The Election of the Prince [T...

LylaVerssec tarafından

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El heredero al trono desapareció. La conmoción del pueblo se desata al enterarse que su rey cayó en una grave... Daha Fazla

The Election of the Prince.
Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 18
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.

Capítulo 17.

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LylaVerssec tarafından

Él príncipe Taehyung estaba hurgando en el mini bar. Dijo que yo necesitaría un trago en varios puntos de su explicación, pero en ningún momento se burló, él lo decía realmente serio, y eso me congeló.

El hecho de que me pidiera tomar asiento, verificara que la puerta de la habitación estaba cerrada y sacudiera su cabello ideando cosas me asustó más.

Se acercó a la mini sala, trayendo consigo un vaso shot, llenándolo con el líquido de otra botella, y por fin se sentó frente a mí, del otro lado de la mesa.

Sé que no era su intención, pero me a predispuesto a sentir miedo de la verdad.

— Creo que ya sabes lo que te diré —se recargó sobre el sofá, posando su mano sobre la orilla del respaldo—, pero no puedo empezar por ahí, hay algo aún más importante que eso.

¿Algo más?

— Bien, estoy lista para saber.

El príncipe Taehyung se me quedó mirando unos momentos.

— Voy a contestar todas las preguntas que tengas después de esto, así que no te preocupes ni lo pienses dos veces, sabrás todo lo que quieras saber.

Ahora estaba preocupándome más.

— De acuerdo —tragué saliva—, lo haré. Continúe.

Parecía que le daba pesar, como si estuviera preocupado, como si no quisiera decírmelo él mismo. El príncipe Taehyung estaba siendo muy precavido desde que lo enfrente.

Exhaló.

— Agnes, tú nunca podrás casarte.

Silencio. Esto no era lo que estaba esperando escuchar.

— ¿Qué?

Él en verdad estaba tomando esto con seriedad, su aspecto lo demostraba todo.

— Ahora que eres mi moza, no tienes permitido casarte. No puedes tener una familia.

No sabía que estaba diciendo. Mejor dicho, yo no sabía cómo me estaba sintiendo.

— ¿Cómo que no puedo casarme ni tener familia? O sea... ¿nunca?

— No, nunca.

El príncipe Taehyung permitía que estuviera en silencio. Creo que estaba dispuesto a ir despacio, y decir de poco en poco, sólo lo que en el momento era suficiente.

— Sea más claro —mi petición sonó demasiado tranquila, y es que por dentro, tenía todo un desorden de sentimientos y pensamientos. Mi cuerpo aún se encontraba esperando a ser quebrantado, como si de manera instantánea apareciera un escudo gigante aferrado a no irse, y por ende, es tan fuerte que no me permite saborear lo que sea que esté sintiendo ahora.

— Claro —se inclinó, apoyando los codos sobre sus rodillas—, la verdad es esta. Un príncipe requiere un servicio completo, es decir, requiere toda la vida de una persona para el momento en que lo necesite. No debe existir algo más importante en tu vida, sólo mi bienestar, por ende, no puedes tener un esposo ni hijos, tu atención debe estar completa en mí.

Se esforzó en que esa explicación fuera lo más amable para algo tan relevador.

— ¿No tengo elección sobre mí misma?

— Por supuesto que la tienes, pero no igual que antes de que te convirtieras en moza.

Aún seguía pensando. Quería atrapar las emociones que corrían locas por mi interior y poder expresarlas, pero no lo lograba.

— En pocas palabras, eres como mi dueño.

El príncipe estaba... aún serio.

— Sí, así es.

— Es por eso que... ¿quería hacer esas cosas conmigo?

— Mhm, sí y no.

Mi falta de habla le dió a entender que necesitaba más explicación que esa.

