En el olvido.

بواسطة hypnotics

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Tras varios intentos de suicidio, River Smoak es internado en Moorfields, una antigua cárcel convertida en ho... المزيد

introducción.
Capítulo 1; Sid, Kash y Coral.
Capítulo 2; Jane doe.
Capítulo 3; Incógnitas y más incógnitas.
Capítulo 4; ¿Cita doble?
Capítulo 6; ¿Los borrachos son conscientes de sus actos o no?
Capítulo 7; Una ''cita'' desastrosa.
Capítulo 8; ¿Pillado?
» nota.
Capítulo 9; Familia.
Capítulo 10; Oh, ¿libertad?

Capítulo 5; No todas las sorpresas siempre son buenas.

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بواسطة hypnotics

Me senté correctamente sobre mi cama bajo la atenta mirada de Sid, que parecía sentir una mezcla de enfado y decepción.

-¿Es por la broma en el bar?.- Rodé los ojos y me puse en pie, acercándome a él mientras levantaba las manos en señal de tregua. Sid negó y se sentó en mi cama, mirándome mientras yo hacía lo mismo, cada vez más confundido.

-He visto las miradas con el camarero.- Respondió, mirándome con una de sus cejas alzadas mientras yo abría los ojos bastante sorprendido. Ladeé la cabeza intentando fingir indiferencia, caminando hacia atrás hasta quedar sentado en el escritorio.

-¿Q-qué miradas?.- Intenté restarle importancia soltando una pequeña carcajada, negando suavemente con la cabeza. Sid rodó los ojos y soltó unas cuantas carcajadas sarcásticas, fulminándome después con la mirada.

-¿Puedes parar de fingir por un momento?.- Gruñó, haciendo que un pequeño escalofrío recorriera mi cuerpo de extremo a extremo.

-¿Fingir el qué, Sid?.- Pregunté soltando una pequeña risa tonta que probablemente me delató.- ¿Estás colocado o algo..?.- Alcé una de mis cejas, cruzándome de brazos.

-No, ni si quiera he fumado en toda la tarde pensando en todo lo que he visto hoy, y tu comportamiento extraño estos días.- Respondió, poniéndose en pie con la mayor picardía jamás vista dibujada en su sonrisa.- ¿En serio vas a querer seguir engañándome?.- Dio un par de pasos mientras subía las mangas de su vieja chaqueta de color militar, arqueando una de sus cejas.

-No entiendo nada, Sid..- Respondí cada vez más nervioso, llegando a temer por mi vida. Conocía a Sid y si algo le gustaba de verdad, era pegar. Si se remangaba.. estaba listo. Me separé suavemente del escritorio y me intenté alejar un poco más de él, quedando casi atrapado contra la pared mientras el continuaba dando pequeños pasos hacia mi con su mirada firmemente puesta en mis ojos. Terminó por quedarse a pocos centímetros de mi, haciéndome quedar completamente acorralado -y muerto de miedo.-

-Venga, atrévete a seguir diciendo que no entiendes nada ahora.- Susurró mientras se acercaba a mi cara, quedándose a escasos milímetros de mis labios mientras ponía bruscamente sus manos en la pared sobre mis hombros. Podía sentir su aliento mentolado cada vez que su ronca voz sonaba, mirando hacia sus labios y después hacia sus ojos.- ¿No quieres besarme? Venga, como el otro día..- Susurró mientras se relamía los labios casi sobre los míos. Sus ojos se mantenían sobre los míos; los suyos desprendían diversión y los míos nerviosismo y confusión. Estaba siendo extremadamente sexy, me estaba poniendo tan cachondo con esa voz, esas palabras y esas pintas de malo, pero no porque yo le atrajera; lo hacía para colgarse una medalla al demostrarle que no estaba equivocado.

-Ugh, está bien.- Gruñí apoyando mi cabeza sobre la pared, llevándome las manos a esta mientras continuaba atrapado entre el chico y la pared. Sid soltó una gran carcajada victoriosa, quitando los brazos de la pared.

