Caso Interrumpido

By pao_milla

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- Te conozco - dijo acercándose a mi - yo se que tú no eres así Solté una carcajada - Tú no me conoces, no ti... More

Prólogo
1. El principio de algo
2. Hora extra en el infierno
3. Hora extra en el infierno (PARTE II)
4. ¡¿Nunca estuvimos atrapados?!
5. Incomodo
6. Pijamada
7. " Creo que ahora sí alguien te ha pillado"
8. Estrellita ¿dónde estás?
9. Todo estará bien ¿o no?
11. Salgo de una y entro en otra
12. "Para Siempre"
13. Melodías
14. Siluetas
15. Un alto

10. No necesita un novio

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By pao_milla

Emily

Bueno...

Hoy es Jueves, ya falta poco para que se acabe la semana. ¡Al fin!

La semana se me ha hecho pesada. Ha estado llena de exámenes y proyectos que entregar. No he visto a Ninna ni a Alya en toda la semana. Ya no puedo ni con mi propia alma.

En fin, aquí estoy, escuchando al maestro de física hablar y hablar sobre la fuerza, masa, lo que sea.
Y lo peor es que como entré un poco tarde a la clase me tuve que sentar en una de las sillas de enfrente ya que los demás lugares ya estaban ocupados.

De repente me empezó a doler la parte baja del abdomen, cómo si me lo apretaran, al igual que unas ganas de ir al baño. De seguro y no me tarda en bajar la regla.

Levanté la mano.

- Profesor, ¿Puedo ir al baño? - pregunté

- No, ya casi termina la clase

Rodé los ojos.

¡Pero que odioso! De seguro y si me desangrara me diría lo mismo.

Empecé a hacer pequeños garabatos en la superficie de la mesa para perder el tiempo. Hasta que un cuerpo se plantó delante de mi. Alcé la vista.

- ¿En tu casa también rayas las mesas? - dijo el profesor

Estaba delante de mi con los brazos cruzados.

- No, en mi casa no me aburro tanto, y mi mamá si me deja ir al baño - contesté

El resto del salón se comenzaron a reír.

- A la dirección ¡Ahora! - me gritó el maestro apuntando a la puerta.

Voltee los ojos. Recogí mis cosas y salí del salón.

Recorrí el pasillo vacío hasta llegar a la dirección. Toqué la puerta y la secretaria me indicó que pasase y me guío hasta el despacho del director.
Tomé asiento en una de las sillas enfrente del escritorio.

- Me indican que le faltaste al respeto a tu maestro en media clase - comenzó a decir el director

- ¡Yo solo quería ir al baño! - contesté - Y en mi defensa, solo contesté a la pregunta que el me hizo

El director reposó los codos en el escritorio y se frotó los ojos con los dedos.

- Está bien - habló - Te la dejaré pasar esta vez porque eres nueva y tal vez aún no te adaptas. Pero que no vuelva ocurrir

- Claro, y gracias - crucé los dedos por detrás

Sinceramente, conociéndome, no creo que sea la última vez.

Agarré mi mochila y salí de ahí. Por suerte no se había enterado de que rayé el pupitre también.
No podía volver al salón, así que me quedaban 20 minutos libres. Empecé a deambular por los pasillos, después de todo el drama se me fueron las ganas de ir al baño. Estube así durante un rato, hasta que de repente unas manos en mi cintura me detuvieron, y me amarraron una sudadera por detrás.

- Suerte que soy el único en este pasillo - susurró una voz en mi oído - Supongo que no te gustaría que los demás te vieran así manchada.

Carajo, con razón tantos cólicos.

- Y...¿Te tengo que agradecer? - contesté aún a espaldas de él

- No es necesario linda, para eso estamos los caballeros - dijo mientras su boca comenzó a bajar hacia mi cuello

De repente, sus manos que estaban en mi cintura descendieron a mi trasero.

- Según yo, los caballeros no tratan de follar a las personas a la mitad del pasillo - habló una voz ajena a nosotros

De inmediato me separé de un salto de cuya persona que seguía con las manos en mi culo. Giré para ver de quién provenía aquella voz. Era Axel.

