Hacia lo Prohibido ©

By Nara_CC

199K 8.9K 15.2K

Collet Zane es una adolescente que, junto a su mudanza de Carolina del Norte a nueva York, viene a su vida lo... More

ANTES DE LEER
Prefacio
Introducción | Collet Zane
...
Capitulo 1 | El comienzo de todo
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
Capítulo 5 | Parte 2
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 8 | Parte 2
Capítulo 9 | Un faro y un cigarro
Capítulo 10 | Impotencia
Capítulo 11 | Al carajo
Capítulo 12 | La diferencia entre...
Capítulo 13 | Impulsos
Capítulo 14 | Karma
Capítulo 15 | Descubriendo la verdad
Alas de ángel
Capítulo 16 | Sentimientos
Capítulo 17 | Dudas sin responder y Encaros
Capitulo 17 | Parte 2
Capítulo 18 | Choque con la realidad
Capítulo 19 | Mal presentimiento.
Capítulo 20 | Demone
Capítulo 21 | Consecuencias
Capítulo 22 | Límites
Capítulo 23 | A la vista de alguien
Capítulo 24 | Espejos
Capítulo 25 | Desde las sombras
Capítulo 26 | Escarmiento cruel
Capítulo 27 | Eres como las otras
Capítulo 28 | La última gota
Capítulo 29 | Eso es de tramposos
Capitulo 29 | Parte 2
Capítulo 30 | Me arrebataron...
Capítulo 31 | Tu y Yo
Capítulo 32 | Tú y Yo, claro que sí.
Capítulo 33 | Navidad diferente
¿Esto es un...?
Capítulo 34 | Revolución de las ratas.
Capítulo 35 | Desgracia de media noche
Capítulo 36 | Afrontando el sufrimiento
Capítulo 37 | Encuentros sabor a tristeza
Capítulo 38 | La última copa
Extra | Bajo mi atención.
Capítulo 39 | Ni un beso, ni un perdón
Capítulo 40 | Nuestro destino
Capítulo 41 | Tiempo cumplido
Capítulo 42 | Asuntos ajenos
Capítulo 43 | El sabor de la verdad
Capítulo 44 | Llena eres de desgracia
Capítulo 45 | Mi suerte, tu suerte, nuestra suerte.
Epílogo
Agradecimientos.
Hacia la Obsesión.
Un pequeño regalo
El sabor a muerte.
Extra -Halloween atrasado-
Escena fugaz

Capítulo 4

3.4K 197 29
By Nara_CC

Collet.

Es viernes, no tengo ganas de nada, el agotamiento de la semana me pasa factura y eso me pone de mal humor. Tomo un sorbo del jugo que acabo de comprar, observando las afueras del edificio de mi carrera estando sentada en el jardín trasero del mismo. Ya casi termina el tiempo para tener que estar acá. La mayoría de los estudiantes están en grupos esparcidos por los pasillos, y es ahí cuando me doy cuenta que soy la única que está sola y parece una persona marginada que no le cae bien nadie.

Vuelvo a tomar otro sorbo de mi bebida, dejando el líquido en mis mejillas, con el ceño fruncido mientras giro mi rostro para ver si hay alguien igual de solitario que yo, obteniendo ningún resultado bueno, ya que sí, soy esa chica de universidad que no hace amigos por ser nueva.

A la única que le hablo es a Allie, y ella no vino a estudiar hoy, así que me siento como la más abandonada de todos. Con esto, me es imposible no comprar mi vida en Carolina del norte con la de acá; allá, yo tenía varios compañeros con los cuales compartir, estaba mi mejor amiga y mi novio, así que las cosas no son para nada como las de acá, que solo recibo miradas curiosas e indiferentes.

