﹀
— Pero Cal-
— Pero nada. — Calum te interrumpió, agarrando tu cintura con fuerza y empujando sus caderas hacia arriba, haciendo que su erección rozase tu intimidad.
— Mierda. — Jadeaste. Calum repitió sus movimientos haciéndote colapsar contra su pecho.
— Te vas a arrepentir de comportarte así, cielo. — Calum gruñó, metiendo un brazo entre vuestros cuerpos y moviendo su mano hacia tu centro. Gimoteaste cuando sentiste los dedos de Calum, el chico rápidamente empujándolos hacia ti y retomando donde lo había dejado, el nudo en tu estómago comenzando a formarse de nuevo.
Tu cabeza cayó hacia adelante, la frente descansando contra su hombro mientras él metía sus dedos en ti con rapidez, tus manos agarrando desesperadamente su sudadera a la vez que mordías tu labio inferior con fuerza para retener tus gemidos. Los largos dedos de Calum se movían a un ritmo más rápido que antes, curvándose y haciendo tijeras dentro de tu apretada intimidad. Sus ojos se habían oscurecido, sus cálidos ojos marrones habituales se habían vuelto inquietantemente profundos y lujuriosos mientras te apretabas alrededor de sus dedos al borde de un orgasmo una vez más.
Tus gemidos fueron amortiguados contra el grueso material de la sudadera, pequeños jadeos rotos cayendo de tus labios cuando la yema de su dedo pulgar rozó tu clítoris, una malévola sonrisa apareciendo en los labios del chico.
— ¿Estás cerca, princesa? — Preguntó en un tono burlón.
— Uh huh. — Murmuraste de vuelta, colocando tus manos en los hombros de Calum y agarrándolo con fuerza mientras asentías en respuesta.
— Cal, voy a-
— ¿Te vas a correr, cariño? ¿Eh? ¿Estás cerca? — Asentiste rápidamente, sin confiar en tu voz para responder a sus preguntas. Estabas a segundos de encontrarte con tu clímax cuando de repente Calum apartó su mano rápidamente, tu cuerpo cayendo flácido entre sus brazos cuando un suave grito de frustración pasó por tus labios. — Creo que es hora de tu castigo. — Calum habló con voz satírica, haciéndote sentir completamente estúpida por siquiera pensar que iba a dejar que te desahogases. Sin pensárselo dos veces, Calum movió tu cuerpo para que quedases sentada a su lado de nuevo y se removió para quedar más bien recostado en lugar de sentado, con la espalda presionada contra el reposabrazos y las piernas extendidas, dejando suficiente espacio para que sus amigos se sentaran cuando volvieran al salón.
Tus ojos se dirigieron a la entrada del pasillo, asegurándote de que nadie había entrado en la habitación antes de empujar sus pantalones y bóxers hasta la mitad de sus muslos. Gimoteaste al ver su miembro duro golpear contra su estómago, líquido preseminal ya formándose en la punta. Por instinto, extendiste la mano para agarrarlo, queriendo sentir el peso de él en tu palma, cálido, duro y palpitante. Pero antes de que tuvieras la oportunidad de rodearlo con tu mano, Calum la apartó suavemente con una palmada, una mirada de desaprobación cruzó su rostro, haciéndote sentir pequeña bajo su dura mirada. En cambio, una de las manos de Cal, más grandes que las tuyas, se tomó la libertad de dirigirse hacia su miembro y comenzar a acariciar su largura lentamente, todo esto sin abandonar su mirada de la tuya. Tu labio inferior estaba ansioso por ser atraído entre tus dientes, reprimiendo los gemidos que amenazaban con deslizarse de estos mientras que tus mejillas estaban encendidas de un color rojizo.
Estabas cautivada por la parte inferior de su cuerpo, la cual te mostraba con libertad para que la admiraras mientras el resto de su cuerpo definido se encontraba oculto por la ropa de la que desesperadamente querías despojarlo. Las caderas de Calum se movieron cuando su pulgar se deslizó a lo largo de su punta, el chico sabiendo en ese momento que necesitaba continuar con tu castigo antes de obligarse a correrse viéndote mirarlo con ojos desesperados, falsamente inocentes.