- No te metas en dónde no te llaman Messina

- Vete de aquí Emilio - contestó Axel - Déjala en paz

Axel se acercó a mí y me quitó la sudadera del tal Emilio de mi cintura. Se la arrojó a la cara, pero el logró atraparla antes de que impactara. Levantó las manos en forma de rendición, y se largó de ahí.

- ¿Messina? - pregunté

- Es mi apellido, mi mamá tiene raíces italianas

Después de un breve silencio volví a hablar.

- Gracias, pero yo me las pude haber arreglado

- No lo dudo - contestó sin dejar de verme a los ojos

Aguanté la mirada un par de minutos. Pero luego me rendí y comencé a quitarme la camisa roja de manga larga que cargaba para ponerme la al rededor de la cintura y que cubriera la mancha, quedándome solo con una blusa de tirantes blanca ceñida al cuerpo. Axel no me quitó la vista ni un segundo, cómo si tratara de descifrar algo mediante mis ojos.
Intenté escapar, pero me detuvo acorralando me a la pared que estaba detrás de mi.

- ¿A dónde vas? - preguntó

- Tengo que ir al baño, ¿No es obvio? - dije obvia

- Te puedo ayudar si quieres - se rascó la cabeza nervioso - Me refiero a que puedo conseguirte ropa o algo

- Cómo dije anteriormente, yo solita me las puedo arreglar

Intenté librarme, pero me lo impidió interponiéndose en mi camino.

- Déjame pasar

- ¿Cuáles son las palabras mágicas?

- Apártate o te aparto - contesté perdiendo la paciencia

Lo pensó un momento, pero al final se hizo a un lado. Y yo me dirigí directo al baño.

- Sabía decisión - me despedí

Entré en un cubículo y le coloqué el seguro por si un niño entraba, ya que era un maldito baño mixto. Por suerte siempre cargo conmigo una toalla sanitaria, porque nunca se bien cuando me va a bajar.
Lo bueno es que no me había manchado tanto, apenas fueron unas gotas. Me limpie y me coloqué la toalla rápidamente, me deje la camisa a la cintura ya que no cargaba ningún repuesto de ropa. Me aseguré de que todo estuviera en orden, y salí.

Mi siguiente clase era educación física, así que me dirigí a la cancha.
Ya las demás estaban ahí corriendo en circulos, supongo que me demoré un poco en el baño.
Me acerqué al entrenador, el hermano de Ninna, Dalton, que vestía un pans gris que debo admitir que favorecía su trasero, junto con una playera blanca que resaltaba sus pectorales. Estaba haciendo sonar el silbato naranja que colgaba de su cuello, pero al verme llegar lo soltó y camino hacia mi.

- La señorita Ramirez nos honra con su presencia - dijo - Vamos, 10 vueltas a la cancha.

- Entrenador, me temo que estoy indispuesta en este momento - hice ojitos

- ¿Motivo?

Me acerqué más a él, rozando mi boca con su oído.

- Digamos que mi primo Andrés me vino a visitar de sorpresa.

Se separó y me miró de arriba a bajo, incluso podría decir que se detuvo unos segundo en mis pechos. Me crucé de brazos tratando de cubrirme.

- Yo que tú no hago eso

- ¿Que cosa?

- Si fuera tu no cruzaría los brazos así enfrente de un hombre

- ¿Por qué?

- Con eso solo consigues que resalten más, y sobre todo con esa blusa. Pero puedes irte a sentar a las bancas.

- Gracias pervertido entrenador, que comprensivo es usted - contesté con sarcasmo

Me dedicó una media sonrisa de lado acompañada de un guiño, y siguió con su trabajo.

Pasé media hora sentada ahí, jugando en el celular. Ni siquiera compartía educación física con Ninna o Alya. Estaba completamente aburrida.
Algunas chicas le reclamaban a Dalton de porque yo no hacía los ejercicios, el les daba largas y les indicaba que siguieran trabajando.
Terminó la clase, recogí mis cosas y fui donde el entrenador.

- Gracias por cubrirme supongo - hablé

- De nada - respondió - Creo que no me conviene llevarte la contraria, sabiendo de lo que eres capaz

- ¿Disculpa?

- Hablo sobre lo de la otra noche con Theo, lo de verdad o reto. Vaya cara la que puso, nos sorprendiste a todos. Que bien que no seas la típica niña tímida. Eso te hace más interesante. - me guiño un ojo y salió de la cancha

***


Al llegar a casa me fui directo a mi habitación. Tenía solo esa tarde para ponerme al día con las materias. El día siguiente debía presentar tres exámenes, dos proyectos y un buen de tareas, porque #HaciendoTodoAUltimoMinuto.

