Hacia lo Prohibido ©

Par Nara_CC

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Collet Zane es una adolescente que, junto a su mudanza de Carolina del Norte a nueva York, viene a su vida lo... Plus

ANTES DE LEER
Prefacio
Introducción | Collet Zane
...
Capitulo 1 | El comienzo de todo
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 5 | Parte 2
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 8 | Parte 2
Capítulo 9 | Un faro y un cigarro
Capítulo 10 | Impotencia
Capítulo 11 | Al carajo
Capítulo 12 | La diferencia entre...
Capítulo 13 | Impulsos
Capítulo 14 | Karma
Capítulo 15 | Descubriendo la verdad
Alas de ángel
Capítulo 16 | Sentimientos
Capítulo 17 | Dudas sin responder y Encaros
Capitulo 17 | Parte 2
Capítulo 18 | Choque con la realidad
Capítulo 19 | Mal presentimiento.
Capítulo 20 | Demone
Capítulo 21 | Consecuencias
Capítulo 22 | Límites
Capítulo 23 | A la vista de alguien
Capítulo 24 | Espejos
Capítulo 25 | Desde las sombras
Capítulo 26 | Escarmiento cruel
Capítulo 27 | Eres como las otras
Capítulo 28 | La última gota
Capítulo 29 | Eso es de tramposos
Capitulo 29 | Parte 2
Capítulo 30 | Me arrebataron...
Capítulo 31 | Tu y Yo
Capítulo 32 | Tú y Yo, claro que sí.
Capítulo 33 | Navidad diferente
¿Esto es un...?
Capítulo 34 | Revolución de las ratas.
Capítulo 35 | Desgracia de media noche
Capítulo 36 | Afrontando el sufrimiento
Capítulo 37 | Encuentros sabor a tristeza
Capítulo 38 | La última copa
Extra | Bajo mi atención.
Capítulo 39 | Ni un beso, ni un perdón
Capítulo 40 | Nuestro destino
Capítulo 41 | Tiempo cumplido
Capítulo 42 | Asuntos ajenos
Capítulo 43 | El sabor de la verdad
Capítulo 44 | Llena eres de desgracia
Capítulo 45 | Mi suerte, tu suerte, nuestra suerte.
Epílogo
Agradecimientos.
Hacia la Obsesión.
Un pequeño regalo
El sabor a muerte.
Extra -Halloween atrasado-
Escena fugaz

Capítulo 6

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Par Nara_CC

Collet.

La fidelidad es algo fácil de cumplir y de mantener todo lo que conlleva cuando estás cerca de tu novio y lo ves cada mañana, cuando entran y salen de la mano de todos los lugares a donde van, cuando estudian en el mismo instituto, cuando viven a siete casas de distancia y hablan todos los días sin falta... hasta que se te presenta un semental con ojos hermosos a los pocos meses de estar en algo nuevo, sobrellevando el hecho de haber dejado a tu pareja en otra ciudad, con la pena de que en algún momento todo lo que te ha costado trabajo se pierda y termine de la peor manera.

No quiero justificarme, porque ninguna acción de infidelidad la tiene, tampoco pienso decirle lo que ocurrió a Wyatt, es algo que no volverá a ocurrir ya que quiero mantenerlo y mantenerme como he sido siempre: fiel y armadora de una sola persona.

Por eso es que no voy a dejar que Hanniel arruine mi relación con Wyatt, aunque él no sepa que yo tengo novio.

¿Sí? —contestan al otro lado de la línea y cierro los ojos, deleitándome con esa voz que me hace soltar suspiros.

—Amor ¿Cómo estás? —me siento tan mal, incluso diciendo lo que de verdad él es para mí.

—Ah, hola Collet, estoy bien, ¿y tú? —su voz me encanta, pero me está doliendo lo que hice.

—¿Ya te vas a la universidad? —pregunto con lágrimas saliendo de mis ojos, lágrimas amargas reprochando una y otra vez lo que cometí «lo engañé» y tengo el descaro de hablarle aún con intenciones de no mencionar ninguna palabra de lo ocurrido.

Si ya casi, pero... ¿que tienes bebé? —nota que no estoy bien, me conoce tanto como para saberlo aun así escuchándome a través de un celular.