— Agnes, tendrás que pasar tu vida a mi servicio, así que no tienes permitido casarte ni tener una relación afectiva con nadie más —su mirada lucía... culpable—, y es esa misma razón la que me otorga obligaciones contigo. Debo suplir todo lo que haga falta para tu bienestar a cambio del mío, y eso incluye tus necesidades físicas, no puedo quitarte tu derecho a una vida sexual plena, pero tampoco puedo obligarte a tener una si no quieres.

El príncipe Taehyung sonaba bastante profesional ahora. Creo que él tenía razón, necesitaba un trago.

Tomé el caballito y lo tomé de una. A decir verdad, también quería ocultarme, seguro mi rostro delataba la vergüenza y terror que comenzaba a sentir. Aunque tomar eso no sé si me ayudaba mucho, sólo hizo que me quemara la garganta. El príncipe Taehyung llenó de nuevo el recipiente.

— ¿Porque no me dijo nada de esto en un principio?

— Bueno, ya es bastante complicado decirte que soy la razón por la que no podrás tener una vida normal como cualquiera quisiera, no imagino lo que es saber que tú eres la que tendrá que vivir así.

Creo que, tiene un poco de razón.

— Aún así, ¿no pensó que dolería más saberlo mucho después?

— No, si lograba que te gustara el sexo que tendrías antes de decírtelo.

Lo normal sería que él se riera después de decir algo como eso, pero todo lo a tomado bastante serio.

— ¿Por eso se me insinuaba tan desesperadamente?

Sonrió, mirando al suelo.

— Tengo la obligación de satisfacerte cada que me lo pidas, no sería cuando yo quisiera, si no cuando tú lo quieras, pero no hay nada de malo en que te ayude a querer.

Sentía como el rostro se me ponía caliente. Quería cubrirme, pero después sería más que seguro que él empezara a reírse de mí.

No podía creer lo que estaba diciéndome. Trabajaré para el príncipe toda una vida, y no se me permite nada más que atenderlo a él, y no sólo eso, si no que cuando tenga ciertas necesidades especiales sólo podré obtenerlas con él, humillándome al grado de tener que pedírselo.

— No sé si esto es más aterrador o vergonzoso.

— Voy a ayudarte a que no sea así. No quiero que lo que tengas que vivir conmigo sea un martirio. Aunque no lo creas, también es difícil para mí —se recargó de nuevo en el sofá—, admito que en cuanto supe que Judith te traería aquí estaba entusiasmado, mi lado egoísta estaba eufórico por tener poder sobre ti, ya que poseería exclusividad contigo. El saber que nadie más podría tocarte me fasinaba, es por eso que actúe bastante impaciente y cretino, quería que me desearas rápido, sabes que no me gusta esperar.

Es cierto. Tengo tan poco aquí, y en cuento pudo, él quiso que tuviéramos intimidad. Saber que pensaba todas estas cosas me abruma. No nos conocíamos y él ya estaba ansioso por tenerme.

— Eso explica muchas cosas —dije. Me sorprendió que mi voz sonara tan tranquila, pero sentía que mi aspecto lucía como en trance— Yonhye me trataba como si yo ya lo supiera todo, y no tuvimos la oportunidad de hablarlo claro.

— Yo quería que ella te lo dijera —admitió—, de esa manera no estarías tan asustada, ya que sabrías que no puedo tocarte aunque quiera, y así, vendrías a mí cuando estuvieras lista.

Que me hable de esa manera tan desvergonzada me ponía más nerviosa. Para él suena tan natural, como si fuera lo más normal.

— ¿Todas las mozas pasan por lo mismo?

— Sí, y al igual que tú, ellas no sé enteran hasta que ya se convierten en mozas —posó su brazo en el respaldo del sofá de nuevo—. Ah, y otra cosa importante; nadie debe saber esto. Nadie puede saber que estás sometida a mí de esta manera, tendrás que idear algo para justificar el porqué nunca quisiste casarte ni tener hijos. Lo que sé es que varias de las mozas dicen lo mismo, que su trabajo y lealtad para quienes son mozas es primero, decidiendo consumir tu vida en ello, pero tú puedes decir lo que mejor te parezca.

