Al despertar sentí mis ojos algo pesados, fui al baño de mis padres que tenía una tina, la llene de suficiente agua como para tapar mi cuerpo y poder relajarme. Estaba dentro de la tina pensando en tantas cosas que nunca había tenido el tiempo de analizar, por mi cabeza cruzaron muchos pensamientos. No quise mirarme en un espejo porque sabía que mi aspecto no era el mejor y ahora que había pensado bien las cosas, esas lágrimas no valieron la pena, Dylan tenía razón, no valía mucho arriesgar la amistad de ambos solo por querer experimentar; aunque no negaba que después de lo sucedido la noche anterior no sabría cómo actuar sin sentir un poco de incomodidad.
No me arregle, nunca lo hacía, — en realidad nosotras no nos arreglamos porque no hay que arreglar, solo nos colocamos aretes, ropa y cosas que nos hacen ver más guapas —. Solo tome un pantalón de chándal y la camiseta más grande que tenía, tomé unas medias de mi armario. Me puse la ropa y baje las escaleras para mirar que preparaba de desayuno, a medida que bajaba un olor a comida impregnaba mis fosas nasales, otra vez Logan estaba en la cocina.
— Buenos días — saludé mientras abría la nevera y sacaba una botella de leche.
— ¿Todo bien? — preguntó con un tono de preocupación, la reacción que tuvo ayer fue muy linda de su parte y no la esperaba en lo absoluto.
— Sí, ya estoy mejor.
— Me alegra mucho.
— Lo pensé mejor y en algo tiene razón él, así que no hay porque afligirse — dije y sonreí aunque él no pudiera verme ya que estaba de espaldas a mí.
— Las cosas siempre pasan por algo.
— Tienes razón, de nuevo gracias por lo de ayer, no tenías porque hacerlo.
— No fue nada.
Tuve un impulso repentino, el abrazarlo. Me adelanté unos pasos y le di un abrazo por la espalda, susurré de nuevo un — gracias — no se me hizo extraño, igual y solo le agradecí, nada más.
Ela
Creo que ya es tiempo de empezar a hablar de mí. Hace aproximadamente doce años perdí a mis padres, recuerdo todo perfectamente, desde el color del auto, como la ropa que tenía puesta y muchas cosas más. Tenía tan solo cinco años, íbamos en el carro, yo estaba en la parte de atrás, todo pasó muy rápido, estábamos todos felices riendo y de un momento a otro todo oscureció.
A veces quiero no culparme: pero se me hace imposible no hacerlo, si no los hubiera distraído nada hubiera sucedido, pero tenía que ser la típica niña que necesitaba de atención de sus padres. Un camión venía a toda velocidad, perdió el control y chocó contra el carro en el que íbamos, todos dicen que estoy viva por un milagro, yo también lo creo, el accidente fue desastroso; no fuimos los únicos afectados, había otro carro, pero la persona si quedó viva.
En ese tiempo no entendía bien qué había pasado, con el tiempo lo fui entendiendo, mis padres habían muerto y yo sentía que era culpable. Pasó un año en lo que localizaban un familiar que se hiciera cargo de mí, fue uno de los peores años que había vivido, estar en un orfanato no era algo que quería, allí sufrí de acoso por parte de muchas personas. Tiempo Después ya finalizando ese año apareció la hermana de mi mamá, ella se haría cargo de mí y la verdad eso me emocionó mucho porque yo ya quería salir de ese lugar horrible.
La hermana de mi mamá no estaba nada mal, poco a poco la fui queriendo, su historia era un poco triste ya que ella en su adolescencia tuvo un aborto espontaneo, realmente quería criar a ese pequeño angelito, lo que no hizo con ese bebé lo hace conmigo, siempre me cuida y me quiere como una madre a su hija.
Nunca voy a olvidar ese accidente, a veces quiero morir y estar con ellos, otras veces solo quiero seguir con mi vida y creer que de todo lo bueno que yo haga, ellos siempre estarán orgullosos. Respecto a quien sabe del accidente, solo mi "familia" y creo que son las personas suficientes, no quiero que los demás me den su lástima porque con eso ellos no volverán a la vida, ese día siempre estará marcado en mí.