—Si, solo... solo estoy nostálgica porque te extraño mucho.

Ya veo

—Todo está bien entre nosotros, ¿verdad?

¿Ya confías en mí, antes que en tu amiga? —vuelve al tema por el cual peleamos y creí que me había terminado, pero no, seguimos acá.

—Si. Sabes que te amo y no podría dejarte por algo que no vi.

Bien, entonces sí, las cosas están bien.

—¿Vendrás a verme?

Probablemente —ríe bajo y eso me hace estirar mis labios en una sonrisa— ¿Cuándo quieres?

—No lo sé, lo más antes posible. Ya quiero verte y llenarte de besos.

—Yo lo sé amor, pero necesito tiempo de todas maneras, para organizar mi tiempo, las cosas de la universidad y así, ya sabes.

—Lo sé, igual, ¿prometes venir? Dime un tiempo exacto. —Me pongo caprichosa, con ganas de enmendar de manera rápida las cosas.

En una semana, yo también quiero tenerte.

«Tenerme» Quiero llorar, las ganas de hacerlo se acumulan aún más. Me quedo en silencio, incapaz de procesar todo muy rápido, hasta que habla nuevamente.

Okey, te dejo que se me hace tarde —se despide y yo me muerdo el interior de mi mejilla, insatisfecha.

—Te Amo.

Yo también bebé.

Cuelga y aprieto en mis manos el celular «no volverá a pasar» me convenzo esperando que de verdad yo lo cumpla, no puede ocurrir de nuevo.

Desayuno y me voy a la universidad, después de haberle mentido a papá de que estaba enferma y no podía ir a estudiar, y que seguidamente él me haya ignorado por completo.

Anda enojado, sí, porque volví tarde el sábado y con un vestido extremadamente corto, me regañó y advirtió que nunca más volviera a hacer eso «sin cachetada, claro». Me arrepiento de haberle hablado así, porque él se merece todo mi respeto, por obligación y porque se lo ha ganado siendo un papá soltero sacando adelante a sus dos hijas con problemas, dando todo el amor que es capaz de dar por encima de su dolor.

Si yo no hubiera ido el sábado a esa fiesta, me hubiera evitado el derramamiento de mi dignidad que ahora está herida. Otra cosa de la cual me arrepiento.

Pasan las primeras horas en la universidad y evito a toda costa toparme con mi error, el cual, mi lado que lo disfrutó el sábado quiere volver a repetirlo.

—Hoy hay ensayos importantes —me recuerda Allie que está parada conmigo a un lado de las escaleras del edificio.

—Ni me lo recuerdes —hago una mueca—, me espera una gritada enorme de parte del profesor —tomo un sorbo de mi licuado de fresa, lo único que no he terminado de mi almuerzo.

—¿Recuérdame por qué es que no te sale la voltereta? —«la triple mortal hacia atrás»— Es tan fácil —le resta importancia sacudiendo su cabello.

Dejo a medias el trago que le iba a dar nuevamente a mi licuado, levanto una ceja y entrecierro los ojos viéndola con incredulidad, le he repetido varias veces el motivo por el cual no puedo.

—¡¿Fácil?! —me indigno.

—Sí, digo-- —no la dejo terminar porque la interrumpo.

—¿Fácil le llamas a una acrobacia en dónde no usas las manos —pongo mis brazos en jarra—, tienes que dar triple vuelta hacia atrás y.?

Las palabras quedan atascadas, cuando mis ojos captan aquella figura alta que me revuelve todo el interior en un intento de saber si no hay muchas personas para agrandar mi absurdo drama con Allie, obteniendo la atención que no quiero.

—Y-y —tartamudeo cuando sus ojos se cruzan con los míos.

Desvanezco mi postura de jarra, centro mis manos al frente de mi estómago apretando mi licuado cuando él se acerca. «¡Se está acercando!» viene junto a Liam, Chloe, la de cabello rizado y no sé quién otra chica, nunca la he visto.

Él repara con morbo todo mi cuerpo al tiempo en que una sonrisa pícara se dibuja en su rostro, inmediatamente desvío la mirada cuando eso me provoca aquellos escalofríos que me recorren la espalda. Me pone tan nerviosa en tan pocos minutos que me es casi imposible que sea cierto, él no puede sr capaz.