-Así que te gustan los chicos..- Respondió mientras se daba la vuelta y cogía el paquete de tabaco que se me había caído en la cama, probablemente al levantarme. -yo y mi manía de meterme las cosas en el bolsillo trasero.-

-Yo..- Suspiré, pero me interrumpió.

-No tiene nada de malo, ¿eh?.- Respondió mientras le miraba extrañado, elevando las cejas con sorpresa.- Era extraño que todavía no te hubieras tirado a Coral o a alguna. Alguna explicación tenía que haber y supongo que aquí está..- Añadió mientras se encendía un cigarro y me sentaba a su lado, mirando hacia él.

-Sid.. ¿cómo coño lo has sabido? O sea.. ¡No sé si me gustan los chicos!.- Exclamé confuso, agarrándome la cabeza con las manos mientras me dejaba caer hacia la cama restante.

-¿Has querido arrancarme la ropa y besarme?.- Preguntó con un tono picaresco pero curioso mientras se encendía un cigarro.

-¿Cuando?.- Pregunté mientras le miraba medio tumbado en la cama, volviendo después mi mirada al techo poco a poco.

-Ahora.- Susurré un pequeño ''hm'' pensativo con la mirada clavada en el techo y finalmente asentí.

-Sí.. O sea, esa voz.. No sé.- Sacudí la cabeza de lado a lado y suspiré.

-Entonces ahí lo tienes, River. Eres gay.- Objetó. Me decanté por no decir absolutamente nada y continué mirando hacia el techo, dejando mis manos sobre mi tripa a la vez que las acariciaba entre ellas.

-S-suena muy grande.. ¿no?.- Sentí como mi voz se rompía poco a poco.

-No es nada malo, joder.- Gruñó, tumbándose a mi lado, dándome una pequeña bofetada para que girara la cabeza y mirara hacia él.- Y quiero que vuelvas a ser el de antes, porque esta semana ha sido una de las más duras sin ti.- Respondió, dándole una pequeña calada al cigarro mientras me echaba todo el humo en la cara, sacándome un par de carcajadas.

-A ver si el gay vas a ser tú..- Respondí mientras alzaba mis cejas, revolviéndome en la cama hasta quedar boca abajo, mirando hacia él.- Pero ahora en serio.. ¿Cómo lo sabías?.- Sonreí con curiosidad mientras ladeaba la cabeza suavemente. Sid se encogió de hombros y volteó su mirada hacia el techo, dándole otra calada al cigarro.

-El beso, la ducha, el distanciamiento conmigo, las miradas con el camarero..- Respondió mientras se encogía de hombros.

-Espera..- Abrí los ojos lo máximo posible, bastante sorprendido.- ¿¡Lo notaste!?.- Sentí como me empezaba a ruborizar, dejando caer mi cabeza sobre la almohada mientras la hundía en esta, deseando que la tierra me tragara.

-River.. Yo también tengo polla, se cuando le gusta lo que ve y lo que no.- Respondió mientras continuaba riéndose, haciéndome reír a mi también.

-Joder.. Qué vergüenza..- Suspiré.

-Pero oye, no tiene nada de malo. Al menos sé que atraigo a todo el mundo..- Vaciló soltando pequeñas carcajadas; levanté mi cabeza alzando una de mis cejas con cara de seriedad y le di un pequeño golpe en el pecho, riéndome a carcajadas.

-No te emociones, gilipollas.- Respondí mientras me daba la vuelta, observando como se levantaba, tirando el cigarro por la ventana, mirándome desde allí.

Nos mantuvimos unos segundos en silencio, hasta que se acercó de nuevo hacia mi.

-¿Ya te sientes mejor?.- Preguntó, dedicándome una pequeña y sincera sonrisa. Asentí con la cabeza suavemente y sonreí.