— Además de tener que vivir de esta manera tengo que justificarme ante los demás en algo que no elegí...

El príncipe Taehyung frunció el ceño, pero, con disgusto.

— Lo lamento —musitó.

Era mucho que digerir, y a eso le faltaba el cómo cubrir la verdad.

— ¿Cómo se supone que me sienta respecto a esto? —de pronto, mi voz se entrecortó, así que carraspeé la garganta— Justo ahora no me siento alarmada, y me preocupa, debería estarlo, debería estar devastada, ¿que clase de persona sería si no me siento pésima al saber el futuro que me espera? Además —no lo planeé, ni siquiera lo ví venir, pero mis ojos se empezaron a poner vidriosos— ¿qué es lo que le diré a mi abuela? No puedo mentirle, ella no me dejaría hacerlo, se daría cuenta en un instante que estoy fingiendo, ¿qué se supone que haga? —y antes de que las lágrimas nacientes se escurrieran por mi rostro, decidí quitarlas dando toques en el lagrimal.

De todas las personas a quienes tendría que mentirle, la que más me preocupa es mi abuela. En cuanto ella note que le estoy mintiendo, me obligará a decirle la verdad, y no me dejará en paz hasta que se lo diga. Sé que eso sucederá, y entonces pienso, ¿qué cosa hará ella cuando lo sepa? Ni siquiera me permitía hablar con Joshua, me lo tenía prohibido, decía que no podía emparejarme con él de ningún modo. Las veces que nos veía jugar juntos me regañaba y corría a Joshua a casa, y siguió así incluso cuando crecimos. Decía que no creía a nadie merecedor de mí.

La vida que tendré con el príncipe Taehyung la decepcionará, no podré cumplir con sus expectativas.

— Agnes —cerró los ojos un momento, y exhaló—, Judith ya sabía sobre esto.

¿Ah?

No. Eso sería...

— ¿Qué? —escuché muy claro, pero hubiera querido no hacerlo— ¿Mi abuela sabía esto?

Asintió, y con eso, por fin, pude sentir dolor en todo lo que va de esta conversación.

— ¿Me vendió, acaso? —había dolor, pero no había lágrimas, y sorpresivamente tampoco rencor.

— No, por supuesto que no —negó con la cabeza, queriendo demostrar el total rechazo a mi idea—, la situación en la que te encuentras no tiene nada que ver con los obscuros escenarios que quieres encontrar.

— ¿Entonces usted sabe la razón? —el príncipe Taehyung parecía tener toda la información que le fuera cuestionada en este momento.

— No lo que quieres saber —se inclinó hacia la mesa, y tomó lo que había en el pequeño vaso en el medio, haciéndo una pequeña mueca al tragar—, tengo entendido que sabes sobre lo de tu adopción cuando niña, ¿no? —asentí—. Bien. Judith, como institutriz, estaba a cargo de mi cuidado y educación, pero también debía asegurarme un futuro en cuanto ya no necesitara más de ella. Una de las cosas más importantes era conseguir una moza para mí —volvió a llenar el caballito sobre la mesa—, alguien a la par conmigo, que no tuviera ningún lazo afectivo con nadie más debido a las razones que ya te expliqué, y con la única que deberías tenerlo es con tu abuela, quién se pasó la mayor parte de tu vida dentro de este palacio, consiguiendo así no tener una relación demasiado fraternal contigo, es por eso que no estás rompiendo en llanto ahora —acercó la bebida hasta mí.

También lo noté. Debería no poder soportar el dolor de la verdad, sólo me siento... ¿perdida?

Mi destino estuvo planeado antes de que yo tuviera memoria, tan bien ejecutado que causa escalofríos.

Mi abuela me adoptó para entregarme en manos de alguien más.