Allie se me queda viendo con cara extrañada, entorna los ojos y yo le suplico con mi mirada que no lo haga. Pero lo hace. Gira su rostro, nada disimulada, hacia la misma dirección en que mis ojos veían, yo, me sonrojo cuando Hanniel esboza su sonrisa abierta mostrándome su perfecta dentadura, luego, se lame los labios y sutilmente se muerde el labio inferior «yo también quiero hacerlo».

Me sorprendo de mi propio pensamiento, vuelvo mi vista a la chica frente a mí que me ha puesto en evidencia, mis manos están sudando y ellos ya están a pasos de nosotras, Allie me ve divertida y yo no sé cómo me estoy viendo para que ella esté así. De reojo visualizo como ya nos notaron todos, me esfuerzo por estabilizar mi cabeza y recordar qué es lo que estaba diciendo.

Trago saliva al notar que se me dificulta por el nerviosismo.

—Y —mi voz sale cosquillosa. Carraspeo.— Y sobre todo, girar con tu cuerpo en el aire, sin contar que tienes que aterriz...

El líquido de mi licuado cae al suelo justo cuando la chica de cabello rizado está pasando al lado mío, resultado de estar apretando mucho el vaso.

—Demonios —musito en voz muy baja, tal vez solo audible para mí misma. Levantando mis manos con el vaso en ellas, dando un paso atrás para no marcharme.

No me salpiqué mucho, pero deslizo mi mirada y me encuentro con que ella no se salvó, ella tiene una gran mancha en uno de sus tacones

—¡¿Qué pasa contigo?! —me grita y yo no puedo hacer más que desviar mi vista a Hanniel, como toda una estúpida.

Su semblante es de total burla, y no hacia su amiga, sino, hacia mí que parezco una retrasada. Los demás tienen una cara de pena, como si supieran cuál es el carácter que tiene su amiga, menos uno, el cuál habla:

—Vaaya —se burla Liam—, ve el lado positivo Camille, ¡diseño gratis! Mira, puede que una mancha rosa está a la moda —trata de reírse en alto pero la ahora llamada Camille lo fulmina con la mirada, con la cara roja de ira.

Liam levanta las manos en un gesto de paz.

—Vas a limpiarme esto —se centra en mí—, ¿sabes cuánto cuesta un zapato de los que ando puesto? —creo que hasta me insulta con cada palabra que dice.

Levanto una ceja, paso a ver a Allie quien la ve con burla, pero a la vez su semblante grita: "¡Ridícula!".

—No. Pero supongo que no es para tanto —hablo al fin creyéndome, todavía después de ser yo la que cometió el error, encogiéndome de hombros.

Allie se le escapa el aire de la risa retenida y se acaricia los labios intentando no dejarla ir por completo. Allie no me estás ayudando en nada, absolutamente.

—Eres una maldita inútil —me ofende, no porque me identifique, sino, porque esa es su intención—, me lo limpias a las buenas o haré que lo hagas con la lengua.

Está enojada, y mucho. ¿Pero que me diga eso? Mmm mala idea. Suelto un bufido, levanto el mentón, desafiante.

—¿Me vas a obligar? ¿Cómo?

No sé, pero como que algo me ha dado el valor de soltar tales palabras, porque normalmente, no soy de querer discutir con personas vacías del cerebro, no obstante, ella podría ser un buen prospecto para comenzar a hacerlo.

—No te metas con personas que ni conoces de lo que son capaces —sigue alegando y todos están expectantes, ¿por qué diablos no la controlan?

Sonrío para enojarla más y tocarle su herida. No entiendo porque disfruto enojarla, aún sabiendo que yo tuve la culpa. Y es que... me cae mal, lo admito, me cae mal con solo verla, por lo que sigo en modo desafiante y ella aprieta sus manos en puños, creo que para descargar de alguna manera su enojo. Todos observan mis gestos, supongo que deducen que no me voy a dejar y que tampoco me voy a doblegar por ella que se cree mucho, cuando Liam interviene.

—Bien, ya muy bonito su espectáculo, pero es hora de ir a clase —pasa un brazo por los hombros de Camille y le dice—: Le puedes decir a tu empleada que te lo limpie, no creo que un licuado lo arruine, y si eso ocurre, te compro unos nuevos y ya está —le resta importancia con su tan típica voz carismática.