Recordar a Wyatt me hace tragar el juego que tengo en mi boca con mala gana, él no ha hablado conmigo desde la conversación que tuvimos ayer, y yo no lo llamé después porque sinceramente se me pasó por alto, pues unos ciertos ojos grises me distrajeron bastante: me quedé dándole vueltas al asunto de cómo ese llamado Hanniel sabía mi apellido, ya que yo no soy tan conocida acá con eso de que no socializo y la única que sabe mi nombre es... no, ¿acaso Allie se lo dijo? Ella no le habla, ¿o sí? Me lo hubiera dicho el día que le pregunté sobre él, per...

Mis pensamientos quedan a medias cuando algo comienza a mojarme levemente. Desorientada veo a mi alrededor del lugar en dónde estoy sentada para ubicar de dónde es que proviene esa agua, y son los rociadores de jardín que se activaron y ahora me están mojando.

¿Por qué a mí me pasan estas cosas?

Me veo obligada a guardar mis libros y cuadernos que tenía esparcidos por el césped de la mini colina que hay, lo hago tan rápido que algunas hojas se doblan en el proceso. Chasqueo la lengua «Odio tanto eso». Los meto tan rápido que se llena la mochila por el desorden y trato de arreglarlo, pero la intensidad de la brisa aumenta, me moja las piernas mucho más que antes, así que me veo obligada a agarrar las cosas que me faltaban guardar, así como están, sin ordenar, ni meter en la mochila. Me pongo de pie, dejo mi bebida en el suelo y con dificultad acomodo todas las demás cosas en una sola mano, mientras que con la otra agarro mi mochila del suelo colgándola en mi hombro, pero como esta no la había cerrado, el impulso hace que otro libro salga volando y caiga al suelo a un lado de mí.

Cierro los ojos con frustración, corro a dónde cayó y lo tomo, los rociadores hacen un sonido raro, levanto la cara aún con mi torso agachado, los aparatitos enterrados en la tierra se hacen visibles «No por favor, no» y lo siguiente que pasa me hace enderezarme y salir corriendo como loca:

Esas cosas comienzan a lanzar chorros de agua, dando vueltas en el proceso, legando, obviamente, a empaparme. Y es que esto es una maldita desgracia. Mientras sigo corriendo chapoteo el agua absorbida por la tierra en el proceso, es increíble como en un ratito esas cosas inunden de agua toda la tierra.

Llego a la bajada de la colina y ni me detengo a pensar en que seguir corriendo en esa bajada, con el césped mojado, con mis zapatos de suela lisa y la tierra haciendo lodo bajo mis pies, puede ocasionar una caída. Así que con la mirada en mis pies cuidando de no resbalar llego a la parte plana, pero tampoco paro, lo que quiero es llegar al pasillo y resguardarme.

Al pisar el azulejo de éste trato de parar por completo, pero mis pies me traicionan y pasa lo que tanto quería evitar, señores y señoras:

Resbalo.

Es como si todo pasara en cámara lenta; veo muy bien como mi pierna izquierda se levanta y con la derecha lucho por evitar la caída, pero ésta también resbala, por inercia llevo mis manos hacia atrás, soltando así todas las cosas que llevaba y caigo de culo al suelo. Al instante siento el dolor en el huesito de mis nalgas y hago una mueca.

—Que gran espectáculo —habla una voz masculina y doy un salto de impresión en mi lugar.

Sin embargo, cuando en mi mente reconozco esa voz nuevamente, me tenso al instante porque es esa voz ronca que te hace mojar las bragas en un instante, esa misma que ayer me dijo patética.

¡Genial! Este día no puede ir mucho mejor. Nótese mi sarcasmo.

Levanto la vista y veo a Hanniel que está recostado en una columna del gran pasillo, fumando un cigarro. La vergüenza me toma por completo y siento como mi cara se pone caliente, eso quiere decir que también la tengo roja. Me cuestiono, duramente, como es que no puedo controlar el rubor cuando algo me da vergüenza, ya que las cosas serían más fáciles si lo pudiera ser. Pero a no, a la señorita le gusta mostrarse como una boba. Bien ahí, Collet.