— Ven aquí. — Te hizo una seña para que te acercara, una mano moviéndose para sostener tu cadera mientras la otra se serpenteaba entre tus piernas, tirando de tus pantalones cortos y bragas a un lado. — De rodillas. — Inmediatamente hiciste lo que te dijo, sentándote de rodillas mientras te acercabas arrastrando los pies, ahora flotando sobre su palpitante miembro. Tus manos se movieron hasta los hombros de Calum, agarrándolo con fuerza mientras lo mirabas. Sus siguientes palabras fueron asertivas y cándidas y sus ojos oscuros no mostraron signos de simpatía mientras murmuraba. — Ahora siéntate y quédate quieta. — Tu rostro palideció instantáneamente ante su demanda, con la boca abierta mientras intentabas protestar.
— No, cariño, por favor, no-
— No lo empeores más. Considera esto como una recompensa, tú y yo sabemos que hay cosas mucho peores que podría hacerte. Ahora siéntate y quédate quieta, ni se te ocurra moverte. — La sangre de Calum hervía y apretó tus caderas de forma insistente. Sin pensártelo mucho más apoyaste las manos con más fuerza en los hombros de Cal y comenzaste a descender suavemente sobre él. El chico echó la cabeza hacia atrás ante la sensación de tu intimidad apretada rodeándolo, sus dos manos ahora agarrando tus caderas con fuerza.
— Calum. — Gimoteaste, tus ojos cerrándose y tu cuerpo casi colapsando sobre el suyo una vez más mientras seguías hundiéndote. Una vez sentada por completo, las manos de Calum se movieron debajo de tu camiseta, apretando tus caderas de una manera reconfortante. Sus ojos captaron la forma en que tu cuerpo temblaba, tu pecho subía y bajaba rápidamente a medida que te adaptabas a su tamaño y tu respiración era entrecortada.
— Estás bien, lo estás haciendo muy bien, bebé. — Te hizo callar, sus pulgares recorriendo tu cálida piel debajo de la camiseta.
Calum contuvo el impulso de mover sus propias caderas, sabiendo que su propio orgasmo se prolongaría hasta que todos sus amigos se hubieran ido. Reajustó la manta que os rodeaba a los dos, levantándola para cubrir vuestros cuerpos por completo mientras te inclinabas contra su pecho, tu frente presionads contra la suya. Calum sintió como tu respiración pesada se abría paso por su rostro, una mano moviéndose para ahuecar tu mandíbula y empujarte hacia un beso suave, distrayéndote de la incomodidad que estaba ocurriendo ahí abajo.
— Eres una chica tan buena. — Tarareó contra tus labios, riendo suavemente cuando le devolviste el beso con necesidad. — Tranquila. — Susurró, alejándote un poco para mirarte a los ojos todavía suplicando silenciosamente por llegar a tu orgasmo. — Pronto. — Te aseguró, tomando un tono de voz más suave que hacía unos minutos. — Solo relájate y sé una buena chica para mí, ¿de acuerdo? ¿Puedes hacer eso? — Asentiste suavemente, inclinándote hacia adelante para besarlo una vez más y, con suerte, dejar de pensar en el impulso de mover las caderas en cualquier tipo de movimiento que pudiera causar fricción entre ambos.
Calum te devolvió el beso suavemente, ahuecando tu rostro en sus palmas mientras tus dedos se enredaban en los rizos que había en la nuca de su cuello. Desgraciadamente, el sonido de la puerta corrediza de vidrio abriéndose y la voz de Michael imitando una arcada os hizo separaros de un brinco.
— Mierda. — Jadeaste al sentir el miembro de Calum moverse, golpeando un lugar más profundo en tu interior mientras los dos dabais un pequeño salto ante el repentino ruido. Calum gruñó suavemente al sentir como tu interior se estrechaba alrededor de él, sus brazos envolviéndose instantáneamente alrededor de tu cuerpo para tirar de ti contra él.
— ¡Michael! — Crystal regañó a su prometido, golpeando su pecho con desaprobación mientras el chico se reía, las lágrimas llenando sus ojos de lo divertida que encontró la reacción que recibió. — ¡Deberíais haber visto el brinco que habéis dado! — Exclamó, agarrándose el estómago mientras se encorvaba. Tú gemiste en voz baja mientras Calum se movía debajo de ti, metiendo tu cara en su cuello para tratar de amortiguar el sonido.
