#1 | Boulevard de los Corazon...

بواسطة Milallovera

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Aquí te dejo la historia de nuestro amor inconcluso -sin el final ni el comienzo-, incluso con pedazos faltan... المزيد

Aclaración
Boulevard de los Corazones Rotos
Nota de la Autora - ADVERTENCIA
1. Un Vistazo
2. El Nacimiento del Boulevard
3. Cuando den las Doce I
4. Cuando den las Doce II
5. La Chica que se Quedó Atrás
6. Derramados I
7. Derramados II
8. Arder por diez segundos
9. Estallido
10. Oportunidades Perdidas
11. La Última Promesa
12. Mucho antes de Cuando Dieran las Doce
13. Una vida Extraña
14. Darse una Oportunidad
15. Penny Lane Light
16. Fantasmas en La Terraza I
17. Fantasmas en La Terraza II
18. Dos mentiras, una verdad
19. Reputación y Mentiras Blancas
20. Lo que Dicen de Nosotros
21. ¿Cómo Nacen las Brujas?
22. Segundo Round
23. Primera Cita
24. Primera Cita II
25. Regresando a Casa
26. Acuerdos Telefónicos
27. Vale la Pena
28. Ganar por Ella
29. Felicidad Relativa
30. Jarabe para la Tos
31. Brujas y Príncipes
32. Totalmente Segura
33. No lo Vi Venir I
34. No lo Vi Venir II
35. Merecerlo
36. Después del Caos
37. Un Viaje al Cielo
38. Ángeles de Paso
39. Giro de Eventos
41. Sin sentido
42. Momentos Congelados
43. Bastardos Sin Gloria
44. Desdicha
45. Insomnio
46. La Otra Cara de la Moneda
47. Definición de Accidente I
48. Definición de Accidente II
49. Detonantes y Metrallas
50. El Verdadero Amor
51. Dame Cariño
52. La Chica Buena de Malas Decisiones
53. Mueren las Amapolas
54. La Historia de Todos los Tiempos
55. Lo que Podríamos Haber Sido si no Fuéramos Tú y Yo
Epílogo
Agradecimientos
AVISO IMPORTANTE II - ¡Tendremos Saga!
Boulevard de los Sueños Frustrados
EXTRA 01: Sorpresa y Diplomas
AVISO IMPORTANTE

40. Inesperado

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بواسطة Milallovera

¿Cuántos aquí creían que era broma cuando decía que solo yo sabía conducir en las emergencias?

Durante años, los momentos de tensión fueron templando mi carácter. Me hicieron inmune a perder la cabeza. Porque así lo necesitaba, así me necesitaban ellas en las crisis. En algún punto lo conseguí: conseguí que mi mente trabajara a mil por segundo, que estudiara todas las opciones y posibilidades para sacarnos de apuro, pero con las manos firmes como roca.

Sin temblores.

Sin llanto.

Sin pánico.

Exactamente como ahora.

Sentí mis manos hormiguear sobre el volante del auto, así que lo apreté con premura y aceleré un poco más en la vía. El retrovisor solo me ofrecía una vista desesperada de las chicas pasmadas y asustadas.

Ella solo gritaba y lloraba.

—¡En qué mierda estabas pensando!—gritó Ámber sosteniendo su mano, tomaba sus signos vitales y trataba de mantenerle los ojos abiertos. Ella también lloraba sobre su amiga.

—No es momento para reprocharle cosas —Esther se debatía entre llamar, o no, a sus padres.

Después de todo, lo que ella había hecho no se trataba de ningún juego: había atentado incluso contra su propia vida. El aire salió de sus pulmones, ella debió estar ahí. Ella debió estar ahí para ella, pero no pudo.

Estaba tan malditamente enfrascada en hacerse la dura, por primera vez en su vida, que abandonó a las chicas. Artemis conocía esos sentimientos, pero también sabía que no eran del todo ciertos.

Un calambre la golpeó desde adentro, el volante se deslizó un poco entre sus dedos.

Todas en el auto gritaron.

—¡Artemis! —pero esta ya había recuperado el control. 

Se negaba a hablar y perder concentración. Después de todo, tenía que evadir muchísimos obstáculos y tratar de no ser vista por los puntos policíacos.

—¡Estamos bien! —chilló en respuesta. El olor a sangre disparaba su pulso.

No podían ser detenidas ahora.

Ella debía conducirlas hasta el hospital.

Ella tenía que salvarlas.

Entonces, sin poder evitarlo por más tiempo, elevó sus ojos al espejo retrovisor e interceptó con su mirada. Los ojos verdes más filosos e impolutos que había conseguido conocer en su vida. 