Él me ve de pies a cabeza y yo no puedo con todo lo que siento, ¡maldita sea! ¿Por qué a mí? Empiezo a creer que el destino me quiere humillar una y otra vez. Sentada con mis piernas estiradas y abiertas, con mi espalda inclinada levemente hacia atrás apoyada en mis manos, dejo caer mi cabeza hacia adelante, rendida ante el desastre, ¿qué más puedo hacer?

—Cada vez que nos topamos parece que el mundo no está a tu favor —inquiere nuevamente.

Resoplo rabiosa conmigo misma por ser tan idiota, y por el simple hecho de que tengo una suerte, que nombre, a cualquiera se la regalo. Me pongo recta dejando de apoyarme en mis manos para sacudirlas.

—Porque no lo está. —Le aseguro a Hanniel al mismo tiempo en que me levanto, me veo de pies a cabeza y me sacudo como si así se irá lo mojado. Dentro de todo, lo que más llama mi atención son mis zapatos blancos que están llenos de lodo— Que asco —recrimino más para mí misma.

—Muy de acuerdo —asiente y yo no entiendo su necesidad de hacer esos comentarios.

Dejo caer mis brazos a los lados y frunzo el ceño, levantando el rostro para dedicarle una cara de indiferencia.

—Muy gracioso —el sarcasmo se apodera de mí.

—Desagradable, diría yo —corrige. Lo veo, mordiéndome internamente la lengua, y estoy segura que me está retando, que se está burlando y me cae mal, aún cuando mantiene una expresión neutra, sin darse cuenta que confirmo la burla cuando en lo más profundo la noto. Se está burlando de mí, pero lo esconde.

Me agacho, de cuclillas porque no quiero que él me vea en una posición meramente comprometedora. Comienzo a recoger todas mis cosas y acomodo la mochila para que las cosas quepan como deben. Todo está mojado, unas cosas más que otras, aun así, no le pongo atención porque tengo a un semental viéndome y no es que eso sea lo más cómodo.

Termino de levantar todo, aunque, me doy cuenta que me hace falta algo. Con mi vista busco en el suelo, ¿dónde está mi libro de....

—Estadística ¿eh? —completa como si él supiera con exactitud mis pensamientos. Me detengo, lo vuelvo a ver y este mantiene en su mano libre el libro al cual le lee la contraportada.

—Si.

Me levanto, me acerco y extiendo mi mano en un gesto para que me lo devuelva, sus ojos se posan en mi rostro, con la cercanía que hay, y él hace lo mismo para entregármelo, pero en el momento en que lo jalo él lo aprieta. Entonces es cuando alzo más la cabeza para verlo a la cara, es mucho más alto que yo.

Me quedo hipnotizada en el momento en que miro sus ojos, es que son tan... tan ¿raros? El color se me hace hasta imposible porque son demasiados claros, casi transparentes, y esta es la segunda vez que me pregunto lo mismo, ¿eso es posible?

Hanniel parece notar que es lo que miro y me saca de mis pensamientos.

—Si quieres te regalo una foto —replica hastiado, como si lo que yo estoy haciendo lo vive día a día y ya le cae mal, aunque eso no es tan fuera de lo cierto, es obvio que toda chica que lo ve se queda paralizada ante tanta belleza consumidora.

—No gracias, no me interesa —trato de parecer tan indiferente como él, aunque la verdad sea otra—. Ahora, ¿me puedes devolver el libro?

Resopla— Sí claro —dice con una nota llena de sarcasmo. ¿Acaso es una competencia de quién lo usa más?

Seguidamente me devuelve el libro y lo tomo rápido, luego lo empiezo a guardar en mi mochila para poder marcharme de ahí, estar a su lado me pone muy nerviosa.

Mientras lo hago, él le da una larga calada a su cigarro, por el rabillo del ojo veo como me vuelve a evaluar de pies a cabeza «Qué obsesión con hacer eso» se endereza, me da una última mirada, para después pasarme por un lado y caminar hacia las puertas traseras. Yo doy un paso atrás para no rozarlo, y como soy una persona tan predecible, la tarea fracasa, pues mi pie resbala otra vez hacia atrás y por inercia busco estabilidad y la encuentro agarrándome de Hanniel, que se quedó estático ante mi brusco agarre en su camisa.