-Gracias.- Susurré, apoyándome contra la pared mientras le observaba caminar hacia la puerta. Sid me dedicó una pequeña sonrisa llena de complicidad y se largó, cerrando la puerta a su paso.

Sonreí agradecido y me puse en pie, caminando hacia el armario para ponerme algo cómodo y echarme a descansar un buen rato. 

Mientras me cambiaba comencé a pensar en lo observador que llegaba a ser muchas veces Sid; observaba todo con atención y lo examinaba en su cabecita loca sin que nadie se diera cuenta. Todos le tomábamos como el típico macarra que no tiene sentimientos, que es y será un don nadie para toda su vida.. Pero poco a poco, veo que todos nos estamos equivocando y Sid es más listo de lo que cualquiera cree, además de que tiene un corazón de oro.

También pensé en lo que había avanzado respecto a las dudas; casi todas habían desaparecido. ''Contárselo'' a alguien fue como soltar toda la mierda de golpe y sobre todo, contándoselo a quien más miedo tenía de hacerlo. Siempre pensé que él no me aceptaría en caso de que lo fuera, pero se ve que es el que más me apoyará. Mi amistad con Sid era algo más grande y fuerte que con los demás, pero eso no significa que la opinión del resto del grupo no me importe.

¿Y si no se lo toman demasiado bien? 

Día siguiente. 

8.00 AM

Sería un gran mentiroso si dijera que no me había quedado hasta bastante tarde en vela, fumando y disfrutando un poco de la noche como tanto me gustaba hacer. Me sentí con la necesidad de sentir a Ben conmigo y bueno, pedirle un pequeño consejo. 

Finalmente opté por no contarle todavía nada a ninguno, dejar que ya lo descubrieran con el tiempo. Aunque era una decisión algo arriesgada, prefería arriesgarme a que dejaran de tratarme como siempre porque es algo que me dolería bastante. Me había levantado con el primer aviso de los enfermeros; me duché y vestí antes que cualquiera, por lo que me tocó esperar un buen rato a que Sid se duchara, ya que siempre era de los últimos. 

Sin que nadie se diera cuenta y aprovechando que todos estaban en sus respectivos vestuarios -chicos con chicos, chicas con chicas- salí de mi habitación y me adentré en la de Sid para esperarle y poder hablar cuanto antes con él sobre mi decisión. Nada más entrar, observé como tenía la habitación hecha un desastre: todo tirado por el suelo, la cama deshecha, los papeles todos tirados por el escritorio.. Suspiré e hice su cama con delicadeza, amontoné la ropa que creí que era sucia en un lado de la habitación y la que era limpia la doblé y coloqué sobre el escritorio tras ordenarle los papeles, sin prestar mucha atención si quiera a lo que tenían escrito. Cuando quise darme cuenta, una pequeña carcajada se escuchó a mis espaldas.

-Vaya, ¿eres mi chacha ahora?.- Preguntó Sid mientras se adentraba en su habitación, cerrando la puerta a su espalda.

-Lo siento, es que vine y lo vi todo tan desordenado..- Respondí mientras sonreía nervioso, metiendo las manos en los bolsillos de atrás del pantalón.

-No pasa nada, te lo agradezco.- Respondió caminando hacia el armario mientras dejaba un pequeño rastro de gotitas de agua por el suelo.- ¿Qué te trae por aquí? ¿Te apetecía verme desnudo otra vez?.- Giró su mirada hacia mi mientras alzaba ambas cejas con diversión, arrancándome una carcajada mientras negaba con la cabeza, sentándome sobre su cama.

-No..- Respondí, siendo rápidamente interrumpido por él.

-Pues es una pena, porque me olvidé los calzoncillos aquí, así que aguanta el calentón.- Bromeó mientras me guiñaba un ojo, soltando una carcajada. Rodé los ojos y sonreí, negando con la cabeza mientras observaba como en efecto, se había olvidado los calzoncillos aquí. Dejó caer la toalla de su cintura, quedando completamente desnudo a pocos metros de mi. No podría decir que está mal de cuerpo porque sería una gran gilipollez.