Allie rueda los ojos, se voltea en mi dirección con intenciones de irnos, «no le agrada». Hanniel me ve jugando con su piercing del labio, al solo verlo, recuerdo y odio que venga a mi mente el lengüetazo que me dio en el cuello, que me hace consiente nuevamente de que tiene uno en la lengua, ni siquiera se le nota cuando habla.

—Si, y para que no andes tan manchada te lo limpio yo y asunto arreglado—habla una segunda voz, y es la otra chica que no conozco.

Se agacha y le pasa un trapo que no sé de dónde sacó por el zapato de la susodicha. Chloe pone su codo en el hombro de Hanniel y éste está ocupado viéndole el trasero a la chica que se agachó, eso me hace pasar saliva, enojada sin lógica alguna. ¿Por qué me enoja? Arrugo mi ceño, él levanta la vista atrapándome en mi reproche con los ojos, y ahora su semblante es normal, sin nada de emoción.

—Listo —avisa y se endereza.

—Tan linda como siempre Dánae —le halaga Chloe y la toma del brazo.

—Nos vamos entonces —Liam parece ajeno al asunto, está bien fresco.

Gira a Camille junto con él, quedando de mi lado, al pasar me sonríe con amplitud y me guiña un ojo, le doy las gracias con asentir mi cabeza, siendo suficiente el gesto. Pero antes de irse por completo, gira un poco más su cabeza para ver a Allie, ella lo mira como la vez pasada: Fría e indiferente. Él también la ve serio, le dedica una leve sonrisa cargada de sentimiento, y así sube las escaleras, le siguen Chloe y Dánae, que me sonríen también.

—No le hagas caso —me dice Chloe—, es un poco impulsiva.

Yo doy una mínima y baja risa.

—Me doy cuenta —le soy indiferente al tema.

—¿Nos vemos después?

Me extraño por su pregunta retórica, supongo que sí le caigo bien.

—Claro —le digo esta vez con ánimo, no quiero que piense que soy mala copa.

Sonríe y sigue su camino, luego, mi martirio se hace paso para subir también, su gran altura se hace presente con cada escalón que sube

—Mal, mal, Collet —me dice y parece que su diversión de hace un rato se ha esfumando.

Me recuerdo que él es alguien allegado a Camille porque la vez que se peleó con Owen, ella estaba llorando y se la llevó en sus brazos. No me importa que sea su amiga o no, ella me cae mal y punto.

Se va, no le respondo nada porque temo que, si lo hago, sea una súplica. Volteo a ver a Allie, encontrándome con que ella me ve con una ceja levantada, reprochante.

—¿Todo esto solo porque te gusta Hanniel? —lo hace sonar tan absurdo.

¿Que si me gusta? Jesús, si supiera. Carraspeo y trato de espabilar.

—No, claro que no.

—Ajá, yo te creo, no te preocupes —su sarcasmo es tan pronunciado.

Me río, pero tampoco le digo nada más, no me apetece hacerle saber lo que entre él y yo ha pasado.

Voy a buscar al conserje para que me haga el favor de limpiar el comienzo de las gradas, para luego irme a mi primera clase «estadística» la odio tanto. Entro al salón enorme y ya todos están sentados en las butacas, busco un lugar y lo encuentro al lado del castaño que me vio llorar aquel día donde me enteré que Wyatt besó a Sayda, mi prima.

—Hola —me susurra cuando me siento.

Está un poco inclinado hacia delante sacando cosas de su mochila.

—Hola —le sonrió simpática.

—¿Ya no vas a llorar? Porque si es así, dímelo y me preparo mentalmente para verte —bromea, por lo que sonrío recordando el penoso momento.

—No ya no, no te preocupes —lo tranquilizo mientras saco mis cosas que usaré.

—Soy Kaiser, por cierto —extiende su mano hacia mí, aún inclinado.

—Collet —le correspondo el saludo.

Y así es como lo hago mi compañero, es tan amable y su actitud te hace ser feliz junto con él. La clase comienza con la misma tediosa licenciada, la cual explica y explica y yo no entiendo la mayoría de cosas, haciéndome saber que soy una tonta para esto.