Yo bien preocupada pero no caer, inclino mi cabeza para ver mis pies y de alguna manera coordinarlos con mi mente. Cuando por fin salgo de mi trance entro en cuenta de qué fue lo que hice. «Más vergüenza no puedo pasar» Cierro los ojos muy fuerte y levanto la vista, por suerte no veo su cara porque lo agarre de espaldas, lo que veo son mis manos aferradas a los brazos de él. Maldigo por lo bajo cuando me doy cuenta que su playera azul ha sido mojada y manchada de tierra.

Hanniel gira un poco su cabeza, y por encima de su hombro dirige su mirada a una de mis manos, hasta pasar lentamente hacia mí rostro. Me doy dos cachetadas mentales y con impulso quito mis manos de sus brazos, formando una sonrisa de boca cerrada, tal cual lo hace una niña que ha hecho algo malo y no quiere que la regañen. Vuelve su vista a sus brazos, pero esta vez arruga el ceño y se agarra la playera, jalándola hacia delante para ver la parte trasera, esa que ha sido manchada por mí, después, su atención vuelve a mí otra vez, con la diferencia de que ahora es con enojo y asco.

—Lo siento —me apresuro a decir apenas en un murmullo.

Él se voltea y sus movimientos son cautelosos. No sé porqué, pero me da miedito.

—¿Lo sientes? ¿Es enserio? —la molestia es palpable en su tono de voz.

Ya no sé ni qué carajos hacer, ¿qué quiere que le diga? O sea, por lo menos me he disculpado.

—¿Me has manchado de saber que mierda y me dice que lo sientes? —prosigue.

Por todos los santos, molesto se ve más atractivo y sexy. AAAA... ¡Collet por favor! Me exijo ponerme seria porque no es momento para que yo esté pensando en eso «Como si me molestara» aunque sea inevitable.

—Yo, no sé qué más decir, ¿perdón? —me rio un poco tratando de aliviar las cosas, aunque no es para tanto en realidad.

—¿Te parece gracioso? —ladea un poco la cabeza, un gesto que transmite eso como si no hubiera escuchado bien, o tal vez sí lo hizo, pero quiere que se lo repita a ver si yo me arrepiento de lo que dije. Una de esas técnicas de intimidación para conseguir lo que quieres. Que inteligente eh Hanniel, pero me vas a tener que disculpar, porque yo no voy a admitir frente a ti que soy una tonta.

—Desagradable, diría yo —cito sus mismas palabras en broma, sin darle el gusto a sus palabras.

Porque bromeando se relajan las personas, ¿no?

Suelta un resoplido, cambiando su mirada a una más... ¿relajada? Aunque no, sigo viendo esa expresión de molestia y dureza.

—Eres increíble —se endereza y niega con su cabeza apretando la mandíbula, como si con eso se controlara.

¿Cómo quiere él que me ponga seria si hace esos gestos que le remarcan las facciones preciosas que tiene?

—Lo sé —me relajo y acomodo mi cabello.

Endurece más su cara y hace una mueca.

—Fue sarcasmo —aclara fastidiado—. ¿Padeces de falta de entendimiento o qué? —tira veneno en cada palabra.

Abro la boca para defenderme, pero levanta la mano y chasquea la lengua.

—Cállate, es más, no sé ni porque jodidos sigo aquí.

Y con eso se da la vuelta sacudiéndose la playera yéndose, hoy sí, sin impedimentos.

Yo miro a todos lados, hay personas alrededor y vuelvo a sentir vergüenza, me desconecté de todo y ni en cuenta estaba de que otros presenciaban mi espectáculo. De todas maneras, la mayoría ya se ha ido porque la hora de salida fue hace más de veinte minutos.