-A ver.. Quería hablar contigo porque me he pasado la noche pensando en lo de ayer..- Acompañé mis palabras con un pequeño encogimiento de hombros, observando como un Sid preocupado me miraba a la vez que se ponía los bóxers.

-¿Otra vez rayado?.- Preguntó deteniendo todo lo que estaba haciendo para centrar su atención en mi.

-No, no.. O bueno sí.- Sacudí la cabeza.- He estado pensando y no quiero que nadie se entere de lo que soy hasta un poco más adelante, cuando me sienta más preparado..- Respondí, mirándole con una pequeña sonrisa llena de confusión. Sid suspiró y caminó hasta la cama, sentándose a su lado mientras daba un pequeño manotazo en mi pierna y dejaba sobre esta su mano.

-¿Por qué? Ellos te van a aceptar seas como seas..- Respondió, dándome un pequeño apretón en la rodilla mientras yo evitaba estallar en carcajadas. Era uno de mis puntos débiles y ahí siempre me daban cosquillas, no sé por qué.

-Ya.. Pero tengo miedo de que cambien su manera de verme.. Rayadas mías.- Le miré mientras sonreía por el apretón en la rodilla y el también lo hizo, asintiendo con la cabeza. No me resultaba para nada fácil verme ''salir del armario.'' 

-Está bien, será nuestro secreto.- Respondió mientras se ponía en pie, volviendo hacia el armario. Recogió la toalla del suelo y la dejó sobre la silla del escritorio; me puse en pie observando lo que hacía y caminé hasta la puerta.

-Muchas gracias Sid, eres el mejor.- Sonreí y abrí la puerta, mirando hacia ambos lados antes de salir. Si algún enfermero me veía salir de allí se pensaría de todo menos lo correcto, ya lo he comprobado un par de veces.

-Eh, espera.- Exclamó antes de que pudiera salir del todo de la habitación, por lo que me giré hacia él.- Ashton ha dicho que ha escuchado que esta mañana terminan de llenar la piscina del polideportivo y a Kash se le ha antojado ir, así que en esta noche vamos a reunirnos todos allí. ¿Te parece?.- Alzó una de sus cejas mientras yo asentía con la cabeza, haciéndole un gesto hacia las demás habitaciones.

-Avisaré a Joanna y Coral.- Cerré la puerta y caminé hacia mi habitación, lo antes posible de que vinieran a llamarnos para ir a clases.

11.15 AM

-Y bien River, ¿cómo está tu estado de ánimo últimamente? ¿Notas alguna mejoría?.- Preguntó la señora Donnovan, mi nueva psicóloga asignada por el centro. Supongo que la directora se dio cuenta de que el otro hacía una mierda y decidió sustituirlo, lo que veo conveniente y mejor.

-Bueno, a ratos.- Me encogí suavemente de hombros, acomodándome en la silla del despacho de psicología en el que llevaba metido cosa de una hora hablando y recordando toda la mierda que tenía en la cabeza. La doctora me caía bien, pero me había hecho llorar y eso no me estaba ayudando. ¿Por qué no lo veía?.- Ahora mismo no mucho..- Suspiré mientras soltaba una pequeña carcajada. Ella sonrió y me extendió un pañuelo que acepté, limpiándome con este las lágrimas que quedaban en mis ojos.

Lisa, como así se llamaba, era una mujer de unos -muy bien llevados- cincuenta y tantos años; pelo castaño claro con un estilo corto, labios con botox pero sin ser extremadamente feos y unos bonitos ojos color oliva claro que destacaban más que la gargantilla de diamantes que llevaba. Parecía una mujer adinerada, ¿por qué trabajar en un lugar como este pudiendo no hacer nada? Pobre, no sabía la que le esperaba.