— Vete a la mierda. — Murmuró Cal hacia su amigo entre dientes y mirándolo con odio. Su mandíbula estaba apretada y su miembro se contrajo dentro de ti por la fricción que se había creado. Sus manos tatuadas frotaban suavemente a lo largo de su trasero para tratar de relajarlo a pesar del hecho de que estabas siendo castigada en ese momento, y es que a Calum siempre le gustaba asegurarse de que nunca te sintieras demasiado abrumada. Siempre encontraba la manera de aliviar tu cuerpo, ya fuera por medio de sus manos acariciando suavemente tu piel o sus labios dejando suaves besos. Dado que este era tu primer castigo con más gente a vuestro alrededor, se sintió obligado a mantener las cosas al mínimo.
— ¿Habéis encontrado una película? — La voz de Luke interrumpió la risa de Michael, quien apareció junto a Sierra con sus manos llenas de distintos aperitivos para todos. Un quejido silencioso se escapó de tus labios ante la idea de que hubiera más personas en la misma habitación que tú mientras te castigaban. No entendías cómo Calum se mantenía tan tranquilo cuando sus amigos estaban a unos metros de distancia y su miembro estaba enterrado dentro de ti. Tu ansiedad estaba por los cielos ante la idea de que alguien os descubriera, pero era esa misma idea la que te daba una descarga de adrenalina que no podía pasar desapercibida.
— Sí. — Calum respondió por ti, agarrando el control remoto que habías dejado a un lado.
— ¿Dónde están Ash y Kaykay? — Sierra preguntó, tomando su asiento anterior en el sofá de dos plazas junto a Luke.
— Creo que fueron al baño. — Fue la respuesta de Crystal.
El chico más joven del grupo tomó una bebida y un tazón de palomitas de donde habían sido colocados en la mesa de café. — Ya llevan un buen rato ahí metidos. Más os vale desinfectar bien ese sitio cuando nos vayamos. — Sierra se rió tontamente ante el comentario de Luke y Calum puso cara de disgusto a pesar de que él no era realmente el indicado para hablar. Estaba literalmente participando en un acto sexual al aire libre donde cualquiera podía verle.
— No quiero ni pensar en eso. — Murmuró haciendo al resto del grupo reír. Unos segundos después Luke procedió a gritar en voz alta para que la pareja se diese prisa.
— ¿Qué película habéis escogido? — Preguntó Crystal, agarrando unas palomitas recién hechas y tirándolas a su boca.
Calum miró a su lado para ver la televisión donde se mostraba una película que ni siquiera conocía. En realidad, no habías tenido la oportunidad de elegir una película y la culpa era de Calum. Una película llamada ¿Qué preferirías? se mostraba en la pantalla y solo tenía una calificación de dos estrellas y una descripción que realmente no parecía muy aterradora.
— He escuchado que es bastante buena. — Calum dijo, encogiéndose de hombros con indiferencia.
— ¿Una calificación de dos estrellas? ¿Cómo puede ser buena? — Michael se burló, frunciendo el ceño en confusión mientras leía el título y la descripción.
Calum contuvo el impulso de poner los ojos en blanco ante su amigo. — Mira no lo sé, solo dale una oportunidad. — Dijo con un suspiro.
La discusión cambió después de eso, pero tú y Cal no participasteis mucho. Sus manos todavía corrían a lo largo de tu espalda mientras su cuerpo se retorcía levemente por no poder mover sus caderas de ninguna manera. Su propio cuerpo estaba luchando contra el impulso de moverse y crear la fricción que ambos ansiabais.
Finalmente lograste adaptarte a su tamaño y una sensación reconfortante de estar llena se instaló en tu estómago, cálido y hormigueante y haciendo que tus dedos de los pies se doblaran.
— ¿Estás bien, t/n? No has dicho una palabra desde que terminó la última película. — La voz de Sierra hizo que tu cuerpo finalmente relajado se tensara una vez más y tu respiración se atascara en tu garganta. Calum sintió la reacción de tu cuerpo, tus caderas moviéndose involuntariamente mientras te apretabas a su alrededor. No pudiste evitar soltar un jadeo el cual con suerte fue amortiguado por la piel del cuello de Calum.