— Antes de venir al palacio, ella me dijo que me había preparado para esto, pero nunca imaginé qué tan literal eran sus palabras —tomé el tragó frente a mí. Necesito despertar del adormecimiento sorpresivo de mis emociones— Prácticamente mi vida antes de esto se basó en no tener familia, porque después de esto seguirá del mismo modo. Crecí y creceré sin ser apreciada por nadie ni para apreciar a nadie —tenía que decirlo en voz alta. Mi mente no podía asimilar esas palabras, así que debía soltarlas al aire para poder sentir mi realidad.

— Oye —el príncipe Taehyung tomó el caballito frente a mí, y lo lleno una vez más—, no eres la única en esa situación —le miré. Su voz era envolvente, era... comprensiva— Mi madre murió, apenas y recuerdo su rostro. Mi padre me alejó de él, de mis hermanos. Viví solo en este gran palacio desde pequeño. No pude formar lazos fraternales con nadie, igual que tú. ¿No crees que ambos fuimos preparados para esto? —ahora que estaba diciéndolo era verdad, justo me doy cuenta cuan similar fue nuestra vida hasta hoy— No quiero quedarme así, no creo que tú tampoco lo merezcas. Haré que puedas construir tus propios lazos afectivos conmigo.

Huir no me servirá de nada. Llorar o caer en una terrible depresión tampoco servirá. Estoy sentada frente al príncipe Taehyung mientras me cuenta todo esto, y lo normal es sentir una emoción tan intensa que no pueda soportar, pero, no me siento así. ¿Debería estar agradecida de no tener familia a este punto? ¿Debería estar satisfecha con lo que tengo y podré tener en el palacio? ¿Pensar si mi propósito de vida hoy es provechoso sería una perdida de tiempo?

¿Debo pensar en todo eso?

— Creo que no puedo deshacer nada, no tengo algo que deshacer de cualquier modo.

— Está era la razón por la que no quería decirte —hizo una pequeña mueca con sus labios—. No tendríamos una conversación sobre lo que quieras que te haga y lo que quiero hacerte, sólo hablaríamos de lo solos que estamos y como es que terminamos aquí.

Reí. Cuando ya no te queda más que lamentar, puedes bien reírte de eso.

— A veces cuando me siento mal, pienso que hay alguien más allá afuera que está mucho peor, y que no debería quejarme.

— No creo que haya algo peor que no tener una familia —contestó, sonriendo, resignado—. Tengo a mi hermano justo bajo el mismo techo, bajo las mismas condiciones, pero no nos sentimos familia.

Y el príncipe Jimin se siente igual. No parecía importarle ni un poco la vida de su hermano al dejar libre a Claus Bross, pretendiendo así lastimar o matar al príncipe Taehyung.

— Respecto a él —rasqué mi mejilla, nerviosa—. Quedó lastimado del brazo, y tenía unas heridas en el rostro cuando lo ví por última vez —creo que es el momento de disculparse por eso—. Lamento mucho lo que hice, no volverá a suceder.

— Él intentó perjudicarme, y creo que le pareció buena idea que yo muriera, así que no me importa mucho.

— ¿Debería disculparme con él?

— No —tomó otro shot—. Y si acaso pregunta, dices que yo te lo prohibí. Aunque si puedes disculparte con la moza de Jimin.

— Ya lo hice —y aún así me sentía terriblemente mal—. Ella no se enojó conmigo, pero debería estarlo, fue mi culpa que acabara siento amenazada de esa manera.

— Ah, yo no hablaba de eso —llenó el caballito de nuevo—, hurgaste en cosas demasiado privadas, y eso no se hace —rió, posando el pequeño vaso sobre sus labios.

La caja llena de objetos peculiares volvió a mi mente como una imagen fotográfica.

— Le dije que lo encontré, y se avergonzó mucho —y ahora que sé la verdad, no tiene mucho sentido—, ¿porque se puso así? Ella suponía que yo ya lo sabía.

— Sí, pero no fue por eso que se avergonzó —dejo el caballito devuelta a la mesa—. Creo que le dió pena que descubrieras sus fetiches.