-Lo siento, pero creo que te vendría bien por lo que he visto apuntado en tu ficha. No te abrías y conmigo has conseguido abrirte hasta el punto de que has sido capaz de llorar frente a mi sin insultarme ni descargar tu rabia en mi contra.- Informó mientras jugueteaba con una pluma entre sus dedos.- Eso es un gran avance, River.- Añadió, dedicándome una pequeña sonrisa mientras asentía con la cabeza. Justo en ese instante, alguien llamó a la puerta.

-¿Se puede?.- Se escuchó al otro lado. Rápidamente la reconocí, cosa que me hizo fruncir el ceño.

-Claro, adelante.- Respondió la doctora mientras miraba hacia la puerta, donde rápidamente llevé mi mirada, encontrándome a un Rick feliz y algo nervioso.

-Siento interrumpir, pero como es la hora del descanso pensé que ya habría acabado con él.- Respondió poniéndose serio poco a poco, pero sin perder esa pequeña simpatía y amabilidad que desprendía a veces.

-Oh, no te preocupes. Ya le iba a dejar libre. ¿Ocurre algo?.- Preguntó con curiosidad, mirando hacia el chico.

-No, no. Simplemente le ha llegado un correo y quería llevarle a buscarlo, nada más.- Respondió Rick, dejándome completamente extrañado.

¿Un correo? ¿A mi?

Volví mi mirada hacia la señora y esta me hizo un gesto con la cabeza para que me levantara.

-Un placer River, nos vemos en un par de días. ¿Te parece bien?.- Preguntó mientras extendía su mano hacia mi. Asentí con la cabeza y la tomé, agitándola suavemente un par de cortas veces como despedida, dedicándole una sonrisa.

-Lo mismo digo. Hasta pronto.- Le dediqué una pequeña sonrisa y guardé el pañuelo en mi bolsillo, caminando hacia Rick mientras volvía a mirarle confundido, ya que una enorme sonrisa se había vuelto a formar en sus labios. Una vez salimos del despacho le miré extrañado, siguiéndole hacia donde nos solían dar los correos; en la sala de visitas- ¿Me vas a decir que pasa?.- Me detuve en seco mientras ladeaba la cabeza, soltando una pequeña carcajada. No sé por qué me hacía tanta gracia verle tan sonriente; era algo nuevo para mi.

-¡Tienes un correo!.- Exclamó algo entusiasmado, haciéndome mirarle más extrañado.

-¿Y..? Probablemente sea de mis padres..- Rodé los ojos con indiferencia y continué caminando, siendo rápidamente alcanzado por él.

-¡No! Es de otra persona.- Respondió mientras sacaba las llaves de los despachos, dirigiéndose extrañamente hacia los despachos. Le miré completamente extrañado y me detuve.

-¿A donde vas?.- Pregunté sin entender nada de lo que estaba pasando.

-Está en la sala de los enfermeros. Te la trajo esa misma persona y gracias a Dios que la cogí yo.- Respondió mientras sonreía, subiendo las escaleras que llevaban a la zona de los despachos tras abrir la puerta de acceso a las escaleras con su llave. Rodé los ojos y le seguí cuidadosamente, mirando hacia todos los lados. Pocos minutos después llegamos a la sala de los enfermeros; era un cuartucho con vistas al patio, un par de plantas, unas cuantas taquillas, un baño, una librería y una mesa con ordenadores.- Aquí está.- Me hizo un gesto hacia la mesa, donde me encontré con un par de rosas atadas con un lazo de color negro que traía colgando una nota. Miré hacia Rick, confundido.

-¿Eso es para mi?.- Pregunté mientras acercaba una de mis manos a las rosas, sin saber muy bien si cogerlas o no. Tenían que haberse equivocado, ¿quién me mandaría rosas a mi? No tengo a casi nadie fuera de aquí.. Rick asintió con la cabeza y yo agarré las rosas, leyendo la nota que traían.

'' Hola.

Te vi el otro día en el bar y eres increíblemente guapo, además, se que te gustaron las flores.

Fui demasiado vergonzoso como para preguntarte tu nombre o cualquier cosa lejos de lo básico que me permite mi trabajo..