—¿Eres de primer año?

Levanto la vista de mi cuaderno cuando él me habla luego de un tiempo.

—Eh, sí lo soy, ¿y tú?

—También. —asiente pensativo, se me queda viendo— ¿Entonces no conoces al de tercer año que desde que llegaste no te quita la mirada de encima?

¿De tercer año? Me doy la vuelta, con cuidado para que la mujer que da la clase no me note.

Todo me bombea cuando mis ojos captan directamente los de Hanniel a siete u ocho butacas de distancia, que tiene su tobillo encima de su rodilla, inclinado levemente hacia delante en una pose masculina, y acaricia con dos dedos su sien. Me volteo rápido en mi asiento y clavo la vista en el pizarrón y los nervios se hacen presentes.

—Parece que si lo conoces —se ríe el castaño, lo volteo a ver.

—¿Cómo te diste cuenta que me estaba viendo? —parezco más asombrada de lo que debería.

—Pues una mirada pesada e intensa se siente hasta durmiendo, no entiendo cómo no te dabas cuenta.

—Es que yo no ando pendiente de mí alrededor.

—Deberías —dice viendo al frente.

Me enderezo y trato de no parecer intimidada «¿Desde que llegué?» ¿Qué me mira? Yo no le agrado, él a mí tampoco, además de que yo estoy cabreada con él por lo que hizo.

Muevo mi pierna en toquecitos con el talón de mi pie, ya un poco desesperada. No entiendo porque desde que lo conocí ya no sé cómo actuar, parece que su mirada toca un botón en mi dónde dice "descontrólate" y no paro hasta que ya lo tengo a metros lejos de mí.

—Pero tranquila —me vuelve a hablar, esta vez pone su mano en mi muslo.

Miro su cara, me sonríe, recorro mi vista hasta su mano que me ha provocado una tensión incómoda y él parece como si no pasara nada. Es un atrevimiento que lo haga, pero tampoco es que me moleste, no creo que lo esté haciendo en mal.

Las horas que dura la clase pasan y por más que trato de concentrarme en ella, no puedo, simplemente mi mente anda vagando en el pensamiento del beso con Hanniel, en dónde me es imposible creer todo lo que me hizo sentir en segundos, algo que jamás había sentido, yo creo que eso es un talento. Y encima, siento su mirada, ahora sí la siento como dijo Kaiser, y es porque es en lo único que pienso.

La licenciada deja un trabajo enorme para dentro de dos semanas, me preocupo por la situación, da por finalizada la clase y todos comienzan a levantarse.

Guardo mis cosas tan despacio para hacer tiempo, deseando que Hanniel salga antes para así no toparme con él. Kaiser termina de guardar sus cosas.

—Nos vemos mañana —se despide y me toma de la mano para levantarme.

Cedo y de imprevisto me planta un beso en la mejilla, despidiéndose, trato de no serle indiferente porque de verdad él me cae bien, me gustaría tenerlo de amigo, acto seguido se separa y se va. Veo como se aleja entre la gente «es bonito» no puedo negar lo obvio en los hombres de esta universidad.

Tomo mi mochila cuando ya no hay nadie en el salón, o eso es lo que creía; me dispongo a salir, pero no lo logro cuando siento un leve tirón en mi cabello.

La piel se me eriza entera cuando siento el aliento de Hanniel en mi oreja.

—Me encanta el tipo de blusa que traes hoy —su aroma penetra mis fosas nasales y aspiro cerrando los ojos.

—Déjame —trato de sonar segura a pesar de que su mero toque me hace débil.

—Es tan...

Aparta mi cabello y deja al descubierto mi cuello y hombros, pues mi blusa es tipo strapless con mangas largas. Trato de apartarlo queriendo darme la vuelta, pero él no me lo permite, lo que hace es que clava sus manos en mis caderas, y lo siguiente que pasa me hace morderme el labio inferior, conteniendo los posibles jadeos disfrazados de suspiros reprochantes.

Comienza a besar mi cuello «que maldita debilidad» sus besos no son nada discretos, son tan voraces que siento derretirme con el mero roce.

—Tengo novio —advierto aún con mi poca cordura.

—¿El retrasado que estaba al lado tuyo? No me interesa —aprieta su agarre.