Los maestros me presionaban más, ya que yo había ingresado después de que iniciara el curso.
No salí de mi cuarto en toda la tarde desde que llegué de la escuela. Incluso Malu me subió la comida, pero solo pude darle tres mordiscos, la presión me quita el hambre.

Más tarde estaba completamente desesperaba. No había podido realizar las actividades de inglés, ya que a la genia de mí se le ocurrió buena idea dormirse en clase y no anotar los apuntes del pizarrón.

Mientras daba vueltas por la habitación se me ocurrió que tal vez Ninna me podría prestar sus apuntes, ella es buena en inglés. Así que le mandé un mensaje.

Chat

Yo: Ninna disculpa la molestia, pero será que me podrías prestar tus apuntes de inglés?

Ninna: Si claro, los puedes venir a recoger a mi casa.

Yo: Genial

Dejé todos los papeles que tenía de la escuela regados sobre la cama.
Al llegar a la casa, debido al incidente en la escuela, me di un baño y me cambié de ropa. Ahora cargaba unos jeans con rotos y una blusa negra de manga corta ceñida al cuerpo. Tomé de inmediato mi teléfono, una chamarra negra ya que por la noche hacía fresco, me puse unas botas igual negras con un poco de tacón, amarré mi cabello en una cola alta y guardé las llaves de la casa en el bolsillo del pantalón.
Pedí un taxi que me esperaba ya afuera de mi casa. Antes de salir le avisé a Malu que iba donde una amiga, una vez que salí me monte el auto y fui por mi salvación para el semestre.

El auto aparcó en frente de la casa de Ninna. Fui hasta la puerta principal y toque el timbre de la entrada, pasaron unos segundos hasta que se abrió la puerta. El que abrió fue Dalton, de nuevo.

- Dos veces en un día, wow - dijo

- Si, vine por unos apuntes que Ninna me prestó

- Ella salió a comprar unas cosas, pero de seguro no tarda en venir - se hizo a un lado de la puerta - pasa

- Gracias - entré a la casa

- Si quieres le marco - sacó su teléfono del pantalón - para ver en cuanto llega

- Si, está bien. De verdad necesito los apuntes

Marcó el número en su teléfono, y luego pude oír el tono.

- Oye, Emily está aquí. ¿En cuanto llegas? - se mantuvo en silencio unos minutos mientras Ninna hablaba del otro lado de la línea - Está bien, ya le digo - colgó

- ¿Que dijo? - pregunté

- Que se encontró con alguien y que no cree regresar pronto. Pero dijo que lo puedes tomar de su habitación

- Okey, gracias

Subí rápidamente las escaleras y giré en el pasillo donde sabía que se encontraba la habitación de Ninna. Abrí la puerta, y no miento cuando digo que todo estaba impecable. La última vez que hablamos ella me dijo que también estaba algo estresada con la escuela, pero al parecer ella lleva mejor el estrés que yo, definitivamente nada que ver con mi habitación.

Examiné con la mirada todo el lugar, hasta que encontré sus libretas en una de las repisas del escritorio. Me acerqué, y las revisé hasta encontrar la de inglés. Volví a acomodar todo en su lugar, justo como lo había encontrado, y salí de ahí. Bajé las escaleras y me encontré con Dalton listo para salir. Creo que cuando llegué estaba muy enfocada en conseguir los apuntes que no noté su vestimenta. Cargaba unos pantalones de mezclilla negros, una camisa blanca remangada hasta los codos y con los primeros botones desabotonados dejando ver parte de su pecho, y unos mocasines negros.
El estaba enfocado tecleando en su teléfono, por lo que no se dió cuenta de mi presencia.

- Wow, que raro te ves sin pans - hablé

Alzó la vista del teléfono para dirigirla hacia mi.

- Te sorprenderías de lo bien que me veo sin nada - dijo

- Nadie quiere ver eso

- Oh claro que sí, no te resistas nena

Rodé los ojos y fingí una arcada.

- En fin, ya tengo los apuntes así que me retiro

Estaba por ir hacia la puerta, pero me lo impidió.