— Estás bien. — Susurró en forma de disculpa seguido de un "lo siento". El resto del grupo te miró con ojos preocupados y confusos, el ceño y los labios fruncidos. — Eh... — Calum comenzó, aclarándose la garganta y mirando hacia tus amigos. — No se siente muy bien. Dijo que le molestaba el estómago, creo que ya ha comido demasiada porquería por hoy. — Calum explicó, señalando la mesa de café que estaba llena de comida chatarra, refrescos y cosas por el estilo. El rostro de Sierra se suavizó y sus labios se curvaron al saber que una de sus mejores amigas no se sentía bien.
— ¿Estás bien, cielo? ¿Necesitas que te traiga algo? — Dirigió la pregunta hacia ti, sabiendo que aún podías escucharla a pesar de que Calum respondía por ti.
— Ella-
— Estoy bien. — Anunciaste en voz baja después de haber reunido el valor suficiente para murmurar algo sin que tu voz temblara demasiado. Levantaste ligeramente la cabeza del hombro de Calum, mirando hacia atrás para darle una pequeña sonrisa. — Simplemente he comido demasiados dulces. — Dijiste, reafirmando la declaración anterior de Calum, esperando a que la chica mayor asintiera con la cabeza y volviendo a esconder tu rostro en el cuello de Calum, murmurando en voz baja un agradecimiento contra su piel.
A pesar de que Calum era un imbécil y había decidido hacer esto justo en frente de burlarse de sus amigos, estabas agradecida de que hablara por ti cuando sabía que no podrías hacerlo.
Cuando dejaste que tus ojos se cerraran de nuevo, la discusión del grupo volvió a donde diablos se habían ido Ashton y Kaykay, pero antes de que Michael tuviera la oportunidad de llamarlos, los dos entraron por la entrada de la sala de estar, riendo como niños y apretándose las manos unos a otros. Levantaste un poco la cabeza para mirarlos a los dos, notando como sus ojos estaban brillantes y sus mejillas enrojecidas. Instantáneamente suspiraste, sabiendo lo que habían estado haciendo en el baño al final del pasillo y pusiste los ojos en blanco.
— ¿Por qué diablos habéis tardado tanto? ¡Hemos estado esperando como treinta minutos! — Luke regañó a la pareja, quienes simplemente sonrieron en respuesta, sus labios hinchados curvándose en una sonrisa.
— ¡Bueno, ya no tienes que esperar más, en realidad tenemos que irnos! — Ashton os informó a todos, comenzando a tirar de Kaykay con él hacia la puerta principal.
— Cal, t/n, gracias por este buen rato. ¡Hablaremos con todos pronto! — Kaykay gritó cuando Ashton y ella salieron corriendo por la puerta, sus risitas desvaneciendo cuando la puerta se cerró detrás de ellos.
— Animales. — Michael murmuró en voz baja, sacudiendo la cabeza con diversión cuando Crystal golpeó su pecho una vez más. — ¿Podemos ver la película ahora? Me estoy cansando. — Preguntó el rubio, acurrucándose más cerca de su prometida mientras bostezaba suavemente.
Todos murmurasteis en acuerdo y los demás se esparcieron por la habitación antes de que Calum tomara el control remoto e hiciera click en Reproducir, los seis os quedasteis en silencio mientras la escena inicial se reproducía en la pantalla.
Calum envolvió sus brazos con fuerza alrededor de tu cintura, abrazándote fuerte y apoyando su barbilla en tu hombro, sus ojos concentrándose en la pantalla del televisor. Tú no prestaste atención a la película en absoluto y mantuviste la cara metida en su cuello, tratando de alejar la voz molesta en tu cabeza que te rogaba que movieras tus caderas. Tu cuerpo todavía anhelaba el placer que le habían negado más de una vez en el lapso de ni siquiera una hora. El nudo en tu estómago seguía ahí, pero mucho más suelto de lo que estaba cuando estabas al borde del clímax.
Tus labios se presionaron suavemente contra el punto de pulso de Calum, pero sin besarlo del todo, simplemente descansando contra él mientras tu temblorosa respiración abanicaba su piel. Calum se estremeció al sentir tu cálido aliento, provocando que su piel se erizase y su pulso bajo tus labios aumentase. Estaba seguro de que podía sentir su corazón latiendo rápidamente en su pecho, igualando la forma en que sus pulmones subían y bajaban con su respiración pesada.