— ¿Qué no para ellos es algo normal?

— No para todos —ladeó un poco la cabeza—. Mi hermano es el que debe cumplirle a la chica lo que quiera tener, así que esa caja eran solo ideas suyas, no de él, y eso puede ser vergonzoso.

El recuerdo de mí dentro de un carrito de comida apareció, y otro recuerdo más, cuando ví salir a Yonhye después de un baño en la habitación del príncipe Jimin.

— Ahora entiendo otras cosas más.

— Bien, creo que entonces aclaramos varias cosas hoy —tomó el caballito y la botella grande. Se levantó y se dirigió al mini bar— ¿Tienes alguna otra pregunta?

Si me encuentro en esta situación, ¿habrá alguna manera de salir?

Me levanté y le seguí, deteniéndome cerca de la barra.

— ¿Y... sí quiero dejar de ser su moza?

El príncipe Taehyung me miró sobre el hombro, mientras depositaba todo en su lugar.

— Bueno, irías al calabozo —dejó de mirar hacia atrás y se enfocó en lo que hacía delante suyo—. Y con más razón si al menos intentaras escapar, me estarías abandonando —se giró para verme de frente del otro lado de la barra, y apoyó sus manos en los estantes detrás—. Es traición.

— ¿Entonces no hay ninguna forma de abandonar esto?

— Sí la hay, sería cuando yo mismo te otorgue tu libertad para que puedas ir a hacer tu vida como más te plazca —alzó las cejas—, pero no pienso hacerlo. Quiero que lo sepas desde ahora.

Eso no me consuela, pero tampoco me alarma.

Y es que, no tengo a dónde ir.

— Está bien, sólo me resignaré.

— Tendrás lo que quieras tener, y a veces sin siquiera preguntarmelo —se acercó a la barra, posando sus manos en ella—. Tú me sirves, y yo te recompenso.

— El dinero no es problema para usted, eso lo sé.

— Ya te dije que no sólo es sobre lo material. Si quieres hacerlo sólo tienes que pedirlo.

Si tan sólo pudiera controlar el sonrojo de mi rostro.

— Eso es demasiado humillante.

Soltó una risa — Ya verás, será sencillo cuando ya no puedas soportar la continencia.

— No lo creo —bufé—, puedo vivir con eso.

El príncipe Taehyung empezó a reírse. Esto no era divertido.

— Por lo que me haz dicho, sé que no haz estado con nadie antes, eso quiere decir que tienes un cuerpo intacto, muy activo, increíblemente sensible —sonrió, y me miró de arriba a abajo, lo que la barra entre nosotros le permitía ver—, así que sólo necesitas ser estimulada un poco para que después no pares de pedirme que te toque.

A pesar de que éstas se volverían conversaciones habituales no puedo quitarme la idea de que la sensación que provocan sus palabras en mí me desestabilizan.

— Y-ya a tratado de sobrepasarse conmigo, ¿que me garantiza que en serio esperará a que yo le pida eso, y no trate de obligarme antes? —si sólo podré estar con él, me aterra la idea de que en algún momento se canse y no quiera mi consentimiento.

— Agnes, ¿cuántas de las veces que intenté que me correspondieras me rechazaste? ¿Y cuántas de esas veces no me importó que no quisieras? —mi silencio respondió por mí— Entonces no puedes creer que en serio te obligaría a estar conmigo si no quieres. Si me dices "sólo quiero que me chupes los senos" eso es lo único que haré, no te tocaré más allá de donde no quieras.

Me cubrí el rostro. No creo poder acostumbrarme a hablar de esta manera con el príncipe.

Escuché su risita.

— Que la vergüenza que sientes no te haga creer que no estoy diciendo la verdad —escuché sus pasos rodeando la barra. Bajé mis manos y lo encontré junto a mí— ¿Quieres que te lo pruebe?

— ¡N-no, le creo!