«Que tonta» Me repito una y otra vez mientras camino a la salida de la facultad.

Paso las puertas y justo me timbra el celular.

—Aló —contesto.

—¡Collet! ¡Me has olvidado!

Suelto un suspiro «Es Ivonne»

—Sabes que estoy muy ocupada.

—Pues no deberías y más cuando no me has dicho que hiciste con el asunto de Wyatt.

Pongo mala cara ante la mención del tema, pues en realidad no sé qué hacer.

—No he hecho nada, solo lo llame el mismo día y m...

¿Y qué te dijo? —me interrumpe gritando, tanto que alejo el celular de mi oreja.

—¡Déjame terminar! —le grito también. Es que Ivonne, siendo Ivonne.— Negó todo lo que tú viste y se molestó, me dijo que si no confiaba en él y en ti sí, que la relación no iba a funcionar.

La escucho rabiar— ¡Pues déjalo entonces! Yo vi bien las cosas y sabes que nunca te mentiría.

Analizo sus palabras, por gusto, ya que me es imposible porque afuera están varias personas amontonadas en círculo viendo como dos chicos pelean, apresuro mis pasos y aumento mi vista para captar quienes son los involucrados. Me pongo de puntitas para ver mejor y me quedo estática cuando la veo.

—¿Collet? ¿Estás ahí? —averigua Ivonne.

—Luego te hablo —no espero respuesta de su parte, cuelgo y guardo el aparato.

Allie está tratando de separar a Owen y a Hanniel que están sumergidos en un algoritmo de puños, patadas, rodillazos y hasta cabezazos, como el que Hanniel le acaba de propinar a Owen directo a su nariz en este momento.

—¡Ya basta! —le grita a Hanniel— ¡Owen vámonos, por favor! —exige a su hermano.

Yo empujó a todos para abrirme paso. Owen empuja a Allie y ésta justo cae en mis brazos, cosa que me hace dar unos pasos atrás por el choque, Allie voltea a verme con un enojo palpitante en sus ojos y cuando me reconoce su cara cambia.

—Collet, oh vamos, ayúdame —me agarra de las manos y yo no puedo negarme, o más bien, no sé cómo hacerlo.

Nos volvemos a los dos chicos que están prendidos en furia, Owen ya tiene la cara ensangrentada y Hanniel parece intacto, sin embargo, la furia que emana en esos momentos me da pavor y considero la idea de darme la vuelta e irme, pero Allie me voltea a ver mientras se mete entre los dos tratando de separarlos, me mira con ojos suplicantes y sé que me arrepentiré después por haber hecho esto.

Owen le da una patada en las piernas a Hanniel, y éste le propina un puñetazo justo en la nariz, haciendo que sangre más. «Dónde diablos están los maestros»

Con mis manos abiertas a la altura de mi pecho, reúno todas mis fuerzas y me impulso hacia delante, extendiendo mis brazos e impactando en el pecho de Hanniel, aprovechando la separación que logró Allie al empujar a su hermano de la misma manera que hice yo con Hanniel. El susodicho no despega la vista de Owen e intenta írsele encima otra vez, pero yo pongo un pie atrás del otro agarrando equilibrio y lo empujo otra vez de la misma manera, fallando, porque a pesar de ello, mis esfuerzos no mueven ni un solo centímetro de su cuerpo.

—¡Eres un hijo de puta! —recrimina Owen.

Error.

Eso hace que Hanniel enfurezca más, yo veo sus intenciones y sé que mis empujones no servirán de nada, así que lo único que se me ocurre es reunir fuerzas y envolverlo en un abrazo en dónde mi cabeza queda por un lado de su cuerpo y debajo de su brazo derecho. Usando toda esa fuerza de mi cuerpo lo empujo una y otra vez hasta que lo separo tan siquiera un poco de Owen.

Hanniel entra en cuenta de que alguien le está haciendo estorbo y disminuye sus intentos de atacar. Yo deshago el abrazo despacio, cautelosa, sin quitar mis manos de su pecho, por si él quiere hacerlo de nuevo.