No fue hasta que la película alcanzó los treinta minutos que Calum decidió que era hora de volver a jugar. Todos estaban absortos en la película, que no era tan buena, pero era lo suficientemente entretenida como para llamar la atención de todos. Aún no habías mirado hacia la gran pantalla plana, tu rostro todavía estaba metido en el cuello de Calum y tu respiración ahora era uniforme y ligera; Calum incluso podría haber jurado que estabas dormida si no fuese porque te conocía como la palma de su mano. Lo único que le desconcertaba era el hecho de que ya no podía sentir tus manos en su cabello, tus uñas rascando levemente su cuero cabelludo y haciendo girar sus rizos desordenados alrededor de tus dedos. Una sonrisa traviesa apareció en sus labios cuando una idea apareció en su cabeza, sus manos tatuadas moviéndose para agarrar tu cintura. Una vez más, no prestaste atención al movimiento de la colocación de su mano, concentrándote únicamente en pasar el resto de la película con Calum enterrado profundamente dentro de ti.
Calum escaneó rápidamente la habitación para asegurarse de que sus amigos todavía estuvieran concentrados en la película que se estaba reproduciendo antes de volver a sus planes. Con una última mirada a sus amigos, Calum apoyó las manos con más fuerza en tu cintura y movió su cuerpo debajo de ti, deslizándose más abajo en el sofá, sus caderas levantándose intencionalmente en el proceso. Calum apretó la mandíbula brevemente cuando te apretaste a su alrededor, su sonrisa regresando a sus labios cuando sintió tus dedos apretando los suyos mientras el más bonito de los gemidos se deslizaba de tus labios.
— ¿En serio estás tan asustada, t/n? — Luke bromeó desde el otro lado de la habitación, refiriéndose a la película que todavía se estaba reproduciendo, la cual lejos de ser aterradora más bien era un thriller que podría hacerte saltar de vez en cuando.
— Luke, para ya. — Sierra le regañó por segunda vez esa noche mientras él se reía de su propio comentario, ganándose una mirada fulminante de Calum.
— Déjala en paz. — Replicó Calum, viendo como Luke simplemente reía una vez más antes de volver su atención a la película. Calum devolvió su propia atención a ti después de unos segundos, retrocediendo ligeramente para que sus labios rozaran tu oreja, el chico mordiendo tu lóbulo suavemente entre sus dientes mientras sus caderas se movían de nuevo, golpeando profundamente dentro de ti y provocando un cosquilleo en tu cuerpo.
— Compórtate, ángel. — Susurró junto a tu oído, con un tono severo y brusco, los dedos de su mano derecha moviéndose para pellizcarte el costado mientras sonreía burlonamente ante el gemido roto que intentaste reprimir. El chico te mordió el cuello una vez antes de que enterraras la cara en su cuello, tus propios dientes raspando con dureza su piel bronceada como diciendo "vete a la mierda". Calum gruñó al sentir tus dientes contra su cuello, otro pellizco de reprimenda siendo otorgado a tu costado antes de que pasara las puntas de los dedos por tu estómago, pasando por tu cintura hasta las nalgas.
Sintió la forma en que los músculos de tu estómago se tensaron con el ligero toque, sus caderas contrayéndose de nuevo contra ti. Antes de que pudieras procesar lo que estaba sucediendo, Calum deslizó su mano en tus pantalones y bragas, sus dedos encontraron tu clítoris con facilidad y comenzaron a frotarlo suavemente. Mordiste más fuerte la piel de su cuello, ahogando tu gemido y soltando un jadeo bajo desde la parte posterior de tu garganta.
— Dios, como te odio. — Susurraste, tus ojos cerrándose con fuerza por el placer que comenzó a recorrer tu cuerpo una vez más por la estimulación de tu sensible conjunto de nervios.
Calum sabía lo rápido que frotar tu clítoris te haría correrte, él había usado esto para su ventaja en una cantidad de veces incontable. Algunos días hasta te hacía venirte simplemente frotando su pulgar en círculos alrededor de clítoris, negando tus ruegos para que te tocase más.
— Te encanta. — Él te susurró, acelerando un poco sus movimientos y sintiendo tus cálidas paredes apretarse alrededor de su miembro.