Una vez más: verde contra café y azul de sus ojos.

Tragó duro.

Ella la quería, la quería de la misma forma en que quería a todas las chicas asustadas dentro de ese auto, era su amiga. No pensaba dejar que algo malo le pasar a partir de ahora.

Quiso regalarle un vestigio de sonrisa, algo esperanzador a lo cual sujetarse, pero todo en la chica que reflejaba el espejo estaba roto.

Roto de la única forma en que jamás pensó mirarla: no era el dolor de sentir su cuerpo quebrantado, no era dolor por los espasmos y la sangre que emanaba de su cuerpo.

Katherine sentía dolor en el pecho, específicamente en su alma, por haber intentado abortar a su bebé.

Mantén los ojos abiertos, Kath.

Artemis aceleró un poco más, sabía lo que venía, una curva más y la imponente edificación del Hospital Memorial aparecía frente a ellas.

Mantén los ojos abiertos.

Veinte minutos.

Veinte minutos desde que Katherine fue ingresada a emergencias.

Lexie ya había tomado 3 cafés desde entonces, Ámber había rezado tanto que estaba a punto de taponarle la boca con gasas y Esther solo suspiraba, siempre en silencio, sentada en la silla de la sala de espera.

Artemis caminaba, interrogaba enfermeras y se rebanaba la cabeza tratando de entender cómo pudo llegar hasta ese momento. Cayó resignada en la silla junto a Esther.

—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó por fin. 

Ellas la miraron inmediatamente, haber llegado al hospital parecía aliviarlas y angustiarlas en igual medida. Sabían todas las posibilidades que estaba atravesando Katherine en aquel momento. Después de todo, aquellas cuatro chicas eran estudiantes de enfermería.

Por eso estaban tan aterradas.

Esther fue la primera en romper el silencio:—No tengo idea —contestó con pena—. Llegué unos minutos antes de que empezara la hemorragia. Lexie y Ámber ya estaban ahí cuando llegué.

Lexie restregó sus manos por su cara.

Tenía los ojos enrojecidos.

—Ella me llamó primero a mi —soltó la rubia—, no se escuchaba muy bien. Pero vamos, es Kath. Ella es la chica perfecta y la chica fiesta, solo pensé que tenía resaca y necesitaba una aspirina.

Volvió a suspirar y a estrujar el vaso de cartón entre sus dedos.

>> Le dije que llegaría ponto y decidí pasar primero por Ámber.

—Se veía cansada y pálida, no lucía como una resaca. Parecía haber salido de una discusión que la dejó descompuesta —Ámber volvió a secar sus lágrimas—. Se veía incluso un poco aturdida. Tratamos de hacer que nos contara qué había pasado.

>>Entonces solo empezó a llorar.

>>Entendíamos muy poco de lo que estaba sucediendo, no parecía hablar coherentemente. Decidimos llamar a Esther porque, bueno, después de todo sigue siendo su mejor amiga.

Esta última cerró los ojos con fuerza. Artemis odiaría estar en su cabeza en aquel momento.

—Y yo decidí llamarte a ti —soltó Lexie de pronto con sus ojos fijos en los míos—. Sabía que algo malo había ocurrido, pero no lograba hacer encajar todos los signos: sudaba, temblaba, está débil y somnolienta. Siempre he creído que la familia debe mantenerse unida en las crisis.

>> Así que esperábamos a estar completas para saber cómo completar a Katherine.

Aquello estrujó su corazón.

—Sigue sin tener sentido en mi cabeza, ¿cómo se le ocurrió algo como esto? —cuestioné en voz alta— Katherine es fuerte, segura y totalmente cuerda. Ella sabe los riesgos, conoce las posibilidades.

—El miedo hace cosas extrañas en las personas, Artemis —Lexie enderezó su espalda—. El miedo hizo cosas extrañas en la cabeza de Katherine. Para cuando pudo reaccionar, ya el daño estaba hecho, por eso nos llamó.

>> Cuando Esther llegó había parado de llorar y empezó a temblar cuando nos dijo qué había ocurrido.

—¿Les dijo qué había consumido?—interrogué.

Ámber negó con la cabeza: —No llegó a esa parte de la historia.

—¿Entonces qué estaba diciendo?

En aquel momento, Esther también estaba con los ojos fijos en aquellas dos chicas. Había conseguido su cable a tierra después de tanto tiempo repochándose en su mente.

—Nos habló sobre un chico. Nos dijo que todo se había ido a la mierda por su culpa, trató de explicarnos qué fue lo que salió mal, pero no pudo decir mucho.