¿Kaiser? No, ¿por qué piensa que él es? Carraspeo tratando de reconfortarme y aclararle las cosas, pero me voltea sin previo aviso, estampándome en la pared. Toma mi mandíbula con una sola mano y un lengüetazo pasa por mis labios, humedeciendo bastante el área, provocando así unas cosquillas deliciosas en ellos cuando siento su piercing.

El razonamiento se me va al fondo de un hoyo y dejo que me tome en un beso feroz, en donde cada mordida intercalada, cada movimiento del juego de su lengua dentro de mi boca, cada toque de sus manos en mi trasero, y todo, pero todo lo que él me hace, son demostraciones de acciones vivaces, llenas de experiencia y placer innato a pesar de ser solo eso: un beso, el cual presiento que nos terminará hundiendo a los dos.

Mis manos viajan a su cuello intentando sentirlo más, nunca antes alguien me había excitado como él lo hace, mis bragas ya están mojadas por los fluidos que salen y salen de mi interior, me palpita mi epicentro con son sensaciones tan nuevas para mí, que me permito disfrutar porque sé que de alguna manera nadie podría hacerlo, o quién sabe.

Sus labios me hacen falta cuando rompe el beso, pero sin duda alguna lo recompensa cuando baja por mi clavícula y comienza a besar la piel de mi pecho, que lo llevan más y más abajo. Pongo mis manos en sus hombros observando lo que hace, mi respiración ya es un desastre al igual que la de él.

Por un momento me recuerdo el porqué de estarlo dejando hacer esto, si ni siquiera a Wyatt le he dejado hacerlo, y eso que es mi novio de hace año y muchos meses, de igual manera, no puedo profundizar cuando mi mente queda en blanco por la acción que Hanniel hace de bajarme la blusa, sacando mis tetas de la misma.

Mis sentidos se ponen alerta ante el tacto tan nuevo «nunca un hombre me había tocado», pero el que megree cada una de ellas de tal manera que me hace abrir levemente la boca, no ayuda en nada al libido que crece y crece tanto que aprieto las piernas por la exigencia de recibir atención allí abajo.

Un maldito lengüetazo en mi teta hace que eche la cabeza atrás, pegándola a la pared, cerrando los ojos y alzando la pelvis por inercia. Un gemido involuntario deja mi garganta y el, muerde despacio el pezón, cosa que me vuelve loca «¿Qué diablos estoy haciendo?» «¿Por qué?» «¡No lo conozco!» mi razonamiento no me juega sucio y abro los ojos con intención de detenerlo, pero eso ya no es necesario cuando el celular de él suena en una llamada.

Definitivamente eso me hace espabilar, ¡estoy en un maldito salón! Veo hacia todos lados cerciorándome que no haya expectantes, el celular no deja de sonar y él se niega a dejarme, aun así, saco fuerzas de donde no las hay y lo empujó alejándolo de mí, él suspira frustrado, se endereza sacando su celular furioso sin ver el nombre de quién llama.

—¡¿Qué?! —su voz es intimidante y fuerte, me deja estática.

La persona al otro lado de la línea le responde, no sé quién diablos es porque su semblante se suaviza a niveles extremos.

—Lo siento, nena. No sabía que eras tú —se pasa una mano por su cabello.

¿Nena? ¿Es una chica? El desagrado crece en mí y arrugo mi ceño, expectante.

—No... —cambia de oreja el aparato— no estoy haciendo nada importante, ni estoy con alguien importante.

Entreabro los labios. Indignada. ¿Nada, nadie importante? ¡¿Cómo se atreve?!

—En diez minutos llego —voltea a verme, pero sus ojos no ven mi cara, ni mucho menos, se posa directamente en mis pechos, haciéndome saber que aún los tengo al aire. Sin pensar los cubro y me subo la blusa provocándole una sonrisa que se me antoja burlesca— Ok, allá entonces. Pero Sofía... me esperas eh.

Asiente a no sé qué, cuelga guardando el aparato, se lame los labios y se acerca a mí, pero no lo dejo empujando su pecho con fuerza, saliendo de ese lugar sin querer esperar una palabra más de su boca.

