semejante a la que tenía con Sid y con la mayoría de los chicos -e incluso chicas- desde siempre. No soy muy bajito, pero tampoco muy alto. Soy algo intermedio, quizás.

-Creo que es hora de despedirnos.- Respondió, metiendo las manos en los bolsillos, mirándome mientras soltaba una pequeña carcajada.- Te pediría el número de móvil pero creo que no tienes, ¿verdad?.- Añadió, haciéndome reír a mi también.

-Sí..- Me encogí de hombros y le miré, haciéndole un gesto con mi pulgar hacia atrás.- Quizás no tenga una excursión hasta dentro de sabe cuanto, pero si algún día te quieres pasar por allí.. Puedes.- Le sonreí, cerrando uno de mis ojos al sentir como el sol me molestaba y me impedía casi verle.

-¡Por supuesto que lo haré!.- Exclamó asintiendo con la cabeza, dedicándome una enorme sonrisa.- Y si no te escribiré, o algo. Pero me mantendré en contacto contigo.. Me pareces no sé, muy interesante..- Agachó su cabeza y yo sonreí, mirando hacia mi alrededor, buscando a todos los demás; parecían bastante entretenidos hablando con y fumando así que volví mi atención hacia el moreno.

-T-tú a mi también así que..- Sonreí mordiéndome el labio inferior.- Me parece genial. Aunque espero que pronto podamos volver a tomar un café por aquí, o incluso ir al cine, si consigo convencer a Rick.- Añadí, soltando una pequeña carcajada. Sly me miró bastante serio y directamente a los ojos.

-¿Po-podría darte un abrazo? Así como despedida, por si tardamos en volver a vernos.- Susurró, mirándome con cierta timidez. Sorprendido, correspondí su mirada por unos segundos.

-Claro..- Susurré y me encogí de hombros, acercándome tímidamente a él. Llevó sus manos a mi cintura y la rodeó con ellos, abrazándome contra él. Al principio me quedé paralizado sin saber muy bien que hacer y de inmediato seguí su abrazo, separándome poco después.

-Me lo he pasado genial, River.- Me dedicó una grata sonrisa y asentí con la cabeza, mordiéndome la lengua.

-Igualmente Sly. Hasta pronto.- Le hice un gesto de despedida con la mano y me giré a la vez que él, mirando hacia ambos lados de la carretera para cruzar. Agaché la cabeza mientras sentía como la temperatura de mis mejillas aumentaba y por lo tanto, me sonrojaba, levantando poco después la mirada, llevándome una gran sorpresa.

Todos estaban mirando hacia mi, boquiabiertos, llenos de curiosidad. Salvo Sid, que sonreía de lado a lado con satisfacción. Me habían pillado.. Ahora sí.

Continue Reading

You'll Also Like

183K 8.7K 49
"𝙀𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙣𝙪𝙣𝙘𝙖 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙚 𝙮 𝙡𝙖 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚 𝙧𝙖𝙯ó𝙣 𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙚𝙟𝙖𝙣 𝙪𝙣𝙖 𝙝𝙪𝙚𝙡𝙡𝙖" "-𝙔 𝙖𝙡 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙚�...
36K 2.8K 11
Hazel, una chica que es famosa en la escuela por agarrar a patadas a todos y ser muy extrovertida y Noah, la chica mas popular de toda la escuela, a...
111K 10.4K 25
Hyunjin es el chico más guapo y coqueto de la preparatoria, Felix es un chico estudioso y el líder del club estudiantil. ¿Podrá Hyunjin lograr que Fé...