>> Solo sabemos que no le creyó, que la acusó de ser una mentirosa —Lexie volvió a pasar las manos por su rostro con fuerza, parecía querer despertarse de alguna pesadilla sin éxito—. Sacó en cara su reputación y toda esa mierda.

—Hijo de puta —susurró Esther.

Jamás la había escuchado pronunciar malas palabras, pero qué bien habían quedado en aquella situación.

—Ella juraba que solo estaba asustado, pero su reacción la asustó a ella —continuó Lexie—-. Entonces el pánico la hizo cometer una estupidez. Ella no sabía que hacía.

—Estaba en piloto automático.

>> Nos dijo que sabía qué comprar y cuáles productos mezclar, conocía chicas que habían interrumpido embarazados con aquellas porquerías —Ámber volvió a llorar—. Estaba asustada, pensaba que solo había ingerido mal todo lo que recordaba, jamás pensó que eso en serio induciría el aborto.

—Katherine solamente no quería estar sola mientras esperaba ver qué reacción generaba su cuerpo.

—Ella me abrió la puerta —recordé de pronto, estaba de pie: ojerosa, rota, pero de pie totalmente entera.

Algo en los ojos de Esther comenzó a hacer chispas:— Yo llegué poco tiempo antes que tú, parecía una carrito de pilas caminando de un lado al otro repitiéndose a sí misma que todo estaba bien, que lo peor ya había pasado.

Un temblor atravesó su cuerpo.

Katherine había sufrido una sobrecarga de energía antes de irse en declive.

—No era Katherine —le aseguró Esther con sus frágiles manos hechas puño sobre sus piernas—, estaba fuera de si misma. Prometió contarnos el resto cuando llegaras a casa —dijo— y fue cuando empezó la hemorragia.

Volvieron a quedarse en silencio. Haber esclarecido el hilo de la historia solo había logrado turbar más sus mentes.

Artemis, por su parte, no dejaba de rebobinar una y otra vez esos cortos segundos antes de abrir la puerta y que todo se fuera la mierda.

Katherine la miraba distinto, como buscando algo en sus ojos. Algo que no consiguió pues Artemis no estaba al tanto de nada. Katherine había querido verla a solas, ante esa puerta, para soltar algo que aún no se atrevía a decir frente al resto de las chicas.

Pero el tiempo se les agotó y la crisis se desencadenó sobre sus cabezas.

¿Qué era lo que ibas a decirme, Kath?

Un enfermo alto y robusto salió colocándose frente a la sala de espera, tenía un informe entre sus manos y algo de sudor en su frente:

—¿Familiares de Katherine Tobia?—el aire pareció salir de golpe de sus pulmones.

Las cuatro chicas se levantaron de prisa hacia él. Este último solo interceptó su vista con Artemis. En aquel hospital, aquella chica era popular entre el personal médico.

—Somos sus amigas.

Joel torció el gesto:—Lo lamento, pero solo estoy autorizado para darle información a su familia directa.

Artemis decidió intervenir.

—Vamos, Joel —pidió con voz dulce, sus amigas la miraron con algo de escepticismo—. Es nuestra amiga, queremos saber cómo esta.

Él la miró enternecido, había visto a Artemis ir y venir por muchos años en aquel Hospital. La había acompañado una que otra noche en vela, había llevado sábanas y agua a su habitación en oncología e, inclusive, jugaron un par de partidas de poker en las salas de descanso junto con otros compañeros de trabajo.

—Sabes que no puedo, Artemis.

—¿Confías en mi?

Sostuvo su mirada por varios segundos antes de suspirar:—Claro que confío en ti.

—Te prometo que Katherine no volverá a cometer una estupidez como esta —le aseguró—, por favor, dinos cómo se encuentra.

Quiso ser más duro con ella, pero ambos sabían que era imposible. Una vez que Artemis se cuela a tu corazón, parece no salir nunca más de ahí.

Suspiró derrotado:—Está estable.

Todas se contuvieron de soltar un suspiro de alivio ante eso. En su lugar, se miraron entre ellas con un silencio tenue.

Lexie fue quien soltó la pregunta: —¿Y el bebé?

Joel sonrió con ternura y algo de pena. Los ojos de aquellas chicas ya se habían preparado para lagrimar nuevamente.

—Se salvó —respondió de pronto—. Será subida a maternidad en un momento, va a necesitar más estudios y chequeos, pero todo en él parece estar nuevamente en orden.

Muchísima gracias por leerme, recuerden darle like y comentar si les gustó. También, pueden seguirme en Wattpad y en Ig para saber más detalles sobre Boulevard.

¿Esperaban que fuera Kath? ¿De quién piensan que puede ser el bebé?

Besos.

¡Hasta la próxima publicación!

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