Camino rápido por los pasillos, peinando con mis manos el cabello que estará un desastre. Intento calmar mi respiración que, aunque no quiera, sigue agitada por el tremendo beso que me di con él, el cual me arrepiento aceptar, pero no de disfrutarlo, porque sería un pecado no hacerlo.

No espero ni siquiera a Allie, salgo del edificio sin ver a nadie, está vez las lágrimas no salen porque siento más enojo que culpa. ¡Es un maldito idiota! ¡Lo odio, lo odio, y mil veces lo odio! Me repito una y otra vez dentro de mi cabeza hasta que el tropiezo con el cuerpo de alguien me interrumpe.

—Lo siento —digo, sin fijarme en quién sea.

—¿Oookey? —la voz áspera me hace detenerme, voltearme y ver a la persona con la que me tropecé, «esa voz se me hace parecida».

Me encuentro con el cuerpo alto de un chico de cabello negro, «ese cabello también» él se me queda viendo y su hermosa sonrisa me atrapa por completo, «es guapísimo» sus colmillos se hacen notar más que otra cosa en esa dentadura. Parece que alucino, es como estar viendo el retrato de aquella persona, solo que más joven.

—De verdad, es que no venía viendo mi camino —me esfuerzo por sonreír.

—Seee, pareces enfadada más bien. —Comenta, y yo miro hacia abajo en una risa sin gracia.

Él me observa con cuidado, al igual que yo cuando levanto la vista, no parece más mayor que yo, incluso, creo que puede ser menor por su fino y delicado, pero marcado, rostro. Nada de lo que se vería acá en la universidad, detalle que me hace deducir que él no pertenece aún acá, recorro sus detalles y es cuando capto el gris de sus ojos, no me digas que...

—Soy L...

—¡Logan! —grita Hanniel que viene caminando a paso rápido, el grito hizo que el chico se volteara y yo desviara mi vista de él al hombre que viene serio— Enciende el auto, nos vamos ya —exige cruzándonos sin ni siquiera voltear a verme.

El llamado Logan lo sigue con la mirada hasta llegar a mí, que me quedé parada esperando saber qué.

—Ehh... —no sabe ni que decir señalando a su hermano y luego así mismo— ¿Hasta pronto? —por fin se decide y parece incómodo con la acción de Hanniel— Mi hermano es un poco exigente —se excusa de él y me sonríe con esa misma hermosa sonrisa.

—Si, no te preocupes —lo tranquilizo dejándolo ir.

Se encamina a dónde está su hermano, en un auto que no es el mismo elegante que siempre le veo a Hanniel, es otro más informal pero impresionante.

«Mi hermano» esas palabras retumban en mi mente. Ya decía yo que a alguien se parecía, y como no lo iba a ver guapo, si es hermano del idiota de Hanniel. La rabia vuelve a mí y me encamino con paso pesado al vehículo que me espera en las afueras del lugar.

Mi padre pasa dejándome en la academia, mientras que yo trato de no evidenciar mis molestias, Dafne yace en la parte de atrás del auto con el celular en sus manos, como siempre. Trato de hablarle, pero parece aún más distante que nunca y eso me preocupa. Ella también se enojó conmigo por haberle contado a Lionel sobre el asunto de ella, pensó vilmente que yo lo dejaría ir por alto cuando que sabe muy bien que eso no es un juego.

Cuando llego a la academia, me sumerjo en los vestidores cambiando mi ropa casual por la deportiva, no tengo ganas de nada, de verdad, más bien me odio por dejar que algo me afecte tanto, pero que al mismo tiempo ese algo me hace querer tenerlo frente a mí para exigirle que resuelva el revoltijo que dejó en mi entrepierna, la cual, aún sigue lubricado y me hace estar inquieta, incomoda y rabiosa. De mala gana agarro un pedazo de papel, me limpio todo lo que puedo de mi vulva porque no necesito estar mojada para entrenar.

Por otra parte, me grito a mí misma un "¡¿Por qué lo hiciste!?". Porque más allá de volver a engañar a mi novio, es aquello de haberme dejado besar y tocar por alguien que acabo de conocer, ¡de conocer! Acción que nunca en mi vida había cometido.

Mi aturdimiento cesa cuando llego a la pista y de entrada veo como todos están dando las mentadas volteretas, siguiendo los demás pasos, los cuales hemos ido desarrollando. Esta academia no se centra solamente en un género musical, tampoco en un solo tipo de baile, acá implementan todos los que existen, solo que se van por temporadas, y es por eso que el curso, grado o como sea, dura 3 años.