Me encantaría verte por aquí de nuevo. :)

-Sly''

Sorprendido, releí la nota un par de veces intentando salir del asombro. Me giré hacia Rick y fruncí el ceño, ladeando la cabeza mientras alzaba suavemente la nota, ya que las rosas las había dejado sobre la mesa.

-¿Quien es Sly?.- Pregunté mientras volvía a mirar hacia las flores, que me resultaban bastante familiares. Como si ya las hubiera visto en otro lugar. Rick me miró con una de sus cejas alzadas, dedicándome una sonrisa bastante picarona.

-El camarero del bar al que fuisteis el otro día. ¿No te acuerdas?.- Preguntó mientras me arrebataba la nota de las manos y la leía, soltando un fuerte ''owww'' después.

-Ah.. pues.. o sea, sí.. pero..- Me volví hacia las rosas y las agarré, sintiendo y dejándome invadir por su dulce aroma que tanto me gustaba. Cerré los ojos intentando recordar aquel día pero era incapaz de ponerle un rostro fijo al chico, en mi mente a penas veía más arriba de su cuello. Solo recuerdo la manera en la que acaricié las flores y lo bonitas que pensé que eran -y son- ; Recuerdo que me habló, pero soy incapaz de recordar su tono de voz.. Nada, nada de nada..

-¡Mierda! Es cierto..- Exclamó Rick completamente desilusionado, haciéndome pegar un pequeño salto debido al susto que me había pegado. Observé como negaba con la cabeza mirándome, dejando la nota sobre la mesa.- No recordaba que tú no.. eso, ya sabes.- Respondió, encogiéndose de hombros.

-Que yo... ¿Qué?.- Ladeé la cabeza cayendo en una estúpida confusión.

-A que tu no.. por tu enfermedad.. no te acuerdas del rostro de la gente a no ser que sean muy habituales en tu vida..- Añadió, dándome una pequeña palmada en el hombro.

-Ahhhh...- Suspiré aliviado, soltando una pequeña carcajada. Por un momento había pensado que se refería a que no me iban los chicos y la hubiera cagado en caso de habérselo confesado.

-Y bueno, tú estarás interesado en las chicas.. Tonto fui al decirle donde estabas cuando volví allí.- Rick hizo un gesto de decepción que me hizo querer decírselo todo, pero a la misma vez no. Vale, quizás Rick era duro a veces conmigo -es su trabajo- pero cuando uno piensa que está haciendo algo bien y después siente que ha fracasado, se siente muy mal con uno mismo y eso no se lo desearía ni al peor de mis enemigos.

-No.. Rick.. Es un gran halago para mi recibir esto, se ve que el chico se quedó con ganas de hablar conmigo.- Suspiré mientras me encogía de hombros, apoyándome en la mesa con las rosas suavemente agarradas en mis manos. Rick me miró confundido y yo sonreí, escondiendo una dulce sonrisa tras las rosas.- ¿Me dejarías un vaso o un jarrón para ponerlas en mi habitación? Son preciosas.- Añadí mientras la sonrisa feliz que había estado presente durante todo el rato en el chico volvió a aparecer.

-¡Claro! Faltaría más.- Exclamó mientras salía de la sala, dejándome allí solo. Me revolví hacia la mesa y agarré la nota, leyéndola de nuevo. Tenía una letra bastante bonita, y su nombre era extraño pero bonito. Sabía que estaba en el psiquiátrico y sin embargo, se había aventurado a mandarme una pequeña nota, pidiendo casi volver a verme. Eso decía mucho de una persona, y la verdad es que me hacía sentir útil y contento.

Quien sabe, quizás merece la pena volver por aquel bar y conocer un poco más al chico.. ¿no?