- Por tus ojos puedo ver qué estás cansada, haz de haber estudiado todo el día de seguro. Deberías relajarte un poco - dijo - Estoy por ir a un club que acaban de abrir, si quieres puedes venir conmigo

- Gracias, pero no lo creo. De verdad necesito terminar todas las tareas - contesté - Además es jueves, y mañana hay escuela

- Y que mejor que relajarte entre semana para recargar fuerzas para el día siguiente. La escuela no lo es todo.

Me quedé pensativa.

- Vamos, no seas amargada. Yo sé que en el fondo quieres - insistió - Y si es por el asunto de hoy, si quieres te voy a comprar un tampón

Giré los ojos y guardé silencio.
La regla no tendría nada que ver, antes de llegar me cambié la toalla, así que tengo dos horas mínimo.
Pero la verdad es que si necesitaba desestresarme, no aguantaba los ojos. Pero no pensaba que emborracharme sería una buena idea, debido a la horrible resaca que tendría al día siguiente.

- ¿Me vas a ignorar? - preguntó ante mi silencio

- ¿Me vas a insistir? - contesté de brazos cruzados

- Ehh.... sip

Rodé los ojos.

- Esta bien, tú ganas. Pero solo será por un rato

- Genial, vámonos - me jaló de la mano hacia la puerta

Dejé la libreta que cargaba en la mesa de sala. Me solté de su agarré, lo que lo hizo girar.

- ¿Crees que estoy bien vestida para ir allí? - di una vuelta sobre mi misma

- Si, estás perfecta. Es un lugar exclusivo, más no elegante.

Asentí, y dejé que me llevara en su auto.

- Que suerte que no llevas la blusa de tirantes de esta mañana, sino te comerían viva con los ojos.

Al llegar había una larga cola para entrar. La puerta estaba protegida por un hombre alto y moreno que vestía de traje. Si que era exclusivo.

Dalton me tomó de la mano y me arrastró hasta la entrada. Saludo al guardia con un movimiento de cabeza, en seguida nos dejó pasar al club.

Estaba lleno el lugar, pero todavía se podía caminar. La música estaba fuerte y luces de colores que parpadeaban cada segundo cubrían la pista. Me empezó a doler la cabeza. Esto en lugar de relajarme, me estresa más.

- Vamos a la barra - gritó Dalton por encima de la música

Me jaló del brazo para no perderme, llegamos a la barra y yo tomé asiento mientras el pedía los tragos.
Vi como le hacía una seña con los dedos que formaban el número tres al cantinero, y este empezó a llenar tres caballitos y nos los puso en frente en la barra.

- Bebe - me ordenó Dalton

Presencié como se tragaba dos de los caballitos de un jalón.

- Irónico que un maestro de educación física, que enseña sobre la salud, me diga que me someta a los vicios del alcohol - comenté mientras miraba con desconfianza el vaso que quedaba enfrente de mi

- Para empezar, en este momento no estoy dando clases, solo soy una persona normal en un bar con una amiga de su hermana - se volteó hacia mi - ¿Por qué crees que toda esa gente está aquí? - señaló al montón de gente amontonada en la pista

- Porque no tienen nada mejor que hacer - contesté sin mostrar interés

- No, esas personas tienen un buen de cosas que hacer así como tú. Pero la diferencia es que esas personas entienden mejor el sentido de la vida, no viven para estudiar o trabajar, lo hacen para vivir. Mírame a mí, no vivo para entrenar a niños con las hormonas alborotadas, lo hago para estar aquí y disfrutar un rato. Allá afuera es como una cárcel, y acudimos a este tipo de lugares para liberarnos.

- El "sentido de la vida" es un tema algo complejo - dije haciendo un ademán de comillas con mis dedos

- Y por ello, cada quien es tan libre como quiere - me tendió el vaso - Dale, ¿Qué esperas?

Alterné mi vista entre el y el tragó. Hasta que cerré los ojos y sin darle más vueltas me lo tomé de una. Sentí como el líquido me quemaba mientras recorría mi garganta. Era vodka.

- Está es la primera y última vez que tomaré esto. Está horrible - anuncié a Dalton

- Con la práctica te acostumbras - contestó acompañado de una risita

Volteó hacia atrás y saludo alzando la mano a un grupo de chicos que se encontraban unos metros más allá que nosotros.