—Hey, ¿por qué no me esperaste? —me intercede Allie mientras tomamos un descanso después de aprender unos nuevos movimientos.

—Papá llegó a traerme y ya sabes, está enojado, no podía hacerlo esperar —tomo un sorbo de agua. Al fin y al cabo, no estoy mintiendo.

—Claro. —No se adentra en el tema, parece tan distante, y por alguna razón me hace recordar cómo es cuando ve a Liam.

—¿Algún día me contarás qué pasó entre tu y Liam, Owen y los chicos?

Ella deja de teclear en su celular, parece tensarse, y ahora me arrepiento de ser tan directa. Levanta su vista y me observa, ¿por qué todos me observan?

—Algún día —se digna a decir después de un largo tiempo, volviendo a su celular.

Yo asiento, mera indecisa, ¿qué tan fuerte es para que le cueste hablar de eso?

Nos volvemos a la pista para seguir con lo requerido. Al profesor Fernán se le ocurre la brillante idea de hacer que cada alumno pase al frente a realizar todo lo aprendido en los últimos días.

Todos pasan a hacerlo y lo realizan perfecto, los nervios me ponen a sudar frío por saber muy bien que uno de todos esos pasos no me sale. Sé que me gritará, pero por lo menos no recibiré una humillación como la primera vez sobre mi físico porque si he bajado de peso y puesto en forma, en eso no le incumplí. Allie termina su turno siendo una de las mejores.

—Collet al frente —me exige el profesor y yo dudo en hacerlo, pero al final comienzo.

Hago todos los pasos requeridos, dejando de último el que no me sale, pidiendo de que por un milagro pueda hacerlo por lo menos bien.

Llega el momento.

Llega y me paro a la esquina de la inmensa pista «puedo hacerlo» me animo una y otra vez deseando que sea cierto. Me doy la vuelta quedando de espaldas, flexiono un poco mis rodillas, me inclino hacia delante dejando mis brazos hacia atrás para agarrar impulso, cierro los ojos deseándome lo mejor y lo hago.

Me impulso flexionando las rodillas para saltar dejando el suelo, tirándome hacia atrás, mi frente suda y la primera vuelta mortal me sale, pero como a la triple no se le deben dejar espacios, sigo sin pensarlo dando el primer giro con mi cuerpo en el aire.

Mala idea.

El movimiento no me sale, provocando que me desequilibre y caiga de cara contra el suelo. «¡Mierda!» La vista se me nubla y un dolor inmenso se centra en mí nariz, la cual, comienza a mojar el piso con los chorros de sangre que me salen por la lesión que me ocasioné. A pesar que puse las manos, el impacto fue tan fuerte que mi cabeza rebotó en el suelo. El huesito de mis caderas duele y me quedo estática con el charco carmesí que en segundos he ocasionado.

Escucho muchas voces a mi alrededor sin llegar a captarlas de un todo, el aturdimiento no deja que salga de mi mundo y solo logro escuchar la voz de Allie preguntándome si estoy bien y que me presione la nariz con no sé qué cosa. No le hago caso, simplemente llevo mis manos a mis caderas que duelen y duelen mucho más.

—Collet —la voz del profesor me exige volver a la realidad.

—¡Collet! —grita Allie y ni con eso puedo.

—La clase ha terminado —informa Fernán a una hora mucho antes de la normal, aún faltaba mucho de clase.

Allie llega y me pone un trapo en la nariz, evitando que más sangre salga. Unos brazos me intentan cargar, pero me quejo con fuerza cuando el dolor me avasalla, ¿qué carajo?

—No la mueva, llame una ambulancia —se apresura a decir mi amiga y el profesor parece obedecer porque en minutos que parecen una eternidad llega la ambulancia.

—Todo va a estar bien Collet, solo intenta relajarte y respirar por la boca para no desesperarte —consuela Allie.

No suelta mi mano mientras los paramédicos me suben a una camilla y yo me desmayo por el maldito dolor que nunca en mi vida había sentido.


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Publicado el 14/11/2020

Corregido el 29/11/2021





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