Él en serio estaba muy divertido con esto.

— No con lo que dije, algo tan simple como un beso —sonrió—. Pídeme como quieres que te bese, y te demostraré que sólo me limitaré a eso.

No, no podía besarme con él. Aún así, en cuanto lo mencionó miré sus labios.

El príncipe Taehyung se inclinó, y se detuvo cerca de mi rostro.

Él estaba mirándome los labios también.

— ¿Vas a decirme que no tienes ganas de besarme? —musitó.

Su olor me impregnó. Ver sus detalladas facciones frente a mí me deslumbró. De pronto empecé a recordar las ocasiones en que el príncipe Taehyung me acorraló, como el en serio deseaba que cruzáramos esa línea imaginaria entre nosotros dos, y consumir el deseo que nacía dentro.

Apoyó su frente con la mía.

— Quiero besarte —dijo—, pídeme como quieres que te bese —su voz era suave, apenas audible—. Déjame demostrarte lo bien que trabajo con mi boca.

Mi respiración cambió. Recordé sus palabras...

"...no sería cuando yo quisiera, si no cuando tú lo quieras, pero no hay nada de malo en que te ayude a querer".

Estaba haciéndome querer.

— Pon las reglas —habló de nuevo, sin dejar de mirar mis labios.

Me alejé.

— No me morderá, no meterá su lengua, sólo será un minuto, y no podrá tocarme —sólo quería probarle que las reglas no servirán de nada. Él no sé detendrá, y se dará cuenta que decir "me limitaré a lo que pidas" no significa que se controlará—. Pondrá las manos sobre su espalda, y al terminar el minuto se detendrá.

Colocó ambas manos detrás suyo, y se abalanzó sobre mí.

— Eso será suficiente —y sin esperar más, puso sus labios sobre los míos.

Una sensación recorrió mi cuerpo, naciendo de mi estómago a todas partes. Sus labios empezaron a moverse. Eran fríos, y sabía a alcohol. En cualquier momento me hubiera desagradado, pero está sensación superaba todo lo demás.

Su respiración estaba en mi rostro, y besaba con fuerza. Sentía que me movía hacia atrás. Era delicioso. Mi respiración empezó a acelerarse, y el hormigueo en mi cuerpo se manifestó.

Empecé a besarlo con lo misma intensidad, y en el proceso sentía roces de su lengua. Aún estaba acatando las reglas. Parece que sabía que yo le reprocharía una equivocacion.

Me empujaba hacia atrás, haciendo que nuestros cuerpos chocaran, entonces me di cuenta que me empujaba para dejarme contra la barra.

Sentía como su pecho se movía debido a la respiración, seguía tratando de acortar el espacio que quedaba entre nuestros cuerpos, y entonces sentí como acomodó su pierna entre las mías. La sensación que causó hizo que intentará cerrarlas, y cuando lo hice, la presión entre ellas me enloqueció.

Era increíblemente delicioso.

Tomé su rostro, dejándome besar y empujar por su cuerpo. Era tan imponente, seductor y controlador. Quería que me tocara.

Empezamos a respirar en nuestras bocas. Llevé mis manos a su cuello, bajando por su pecho, tan fuerte.

Estaba queriendo más, pero entonces, se alejó, varios pasos hacia atrás.

Me dejó acelerada.

Sonrió — Casi un minuto —su respiración era igual a la mía—, y sólo eso bastó.

Ya no sentía vergüenza.

— Otra vez.

El príncipe Taehyung se veía orgulloso.

— Ya no quiero sólo besos, Agnes.






¡Hola!
Aquí está el capitulo número diecisiete.

Hay un buen número de lecturas, ¿pero qué pasa con los votos?

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Lo quiero mucho.

¡Deseo que el cap haya sido de su agrado!

Muchísimas gracias por el apoyo, sus comentarios y votos, ¡sigan haciéndolo!

Hasta la próxima.

👑

The Election of the Prince.

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