- Eh, ahora vuelvo - me dijo antes de irse dónde ellos

Estuve como quince minutos sentada en la barra viendo a las personas bailar en la pista, mientras me tomaba otros tragos . Hasta que me tocaron el hombro.

- ¿Emily? - alguien dijo atrás de mi

Giré sobre la silla en la que estaba.

- ¿Axel? - hablé al darme la vuelta

Vestía con unos jeans, una playera negra y unos nike rojos. Casual.

- Hola, no sabía que vendrías

- Yo tampoco - dije con una sonrisa sarcástica

- Pues que bien que estés aquí. ¿Viniste sola?

- No, Dalton me arrastró aquí

- Ya veo - tensó levemente la mandíbula - Espero que te encuentres bien por lo de esta mañana

- ¿Te refieres a cuando me trataron de seducir o cuando me manche? - no dijo nada - Da igual, estoy bien.

- ¿Quieres bailar? - preguntó después de un rato - Un chica tan linda no puede quedarse sentada toda la noche, no es justo.

- Axel, ¿Has escuchado eso de que me gustas solo con amigo?

- Tal vez...

- Pues tú ni me gustas de ese modo

- Auch - se llevó una mano al pecho de forma dramática - Tranquila, no te estoy pidiendo que te cases conmigo. Aunque... - se arrodilló en frente de mi

- Basta, ya deja de hacer el ridículo - lo obligué a levantarse

- Está bien, que genio el tuyo - rodó los ojos

- Yo sin mal genio perdería mi encanto - le guiñe un ojo

- Touché

Quedamos en silencio por un rato, mientras observamos a las personas bailar tan libremente.

- ¿Acaso eres de esas malhumoradas que al quitarse los lentes y soltarse el cabello son todo lo contrario? - preguntó de repente Axel

- No uso lentes - respondí sin voltearlo a ver

- La mitad está hecha

Esta vez sí voltee a verlo. Y sus ojos, que gracias a luz del lugar se veían negros como la noche, se posaron en los míos.
Segundos después, un brazo rodeó los hombros de Axel en forma de abrazo.

- ¡Hermano, viniste! - habló Dalton - Ven, te estábamos esperando - se dirigió a mi - Te lo robo tantito Emily, ya vuelvo

Así sin más, volví a quedarme sola.

Por casi media hora estuve sentada. El alcohol me tenía algo mareada, así que me pedí una coca y me la pasé viendo al rededor cómo los demás se divertían. No podía bailar porque me vería rara bailando sola y tampoco es como que tuviera muchas ganas. Estaba empezando a considerar la idea de pedir un Uber e irme de ahí.

- ¿Quieres bailar? - habló alguien junto a mi

Seguí viendo hacia la pista mientras jugaba con el popote de mi vaso.

- Ejem - carraspeó la misma voz a mi lado

Esta vez sí levanté la vista. Era un hombre como de unos 2 o 3 años más grande que yo, media cómo 30 centímetros más que mi estatura, tenía el pelo castaño lacio y le caía casi por encima de los ojos junto con algunas gotas de sudor, vestía con una camisa azul remangada hasta los codos y un pantalón negro.

- ¿Me hablas a mi? - le pregunté

- Si - contestó - Te vi aquí sentada y quise acercarme

- Gracias, pero no

Di por terminada la conversación

- Entonces si no bailas, ¿Qué haces aquí? - volvió a hablar después de un rato

- Primero, no tengo que venir aquí solo para bailar. Y segundo, eso es algo que sinceramente no es de tu incumbencia

- ¿Tienes novio? - preguntó sin más

Dejé el vaso sobre la barra y voltee a verlo con cara de ¿Enserio estás preguntando eso?

- No, y no te importa - respondí algo fastidiada

- ¿Y que hace un niña tan linda sin novio? - insistió

- Yo que sé, ¿Putear?  Y te agradecería que te fueras

Estaba apunto de decir algo más, pero unas manos lo empujaron por detrás haciendo que se tambaleara. Esas manos le pertenecían a Axel.