10.45 PM


Desde la cama observé las dos rosas que Sly -supuse que si no se llamaba así, sería su apodo o algo por el estilo- me había enviado y sonreí. Me había tirado todo el día pensando en las palabras de la nota además de en otras muchas cosas; aún intentaba asimilar mi nueva condición, aunque pareciera todo lo contrario. Lo aceptaba, pero era extraño. He pasado de no sentir a penas nada por las personas -amorosamente hablando- a sonreír y sentir cosquillas en el estómago por las palabras de un chico. Era todo demasiado rápido, o al menos para mi.

Mi habitación no era para nada algo bonito o alegre; era todo lo contrario. Pero esas flores le daban un pequeño toque de alegría y color que no le venía nada mal. Me puse en pie y decidí colocarlas a un extremo del escritorio y no en el centro como ya estaban. 

-Qué bonitas.- Una dulce voz se escuchó a mis espaldas, haciendo que me volteara con una pequeña sonrisa al saber de quien se trataba.

-¿Verdad? Me gustan mucho.- Sonreí mientras me acercaba a Coral y le daba un pequeño abrazo.- ¿Como estás? Llevaba casi todo el día sin verte..- Susurré mientras continuaba mi abrazo y lentamente me separaba. Coral se encogió de hombros y sonrío con dulzura.

-Me encontraba mal y decidí quedarme en la habitación, me dijeron que me habías venido a llamar cuando estaba con Simone, así que decidí pasarme por aquí antes de dormir..- Coral se sentó en mi cama mirándome con una pequeña sonrisa, aunque se le veía algo decaída.

-Eh.. Hmm.. ¡ah, sí!.- Exclamé mientras me acercaba a ella y me sentaba a su lado.- Te fui a buscar porque los chicos me han dicho que han llenado la piscina y van a colarse para darse un chapuzón, pero si estás mala..- Me encogí de hombros y le di una pequeña caricia en la cabeza, mirándole.

-Me encanta la piscina.- Respondió mientras giraba su cabeza hacia mi, haciendo una pequeña mueca de disgusto.- Pero no me gusta mi cuerpo en bikini..- Susurró y agachó su cabeza, jugando con las puntas de su pelo. Solté un pequeño suspiro y la abracé contra mi, acariciándole todavía la cabeza.

-A mi te aseguro que me encantaría verte en bikini. Y a Joanna, y a todos. Sabes que nos encantas por dentro y por fuera..- Le di un pequeño beso en la cabeza, separándola suavemente de mi.- Además.. Yo tampoco estoy bien y tenía pensado darme un baño. Se que Sid y los demás no me van a juzgar, además, ya me han visto en las duchas..- Respondí a la vez que me encogía de hombros.- Y entero.- Hice un pequeño gesto dramático y Coral estalló en carcajadas, contagiándomelas poco a poco a mi.

-A mi las chicas también, pero los chicos.. Me da miedo que me digan cosas y me afecten.- Se encogió de hombros e hizo un pequeño puchero.

-Que no, y si lo hacen, les mataré.- Le guiñé un ojo con complicidad y me puse en pie, extendiendo una de mis manos hacia ella.- Venga vamos, nos lo pasaremos bien.- Sonreí con ansia, esperando haberla convencido -a pesar de que a penas había dado muchos argumentos.-

-Está bien..- Rodó los ojos con cierta y fingida pesadez mientras se ponía en pie, agarrándose a mi mano para hacerlo.- Pero no tengo bikini, ¿la ropa interior sirve?.- Preguntó con preocupación, girándose hacia mi con el ceño fruncido.

-¿Que te crees que usaré yo como bañador?.- Respondí entre leves carcajadas, abriendo la puerta tras apagar la luz con cuidado para que nadie la escuchara.

{..}

Tras un buen rato en el agua, decidí salir para tomar un poco de tiempo pensando en mis cosas aprovechando lo relajado que me había dejado el meterme a la piscina y nadar un poco. Estaba a la temperatura perfecta y sin más; le daba la vida a cualquiera. Sid se había llevado unas cervezas y porros, así que nos montamos una mini fiesta y bueno, quizás mi relajación no se debía solo al chapuzón. Me subí al bordillo de la piscina y me senté con las piernas metidas hasta las rodillas, justo en el extremo contrario al que estaban los demás haciendo el tonto. 