Lo veo a la cara y la tiene contraída, el miedito que me dio cuando lo manché vuelve a mí, solo que ahora con más fuerza y realismo, ahora sí lo estoy viendo enojado y mucho, incluso sus ojos ya no están tan claros como los vi hace unos minutos; ahora están muy oscuros, como si por medio de eso emana el enojo. Antes creía eso imposible, pero ahora lo voy comprobando. Noto unos pequeños magullados en sus pómulos, pero nada a comparación de lo que Owen tiene, a quien intento ver de nuevo, pero quien está frente a mí se pasa una mano por su cabello y...

—Vuélvela a tocar, idiota, y no te tendré compasión —Amenaza, levantando su brazo y señalando a Owen.

Yo volteo a ver a Allie, ella tiene abrazado a su hermano, impidiéndole los movimientos bruscos, los dos se ven furiosos, sus rostros son los mismos en las mismas expresiones «Creo que soy la única que parece asustada» solo que Owen respira pesado y solo le falta sacar humo por las orejas y nariz para darle el toque perfecto.

—No te tengo miedo —contesta Owen y Allie le pega a un lado del estómago para que cierre la boca.

—Te lo advierto —finaliza el chico que tengo agarrado del pecho aún.

«Lo tengo agarrado» entro en cuenta y volteo rápidamente a verlo, siendo eso ya muy tarde, pues ya me ha notado y me ve furioso.

—Y tú, suéltame —agarra mis manos y las quita bruscamente tirándolas a cada lado, provocando así un dolor en el comienzo de mis brazos.

Se da la vuelta y todos le abren paso sin que él se los pida, se detiene por unos segundos al lado de unas chicas y toma a una de ellas; la misma que estaba con él la primera vez que lo vi acá, en la universidad, esa chica de cabello rizado, la misma que parece estar llorando, y que sin perder tiempo lo abraza nomás Hanniel la toma del brazo. Así es como se alejan llegando a un auto.

—Gracias —Allie me toca el hombro, devolviéndome a este momento. Me volteo, desvaneciendo toda atención puesta en ese chico que me deja sin palabras en todos los sentidos.

—No pasa nada —le tranquilizo—, ¿y Owen? —pregunto cuando no lo veo.

—Ya está en mi carro, vamos, te llevo a casa.

—Oh no, papá vendrá por mí.

—Ese es el detalle —sonríe penosa, luego viene su explicación—: Le dije que yo vendría por ti, por eso estoy acá.

Frunzo el ceño, ¿cómo que le dijo? ¿Qué tanta comunicación tiene ella con mi papá? ¿Y dónde está papá? Sacudo la cabeza por el dolor que de repente ha llegado a ella. Más tarde tendré tiempo de analizar las cosas, ahora solo tengo ganas de irme a casa.

—Bien, vamos —accedo.

Ella pasa su brazo por encima de mis hombros, y yo, volteo a ver hacia donde él se fue, dando una última miradita, pero el auto ya no está.


• ───────── ✾ ───────── •


Publicado el 20/10/2020

Corregido el 20/11/2021






Continue Reading

You'll Also Like

217K 22.3K 200
En su vida anterior, Xiao Ying había crecido como la hija de una familia adinerada con una cuchara de plata en la boca. Había pensado que viviría sus...
61.5K 4.6K 16
Después de 5 años de que te alejaste del amor de tu vida Decides retomar tu vida en Francia. Pero de repente todo cambia cuando el pasado vuelve Y a...
73.2K 4.6K 22
Henry Bowers llevaba una vida vacía y carente de sentido hasta que conoce a la chica más cínica y manipuladora de Derry, juntos formaban el infierno...
550K 32.8K 67
TRILOGÍA HÁBITOS INSACIABLES. (Libro I) Vanessa apenas empieza a separarse de la sobre protección y tabúes de su madre descubriendo así las tentacio...