- Ya la oíste amigo. No baila y no necesita un novio. Así que puedes irte, ella es mía - dijo de brazos cruzados optando por una postura algo imponente

El otro sujeto lo retó con la mirada, pero después de unos minutos se rindió y se largó de ahí al fin. Cuando se fue, Axel de giró hacia mi y dijo:

- Se que dijiste que no debería entrometerme porque tú te las puedes arreglar sola, y lo creo, pero no me pude resistir

- Pues, supongo que no debo de repetirlo.

De pronto Dalton se nos acercó abriéndose paso entre la multitud.

- Perdón por dejarte sola - dijo cuando llegó hasta nosotros - ¿Ese baboso te fastidió? Porque puedo ir y...

- No, ya lo resolvimos - lo interrumpí

- Gracias hermano - se dirigió a Axel

Y le dio una de esas amistosa palmadas en la espalda tan clásicas de los hombres.

- De verdad lo lamento. Yo fui quien insistió en que vinieras y al llegar te abandoné, lo siento mucho.

- No te preocupes, ahora es parte del pasado

- Ven, lo compensare - me tomó de la mano - Vamos a bailar

Voltee a ver dónde se encontraba Axel, pero ya no estaba. Se había marchado.

- Lo siento, pero no me gusta mucho bailar - dije centrando mi atención de nuevo en Dalton

- Vamos, suéltate un poco

Y como la mayoría de las cosas en esta noche, fui arrastrada a la pista de baile.

***

Estoy sedienta.

Me dirigí a la barra y tomé asiento mientras pedía algo de tomar.
Llevo como una hora bailando con Dalton y mis pies ya no dan más. El se quedó en la pista bailando con sus amigos, y yo me vine aquí.

Estaba tranquilamente tomando mi bebida hasta que algo llamó mi atención en la esquina a mi derecha. Se empezaban a oír murmullos que se fueron intensificando. Me acerqué para averiguar de qué se trataba, al parecer era una pelea.
Traté de abrirme paso entre la gente que formaba el círculo hasta que pude ver con claridad.
Los que se estaban peleando eran Axel y otro sujeto mucho más grande que el.

El otro tipo que lo superaba por dos cabezas agarró Axel por el cuello de la playera, y de un puñetazo en la mandíbula calló al suelo.
Me abrí paso entre la multitud hasta llegar a dónde estaba. Me arrodillé y lo jale del brazo para sacarlo de allí, hice que se pusiera de pie y lo llevé lejos de la bulla mientras se apoyaba en mi hombro al caminar.
Lo obligué a sentarse y me puse a revisar los daños. Tenía pequeños raspones en los brazos por la caída, y el lugar en donde había sido golpeado empezaba a hincharse y pronto se tornaría de un color morado.

- Creo que hay que sacarte de aquí - le dije

- Que lindos ojos - dijo mientras me tocaba la cara

Genial, aparte de idiota, borracho.

- ¿Dónde vives? - pregunté

- Odio las matemáticas

- Bueno, pues iremos a mi casa

Pedí un Uber que minutos después llegó. En el camino le escribí un mensaje a Dalton diciendo que había tenido que marcharme y que no se preocupara, aunque seguramente no lo hizo.
Y en 20 minutos ya nos encontrábamos afuera de mi casa.

Todas las luces de adentro estaban apagadas, y por suerte Malu no se quedó esperándome. Saqué las llaves de mi bolsillo y tratando de hacer el menor ruido abrí la puerta. Antes de entrar llevé mi dedo índice a mis labios en una señal a Axel de que guardara silencio y el hizo lo mismo pero de una manera torpe y boba.
La luz que proyectaba la luna entraba por la ventanas, iluminando el camino hacia las escaleras. Subimos por ellas lo más sigiloso que pudimos hasta llegar a mi cuarto. Un vez allí, quité todos los papeles que había dejado regados sobre la cama y los amontone en el escritorio. Hice que se recostara en un extremo de la cama y empecé a quitarle los zapatos, en estos momentos agradezco que no haya vomitado.

- ¿Por qué te has peleado? - decidí preguntar

- Es un secreto, Emily no debe de saber - guardó silencio por unos segundos pero continuó hablando - Me peleé por su culpa, pero no sé lo vayas a decir.

Poco a poco sus ojos se fueron cerrando. Se quedó dormido.

- No diré nada, lo prometo. - contesté

Me quité las botas y la chamarra, y me acosté del otro lado de la cama. También caí dormida.

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