Sid se percató de que me distancié y segundos después se acercó nadando hasta a mi, agarrándome por los tobillos para sacarme de mis pensamientos. Le dediqué una pequeña mirada de susto y solté un par de carcajadas, contagiándoselas. Se subió al borde de la piscina a mi lado y me dio una pequeña y suave palmada en la espalda, sonriendo.

-¿Ocurre algo?.- Preguntó mientras le miraba acomodarse a mi lado.

-No.. Solo estaba pensando.- Me encogí de hombros y de nuevo le sonreí, volviendo mi mirada después al agua.

-¿En qué piensas?.- Susurró, levantándose y yendo hacia la ropa, que estaba detrás nuestra. Curioso como habíamos ido a acabar todos a la otra punta de la piscina.

-Sly.- Sonreí de lado agachando la cabeza mientras mordía mi labio inferior. Sid emitió un pequeño sonido de sorpresa; me giré hacia él y observé con una pequeña y sincera sonrisa su cara de confusión.- El camarero, ¿recuerdas..?.- Ladeé la cabeza y volví a mirar hacia el agua, moviendo mis pies bajo esta.

-¿Lo recuerdas?.- Su voz desbordaba asombro. Negué con la cabeza y suspiré.

-No.. Pero me mandó unas flores y una nota que decía que quería volver a verme.- Suspiré. Sid se acercó un poco más a mi y susurró.

-¿Sabe que estás aquí?.- Preguntó suavizando y silenciando un poco su voz, luchando por no pegar un salto de la emoción. Solté una pequeña carcajada al ver como estaba y le miré, asintiendo con la cabeza.

-Eso es lo que me extraña.. Sabe que estoy aquí y no le ha importado querer volver a verme.- Me encogí de hombros y volví un poco más serio mi rostro, pensando en las posibles razones por las que hubiera querido hacer eso.

-Eso es muy bueno, sabe que estás chalado y quiere volver a verte.- Respondió con picardia mientras volvía a meterse el porro en la boca para encenderlo.- O puede que también solo quiera sexo.- Añadió, carcajeando suavemente.- Eres muy guapo, a cualquiera le gustaría tener algo contigo.- Continuó haciéndome reír. Negué con la cabeza y volví mi mirada hacia él, percatándome en ese momento de como por las ventanas del polideportivo -a pesar de que estaban casi pegadas al techo, reflejaban cualquier luz que se emitiera en el patio y les diera de frente- se veían unas luces parpadeantes de dos colores, como si fueran de una ambulancia o algo peor; la policía.

-Sid.. ¿qué es eso?.- Pregunté perplejo, temiéndome lo peor. 

¿Y si era la policía y venía por cualquier cosa de la maría y demás drogas blandas que tenemos? Se nos iba a caer el pelo..

-¿El sexo? Pues cuando folláis, joder..- Respondió rodando los ojos, dándole una pequeña calada al porro que se había encendido.

-¡No! ¡Eso!.- Exclamé mientras me levantaba corriendo de la piscina, señalando hacia las ventanas, llamando la atención de todos los demás.

Se escuchó un enorme suspiro en el momento que todos se dieron cuenta de lo que yo.  No habíamos escuchado nada -o quizás sí y entre risas, alcohol, porros y demás ni le dimos importancia- ; pero entonces recordé que muchas veces las ambulancias no ponen la sirena sonora cuando es demasiado tarde y tienen una emergencia. Para no molestar a la gente, supongo. 

Estaba empezando a ponerme nervioso. ¿Y si era la policía y no una ambulancia? ¿Y si acabábamos todos en la cárcel? No, no y no.

Suspiré y todos nos miramos completamente asustados.

Algo malo estaba pasando ahí fuera, pero.. ¿como salir de allí cuando sin meternos en problemas?

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